Luis Oscar Mandagarán (51) nació en el seno de una familia de artistas por lo que sería difícil que torciera el rumbo. Inquieto desde pequeño, encontró en la danza su equilibrio y con el tango se proyectó a impensados escenarios mundiales. Poco después, con su compañera de vida y de ruta, Georgina Vargas (41), dieron un giro al ritmo del 2×4.
Para esta pareja de fama y prestigio, el tango “tiene esa capacidad de transformarte como persona, de hacerte crecer interiormente, de llevarte a otro punto a partir de donde estas. Es mucho más que un baile”.
“Nací en una casa de artistas: a mi abuela le gustaba cantar y tocaba el acordeón al igual que mi abuelo, mi papá tocaba la guitarra, mi mamá se dedicó a pleno a la enseñanza, por lo que mamé la parte artística y la docencia desde la panza”, manifestó Mandagarán, al intentar justificar su éxito.
Contó que durante su niñez era usual que en su hogar hicieran grandes fiestas, y que si bien en Posadas eran pocos, la familia se agrandaba con la llegada de los parientes del interior. La visita implicaba música y baile, que “en casa era como cotidiano. Veía bailar a todos y quería hacerlo, pero mientras era el DJ porque me encantaba darle rosca a la manivela de una fonola que tenía mi papá, donde se pasaban discos de pasta. Con eso me divertía, y ver como todos bailaban, me ponía feliz”, rememoró.
Se reconoció como “un niño travieso” al que le gustaba estudiar, ir jugar al fútbol en una cancha del barrio Villa Blosset y después de bañarse en la canilla pública, asistir a clases en la Escuela Municipal de Danzas. Así empezó su carrera. “Me gustaba entrenar, me apasionaba, no era un niño que aprendía la clase y se volvía a casa sino que terminaba de bailar antes de acostarme. Me gustaba el folclore, del tango no estaba tan empapado, en épocas en que Michael Jackson de moda”.
Un día su padre, Víctor Oscar “Cacho” Mandagarán compró un televisor y su hijo mayor se deslumbró con “Grandes valores del tango” -con la conducción de Silvio Soldán-. “Dije: esto es lo mío. Me puso loco. Era un nene que, en lugar de estar jugando el Atari, me apasionaba con la televisión. Enseguida cayó en mis manos la película ´Fama´, y pensé: Hollywood, Broadway, allá voy. Tenía en mi cabeza ese sueño, y en Posadas no podía realizarlo”, comentó.
Fue creciendo, se recibió, y fue Subcampeón Argentino de Malambo, el único que tiene Misiones. Tras ganar el campeonato en Laborde (Córdoba), el hermano de Mariel y Raúl despegó de Posadas a los 18 años. Es que el joven sentía “como que había una señal. Era como decir, esto tiene algo mas grande por delante. Me dio la sensación que lo que hacía llegaba a la gente. Quería nutrirme de mas cosas, tenía esa ambición de aprender”. Y un día se le ocurrió viajar a Buenos Aires.
Cuando llegó a la gran urbe, lo primero que hizo fue visitar “al mejor de todos”. Se refería a Santiago “El chúcaro” Ayala y Norma Viola. Un mediodía entró a la casa de los artistas y, apenas traspuso el umbral, “El chúcaro” le tomó al posadeño una prueba casera. “El maestro me dijo: zapateá, hace un malambo, porque le había hablado de Laborde. Al verme, exclamó: ´¡pero tenes unas condiciones bárbaras!. ¿Porqué no viniste a audicionar para el Ballet Nacional? En estos momentos estarías adentro!. Contesté; nunca es tarde, estoy acá para aprender”. Al día siguiente sugirió que fuera hasta el Ballet, que ya estaba conformado, y a la semana siguiente pertenecía al Ballet Folclórico Nacional, sin haber tenido una audición previa como otros miles de bailarines. Así que no sé si fue mérito, logro, pero es algo que lo tengo guardado como un tesoro”.
A partir de ese momento su carrera se convirtió “en algo muy grande, que todavía sigue, porque con Geogina todo el tiempo estamos creciendo, incorporando cosas, implementando, logrando ´primerear´ con ideas que actualmente son moneda corriente”.
Entre otras cosas, fueron precursores, en 2008, en el canal de Youtube, y crearon la primera escuela de tango online. En ese momento circulaban videos de parejas bailando “pero no una escuela de tango online que hoy es una necesidad, es imprescindible. Dimos clases por Skype, que fue la primera aplicación mediante la que nos podíamos ver con otra persona, en 2011. Hoy esta es nuestra forma de trabajar y de vida, pero ya lo habíamos hecho con bastante antelación. Pensamos que el camino o una iluminación llegó en algún momento previo a todo”, reflexionaron estos formadores de campeones mundiales de tango.
