Todos, aún cuando no seamos conscientes de ello, trabajamos de “comunicadores”. Todos transmitimos un mensaje a través de nuestras palabras y de nuestro lenguaje corporal. Pero, ¡cuántos problemas de comunicación hay en los vínculos, ya sea con la pareja, con los hijos, con los compañeros de trabajo, e incluso con los desconocidos!.
Ser un buen comunicador es la clave para lograr vincularnos mejor y alcanzar nuestros objetivos. Y, además, para ser capaces de ayudar a otros.
Comparto a continuación tres ideas prácticas para mejorar nuestra comunicación:
Los humanos vemos la realidad de acuerdo a nuestro estado emocional predominante
Yo veo la realidad fundamentalmente de acuerdo a cómo me siento. Si estoy enojado y me hacen un chiste, sentiré que me están cargando. Si estoy triste y alguien me cuenta que consiguió trabajo, le diré: “¿Y cómo vas a hacer ahora?”.
A alguien contento, cualquier cosa le generará alegría. A alguien deprimido, cualquier cosa le generará tristeza. Porque todos vemos la realidad de acuerdo a cómo nos sentimos.
Por esa razón, cuando hablemos con alguien, observemos cómo nos sentimos y cómo se está sintiendo el otro porque tener en cuenta el estado emocional predominante de cada uno va a determinar cómo leemos las circunstancias.
Todos deberíamos metacomunicar
¿Qué es metacomunicar? Decirle al otro: “A ver si te entendí bien: ¿vos me estás diciendo que…?”. Consiste en preguntar, en lugar de afirmar. Recién cuando nuestro interlocutor nos dice que sí, se logró la comunicación.
Cuando doy una charla, suelo hacer el siguiente ejercicio: les pido a los oyentes que levanten su mano izquierda y señalen su norte. Algunos lo señalan para un lado y algunos, para otro lado.
Y después les digo: “Imagínense que son un equipo al que le anuncian: ¡Vamos al norte!”. Así me doy cuenta de que, para cada uno, significa algo distinto. Preguntemos más y afirmemos menos, no demos nada por sentado.
Es más importante cómo decimos las cosas que lo que decimos
Nuestro primer lenguaje es el corporal. Después vienen las palabras para reafirmar lo que el cuerpo habla. Como digo las cosas es más importante que lo que digo. Si, por ejemplo, yo te digo: “Estoy abierto a escuchar tu punto de vista”, pero tengo los brazos cruzados, mi cuerpo está diciendo que en realidad no estoy abierto.
Muchas veces, el mensaje corporal que damos no coincide con el verbal. Por esa razón, es fundamental prestar atención a que todo nuestro ser acompañe lo que decimos porque ¡todo nuestro cuerpo habla! ¿Cómo decís lo que querés comunicar?
Procuremos expresarlo todo con el corazón y con total sinceridad y que siempre haya congruencia entre nuestras palabras y nuestro mensaje corporal.
Hoy estamos atravesando una situación especial de crisis a nivel mundial y la forma de comunicarnos se ha vuelto “virtual”. Pero, aún a la distancia, podemos lograr comunicarnos mejor: sin dañar al otro innecesariamente con el mensaje que le entregamos, teniendo siempre en cuenta su mundo emocional.