Colaboración: Agustín Vivero (Arquitecto)
Es absurdo no pensar que nuestras ciudades van a seguir en el mismo estado tras el paso de los próximos años, y difícil de entender es esta teoría sabiendo que la población actual de habitantes en el mundo se duplicará en cuarenta años. Esto hoy nos obliga a deliberar nuevos modos de habitar, apoyándonos indudablemente por la tecnología y por la sostenibilidad.
Es cierto que la mitad de la población mundial ya vive en áreas urbanas consolidadas, en el cual estas ya tienen grandes aportaciones para las personas a través de servicios urbanos, espacios libre y edificio públicos, pero la gran pregunta es ¿será suficiente?.
Las ciudades terminan siendo un factor relevante para la arquitectura y el urbanismo, la política y la economía. Esto lleva a que los cambios que se están efectuando van a una velocidad y una magnitud sin precedentes, impactando principalmente en la funcionalidad de las ciudades, en la calidad de vida y hasta en su gobernabilidad; por ende tenemos el deber de asegurarnos que la ciudad deba construirse recíprocamente con espacios de innovación, de bienestar cultural y económico.
Hay aspectos que innegablemente son importantes para fundar un nuevo modelo de ciudad, los retos para determinar este modelo deben asociarse de forma integral al sitio y ser construido por el modo de habitar de las personas.
La igualdad y la sostenibilidad son aspectos a alcanzar, pero cada uno de ellos dependerá del tipo de ciudad que se desea y el grado de desarrollo ya lleva generado.
En países de grandes desarrollos de Latinoamérica como ser Brasil, Colombia y hasta Argentina, el objetivo principal en un principio es disponer viviendas con servicios básicos para todas las clases sociales.
Este, no solo suele ser un factor determinante para el habitar de una ciudad en sí, sino parte también de la implementación de nuevas estrategias sustentables para su crecimiento en el futuro.
Interponiendo directamente con países del primer mundo, las expectativas ya son otras, al igual que su modo de operar, comprendiendo que la urbanización está más consolidada, y por ende poseen nuevas problemáticas a combatir.
Tomando ejemplo en este sentido podemos mencionar a la ciudad de New York en Estados Unidos, que al contener una gran cantidad de personas y turistas dentro de Manhattan, tuvo que reinventarse y proponer esas alternativas de espacios de dispersión como se: High Line que se concibe en la trasformación de las líneas aéreas del ferrocarril como un parque lineal en altura; The Shed que transforma una plaza seca a un centro multicultural totalmente cerrado con un volumen que se incrusta dentro de un edificio.
Todos estos aportes son en respuestas a nuevas necesidades, se puede ver como la arquitectura se transforma y se adapta a la ciudad distintas situaciones según lo demanda la misma.
Analizar, planificar, proyectar
Es necesario que en las ciudades con constantes crecimiento puedan renovarse con espacios públicos eficientes y de calidad, porque la sobrepoblación podría jugar como un factor en contra a la eficacia, provocando así ciertos desequilibrios en torno a la calidad de vida y dotación de servicio, además de generar zonas más marginales y con mayor vulnerabilidad.
Es por eso que a la hora de implantar un edificio es de suma importancia detectar en su zona la posibilidad de generar nuevos nexos urbanos, implantación de movilidad y lugares recintos con presencia de lo natural.
No demos entender a las grandes construcciones de edificios como un hecho aislado, sino trasformar ese paradigma en que el mismo forme parte del espacio urbano. Lo que provoca esto, es potenciar a la urbis como un motor de intercambio, donde todas las construcciones se interrelacionan con más fluidez y las personas tienen nuevos modos de hacer ciudad.
Existen muchos casos de ciudades que supieron readaptarse a sus focos más críticos, como un gran ejemplo dentro de Latinoamérica podemos mencionar a la ciudad de Medellín en Colombia, que básicamente a través de la arquitectura y el urbanismo supo enfrentar contra el crimen urbano y asentamientos informando.
Estableciendo por un lado nuevos modelos de coparticipaciones con los habitante de forma pública manifestando las necesidades esenciales por medio del diálogo, y por otro lado, dotando a los sectores más conflictos de infraestructura escolares, bibliotecas, deportes y de movilidad continua, logrando de este modo una contraposición contra la inseguridad del sector y produciendo un desarrollo cultural y de calidad para el futuro de esas zonas.
Todo este proceso va confluyendo a su vez con el avance de la tecnología, y de este modo nace nuevas estrategias para enfrentar las problemáticas. El pensar en un futuro que las ciudades produzcan la inclusión, la sostenibilidad y el crecimiento socioeconómico, no es un tema menor.
Este traspaso a lo tecnológico influye directamente en determinar la actividad de la ciudad teniendo un foco claro, potenciando las actividades esenciales y desarrollando un sistema integral a través de plataformas eficaces.
Todas deben estar comprometidas con el ecosistema urbano y arquitectónico; es así que el acceso a la tecnología produce inversión, y la inversión permite confeccionar nuevos espacios para el trabajo, y este espacio de trabajo abre un abanico enorme de nuevas tipologías para su funcionamiento.
Evolucionar y readaptarse a nuevas demandas permite flexibilizar las interacciones humanas, facilitar la habitabilidad, el ahorro de tiempo entre otros.
Es indiscutible pensar que las ciudades no van a ser inteligentes, tarde o temprano se vamos a ir renovando y en un sentido más sostenible más sostenible. Se estima que para dentro de 30 años el 70% de la población mundial será urbana, plasmando un creciente problema: como el abastecimiento energético, las emisiones de CO2, la planificación de nuevos sistemas de movilidad, provisión de materia primas y prestación de servicios sanitarios.
Este crecimiento es el que enfrenta la arquitectura en un futuro, proponer soluciones a los servicios sociales y la optimización de recursos se dará a través de nuevas estructuras tecnológicas.
“…Nosotros los arquitectos deberemos participar activamente en la restauración del sentido de la ciudad, de la calidad de vida y poder trasformar a la ciudad enfatizando en la construcción colectiva de sus habitantes…”