…Y llegó el flechazo
Oscar y Gerorgina se conocieron en 1999. La primera vez que se vieron fue cuando el bailarín viajó a Roma con “Forever Tango”, y ella dirigía una academia en la capital italiana. Las miradas se cruzaron pero cada uno siguió su camino, con su vida, sus proyectos. Con el paso del tiempo, ambos se separaron de sus parejas y se reencontraron en una milonga, en Buenos Aires. De eso, pasaron quince años, en los que volvieron a recorrer el mundo, pero juntos. Uruguaya, nacida en Montevideo, Vargas proviene de la danza clásica. En su adolescencia pasó por el flamenco pero la atrapó el tango. Todo fue gracias a un papelito que encontró tirado en el piso, que la invitaba a una clase. Ese fue el inicio. Y enseguida se suscitó una cadena de cosas. Al ser bailarina, las cosas le resultaron más fáciles y al año y medio ya estaba enseñando y los 18 años empezó a recorrer el mundo con el tango. A los 20 tuvo la oportunidad de cantar. Su primer show en vivo fue en un teatro en Berlín, Alemania. “Fue una cosa tras otra. Necesitaba animarme a tomar lo que me gustaba hacer. Soy de cultivar las pasiones y creo que lo mas importante es tener una pasión para levantarse todos los días, tener un sueño que te mueva. Cuando tenía seis años le dije a papá (Enzo Ciccarino un médico residente en España): ´haceme una tarjeta que diga “Georgina, bailarina y cantante”, todavía la conservo como recuerdo. Así fue, y eso hice”, confió. Su mamá, Graciela Sabarros, también se dedica a la medicina y reside en Italia.
Cambió la forma de ver
A los cinco meses Nicolás bailó su primer tango. Durante el set de filmación de los DVD, a Georgina se le ocurrió que “tenía ganas de bailar un tango con mi hijo, envuelto, como se aprecia en el video”. Y enseguida los filmaron. Cuando empezaron a difundir ese material se dieron cuenta que, sin querer, “habíamos cambiado la idea y la forma de observar al tango. Ya no era solamente un baile de pareja sino también un baile que reflejaba a la familia, al amor”. Y a raíz de ello, escribió: “Porqué se baila el tango”, que refleja el amor que puede haber entre padre e hijo, hijo y madre, entre abuelo y nieto. “No es pareja como pareja sino la conexión de dos personas. En este caso era de tres. Pero ahí le cambió totalmente la perspectiva al tango. Amplió muchísimo la visión y llegó al corazón de muchísima gente”, explicó la mujer que, además de escribir letras de tangos, es modista, diseñadora de modas y de ropas de tango, apasionada de la astrología, y educadora de Nicolás, con home School. Comentaron que lo primero que hacían los bailarines profesionales hasta ese momento era separar a los hijos, para poder bailar tango o alguna otra danza. A partir de este caso “es como que abrieron los ojos y a partir de `mi primer tango`, relajó la parte humana de la mayoría de ellos. Se animaron mucho más. En el trabajo se produjo un cambio enorme. Es que hubo una camada enorme de bailarines que se quedó sin hijos porque en los ambientes laborales no permitían llevarlos. Eso se rompió. Ahora hay una explosión de niños entre los bailarines de tango”, celebró.
Todos hacen lo mismo que hizo la pareja, que fue compartir todo con Nicolás. “Él venía a nuestros workshop, se quedaba sentadito con sus juguetes, pinturas, en el sector de juegos. Cuando íbamos a la milonga, también había un sector para él. Siempre avisábamos que demasiado tarde no podíamos hacer la exhibición, pedimos que se adaptara a nuestra familia lo que íbamos a hacer. Eso, a su vez, fue readaptando a todo el ámbito tanguero”, agregó. Ahora, los alumnos traen a sus hijos y se crea una especie de guardería al costado de la sala de baile, “que es hermoso, porque el niño se siente mal cuando papá y mamá se van y lo dejan. Así no van a amar el tango. Decía que si tuviera que empezar a dejar a Nicolás por ir a hacer lo que amo, un día el chico iba a odiar lo que amo porque lo dejé siempre. Estoy convencida que los niños tienen que compartir lo que hacen los padres, y luego se verá que será. Si elige el baile o no”.
Embajadores
Al tener esta posibilidad y al recorrer el mundo, a la dupla le gustaría presentar a sus seguidores los maravillosos lugares que existen en Misiones. Es un propósito que maduró hace mucho y días atrás se propusieron “hacerlo ahora”. Empezaron por el Salto Berrondo pero visitarán muchos otros lugares de Misiones porque “es una idea espléndida para promocionar a la provincia, de belleza real y diversa, paisajes y energía de la buena”.
