
Leche, huevo, azúcar, vainilla, ralladura de limón y algún otro ingrediente secreto, desarrollado en tantos años de emprender: en los últimos días comenzaron a ofrecerse pan dulces y budines en los puestos de los feriantes, ante la temporada navideña que se acerca rápidamente.
“Va a ser un año diferente por todo lo que estamos viviendo y en mi caso me parece que voy a apuntar a hacer pan dulce, pero también a enseñar a la gente para que aprenda a fabricar sus productos navideños”, dijo a PRIMERA EDICIÓN Carolina, una emprendedora de la feria artesanal de la isla Tavapy en la costanera posadeña.
El domingo de la semana pasada, en la tercera jornada “piloto” de feria de la costa, y después de acomodarse y vender todo lo que habían producido para el Día de la Madre, las emprendedoras ya comenzaron a ofrecer pan dulce, panetones y budines, productos muy requeridos especialmente en los últimos meses del año.
Con el inevitable incremento en los precios, porque los costos de los insumos se dispararon en las últimas semanas, igualmente algunas emprendedoras ya se animaron a cocinar y ofrecer tímidamente sus elaboraciones en la costanera. También pueden verse esas ofertas en las ferias francas, donde las familias productoras afinan el lápiz al máximo para ofrecer artículos de buena calidad con el menor aumento posible.
Carolina indicó al respecto que “las ventas no son las mismas, la idea es cocinar para los clientes que así lo requieran y enseñar a quienes tienen esa iniciativa de aprender”.
“Este año ha tenido la particularidad de que mucha de la gente que se quedó en sus casas para hacer la cuarentena se puso a aprender a cocinar, esto me hizo pensar que también será importante la cantidad de gente que quiere personalizar sus panes y presentarlos en la mesa durante las fiestas. Por eso, ante la merma de la venta, voy a dar seminarios”, prosiguió.
Recordó que “ya el año pasado con estos productos navideños trabajamos por encargo y este año vamos a hacer lo mismo para que no nos queden sin vender”.
“La venta ha disminuido a causa de la pandemia. Es algo que al menos los emprendedores que vendemos comida percibimos. No sólo hay más emprendedores dedicándose a elaborar para vender, sino que cada vez hay más gente que se dedica a aprender con tutoriales”, insistió Carolina.

Carolina contó que hace un año los budines de medio kilo valían 60 pesos y se estima que ahora valdrán el doble. “Todo está caro. Los precios de los insumos subieron, además las frutas abrillantadas siempre fueron caras y lo mismo los frutos secos. Y estos meses subieron mucho más. Al costo de los insumos hay que sumar el empaque y moños. Por eso no podemos competir con los mayoristas con producción a granel”.
“Todo ha cambiado”
Para todas las trabajadoras con quienes conversó este Diario “en las ferias no ve la misma cantidad de gente, hay mucho miedo a salir. Nosotros también estamos temerosos, vamos porque vivimos de esto, pero los días de calor no se puede ir a la costa a vender temprano, así que todavía nos estamos organizando para poder trabajar”.
Miriam Benítez, dedicada a la elaboración de comida con productos integrales, tiene un mercado más segmentado y orientado a la gente “que está eligiendo una alimentación más consciente. Trabajo con productos en los que cada ingrediente responde a una necesidad nutricional”, sostuvo.
Para ella no fue nada fácil no contar con las ferias para vender, ya que eran su fuerte: “Tuve que aprender a vender por redes sociales y reinventarme, pero eso me llevó a ampliar el público. La venta por Whatsapp funciona muy bien”, aseguró.

La situación epidemiológica y sobre todo la económica obliga a las emprendedoras a acercarse al cliente de todas las maneras posibles, por eso la mayoría apuesta a ampliar la variedad de productos para conquistar otros públicos. “Hoy tenemos un abanico de sabores, las cosas cambiaron tanto que no sabemos, ahora hasta hay pan dulce helado”, graficó Betty, feriante de la chacra 32-33.