La reconocida profesora de danza Teresita Sesmero, hace más de cinco décadas realiza en forma ininterrumpida el Festival Anual Solidario a beneficio de distintas asociaciones o instituciones sociales misionera más vulnerables.
Este año atravesado por la pandemia, como ocurre en el mundo entero, será la primera vez en la historia que no podrá realizar la gala anual. Pero eso no impidió que la sensibilidad, el amor y su alma solidaria sigan pensando en aportar un granito de arena al que menos tiene.
Así que, acompañada por padres y alumnos juntaron alimentos no perecederos para entregar al comedor “Ellos no tienen la culpa” que funciona desde hace años en la Chacra 159 de Posadas.
La profesora, bailarina y coreógrafa Teresita Sesmero contó a PRIMERA EDICIÓN que este año se pensó mucho como se podía ayudar.
“Así que ni bien se aprobó el protocolo para comenzar las clases lo hicimos rapidísimo. Ahí nos pusimos a pensar en la parte solidaria, es la parte que les enseño a los chicos, a ser fraternos no sólo con ciertas personas, sino con todos. Me ocupo mucho de la parte educativa, no sólo del cuerpo, sino también de su alma, de todo su ser”.
“Entonces, decidimos hacer una clase modelo, donde el alumno invitó a un integrante de la familia, al papá, a la mamá o la abuela. Quienes vinieron a la academia a presenciar una clase y ver todo lo aprendido, y ahí aportaron un alimento no perecedero. Estoy muy feliz, porque los padres son maravillosos, como me vienen acompañando hace 51 años”, expresó Sesmero.
Adaptarse a nuevos tiempos
Con respecto a cómo desarrolló sus actividades durante el período de cuarentena la profesora confió que dio clases por Zoom, “realmente fue difícil tenerlas motivadas. Considero que las clases por Zoom, podría funcionar para gente que está muy avanzada, pero para la personita que se está formando y educando, no hay nada como el contacto visual, el sonido, las aromas” -dijo.
Y remarcó- “es muy importante tener el contacto con los alumnos: visual, de sus cuerpito, hasta tenes que tener en cuenta la temperatura de sus cuerpos”.
“También apliqué la parte de coach en todas mis actividades, ya que a través de la palabra podés hacer un montón de cosas: acariciar a una persona, no hace falta tal vez el contacto físico. Es poder estar cerca, comunicarse, mirar y que otra persona te mire, es súper importante, y mucho más en la danza, llevarla a través de imaginación, como la mente se cree lo que nosotros le decimos. Llevarla por medio de una danza a un bosque encantado con hadas buenas”.
“Eso ocupamos mucho con las bebes y las más pequeñas en la escuela, toda esa información el cerebro va asimilando y eso cambia la química en tu cuerpo. Lo mismo ocurre con las chicas más grandes adolescente se trabaja toda esa parte”, explicó.
Luego contó que a mitad de año llevaron adelante dos clases magistrales con dos destacadas maestras de clásico y de español, “cada una idónea en lo suyo, eso fue una experiencia muy linda. Fue un año que tratamos de llevar la creatividad al máximo y cuidando para que no se quiebre la salud, y seguir la educación de los chicos. Así que fuimos por el mejor camino posible, creo que se logró. Así que estoy contenta”.
Sobre el cierre del ciclo dijo “lo vamos hacer por Zoom, se reciben dos alumnas de clásico y dos de español. Ellas deben preparan todo como para una gala. Que luego serán evaluadas por los maestros de Buenos Aires, será con pantallas grandes, todo preparado para que sea un examen dentro de lo más normal posible”.
50
años realizó el Festival Solidario, y durante estos años colaboro con cientos de Instituciones de la capital.
Brindis por todos
“Este año cuando levantemos las copas será nuestro pedido para que las próximas Navidades todas nos podamos volver a encontrar, mirar a los ojos y volver a abrazarnos”.