Al baile lo improvisan de acuerdo “a la inspiración de lo que nos da el lugar”. En esta primera oportunidad, estaban relajados, almorzando debajo de un naranjo, cuando Oscar dijo a Gerogina: “vamos a grabar un video. Mirá que hermosa luz, fijate cómo se ven los pinos, bailemos. Y así queremos hacer en todos los lugares de la provincia adonde podamos ir”.
Como si fuera poco, enseñaron a tomar mate en Japón, y en 1995 dieron un curso sobre cómo hacerlo. “La gente toma cada vez más mate en el mundo, y creemos que el tango hizo su aporte para promocionarlo. Llegamos al curso, apoyamos el equipo y todos quieren saber de qué se trata. Hace 20 años preguntaban con asombro ¿y eso qué es? Y ahora es normal. Si alguien empieza a bailar tango, empieza a tomar mate”.
Padre de Milagros y Rosario, Mandagarán instó a los interesados a ingresar al canal Tango de Buenos Aires en Youtube o tangodebuenosaires.com a fin de obtener mayor información sobre la danza del Río de la Plata.
Vuelta al mundo
Mientras daban vueltas por el mundo los Mandagarán/Vargas empezaron a recibir emails con mensajes que elogiaban la didáctica que usaban en sus clases y los invitaban a que vinieran a enseñar a determinado lugar. Y así fueron recorriendo países. Suman 40, sin contar las ciudades.
La experiencia que destacan por sobre todas las demás, la vivieron en una isla en medio del océano índico: en Bali, Indonesia, por un mes dieron clases de tango y ofrecieron shows en un restaurante balines. “Gracias a que la dueña del restaurante es apasionada por el tango, hay un show en medio de la música balinesa”. Los hay en China, en Japón.
Para la pareja, “es increíble como no existen fronteras para el tango. Es algo universal. No importa el idioma que hables porque hay un código, que es un cabeceo, y salis a bailar. Es increíble la magia que genera. En tres minutos podes bailar una pasión con alguien que no conocés y que habla otra lengua”.
Múltiples satisfacciones
Los tangueros aseguraron que Misiones también les regaló hermosos años en los que tuvieron la suerte de regentear un local sobre calle San Lorenzo, que hoy ya está en otras manos. “Nos encanta porque lo que este comercio trajo a la provincia -varios nos lo confiaron con felicidad- es que muchos artistas encontraron un espacio. Fue un lugar donde todos podían venir a bailar, a actuar, a cantar, expresarse, presentar un libro, contar cuentos, hacer Hip Hop, o lo que fuera. Allí, cualquier tipo de expresión cultural era bienvenida”, celebraron. Y les alegra más aún que “hoy por hoy existan muchos otros bares que tomaron ese modelo y lo ven como una posibilidad de trabajo. Es bueno que haya sido fuente de inspiración para otros que invirtieron un dinero y que saben que ese formato funciona, que se puede tomar como idea”.
El proyecto involucró a toda la familia. “Todos opinaban y ponían un granito de arena hasta que se transformó en algo hermoso. Nos dio satisfacciones pero decidimos que tenemos que seguir con lo nuestro”, acotaron.
Eligieron los domingos para dar clases y se sorprenden de las casi 700 personas que los siguen en vivo a través de Facebook, Youtube y Zoom. “Es un numero muy importante. Desde 2008, que tenemos el canal de Youtube, se suscribieron 17.500 personas. Para un canal de tango no existe otra pareja que tenga ese número a nivel mundial. Nos pone felices que haya tenido tanta repercusión”, alegó Mandagarán, quien recibió el Mensú de Oro 2011, en el Festival Nacional de la Música del Litoral, que se realiza en la capital Misionera.
Hace quince años que están juntos y tienen 14 DVD de enseñanza didáctica que compendia todo el aprendizaje de la pareja, la forma de expresarse, la manera de llegar a un tango más artístico, cultural o social. En este material “se trabajó para la persona que nunca bailó tango. Y la sorpresa es que funciona. Porque cuando damos clases en algunos lugares nos ven como familiar y nos dicen con ustedes aprendimos a bailar el tango”.
“Sabemos que los compraron en Irán, en Afganistán, en Nueva Caledonia, que son países que están en guerra, y en bases militares americanas. No es algo menor. Esto tiene una magia. Llegó a Grecia, tenemos un alumno de Egipto que toma nuestras clases, y otro en Sidney, Australia. A la hora de nuestra conexión, a las 17, es el día siguiente en Nueva Zelanda. Se levantan temprano y hacen la clase con nosotros. Desayunan tomando la clase de tango con nosotros. Eso nos pone felices, que la tecnología pueda dar esta opción y esta posibilidad. Siempre se extraña el abrazo pero ahora hay más conexión, se está más en contacto de diversas maneras”, expresaron.