Roger Alex D’Errico (43) fue el tercero y último de la segunda jornada en el Tribunal Penal 2, del segundo juicio oral por el “homicidio calificado por la participación de dos o más personas, alevosía y criminis causa” de Pablo Antonio Fraire (28) y que tiene como acusado a Gabriel Cristóbal Leal (43), medio hermano de Oscar “Poli” Castel condenado, en 2009, por el mismo crimen a prisión perpetua junto a Gustavo “Porteño” Aranda Alvarenga.
D’Errico, licenciado en genética, se sentó frente los jueces Gregorio Augusto Busse, Juan Manuel Monte y Miguel Ángel Faría, para explicar su informe de parte presentado oportunamente y que intenta contrastar con las conclusiones de Gustavo Penacino, director del laboratorio del Colegio de Bioquímicos de la Capital Federal, que arrojó resultado positivo en 2015 y los pelos hallados en la remera que vestía Fraire la noche del lunes 25 de noviembre de 2002 en la que fue masacrado a puñaladas en el barrio Alta Gracia en presunto intento de robo, uno correspondía a Gabriel Leal y dos a la víctima fatal.
“En los dobladillos de la remera se encuentran tres pelos y se guardan en tubo para analizar. Cuando recibí el informe me llamó la atención el resultado porque es imposible o muy improbable obtener un perfil genético casi completo con tanto tiempo de degradación transcurrido, más de diez años, entre el tiempo que estos pelos se cayeron hasta el momento que se los recolectó, es llamativo”, relató D’Errico pero también amplió su sorpresa: “No me cierra y me llama mucho la atención, no encontré documentos científicos que certifiquen un ADN en un pelo tan antiguo (…) De milagro ocurrió en este caso y además en los tres pelos analizados”.
El perito de parte, previamente resumió que viajó en dos ocasiones a Buenos Aires para acompañar las muestras. La primera fue para presenciar la recepción de las muestras, los hisopos con rastros de la remera ensangrentada de Fraire. Estos rastros no dieron perfiles genéticos pero permitieron obtener una rastro que al ser cotejado luego con el ADN de la madre de Leal dio positivo.
Cuando el acusado fue extraditado de España en 2014, se le tomó la muestra de saliva para cotejar nuevamente en Buenos Aires pero con la remera completa de Fraire.
D’Errico también estuvo presente en la apertura de los elementos para que Penacino las estudie. Allí se hallaron los pelos con raíz o bulbo y se concluyó en laboratorio: dos pelos son de Pablo Fraire y uno es de Leal.
“Cuando recibí el análisis pensé que eran ‘genios de la genética forense para lograr ADN en tres pelos de manera tan completa’”, resaltó el perito.
Carina Argüelles, también genetista, explicó ayer el estudio realizado en 2003 a la remera de Fraire. “No encontramos ADN, pero si un grupo sanguíneo diferente, lo recortamos pero no pudimos determinar ADN analizable, no pudimos trazarlo”.
Consultada si confía en los estudios realizados por Penacino, recalcó: “No dudaría de un informe de Penacino, pero averiguaría algunos métodos y marcadores que utiliza, tanto él como cualquier otro profesional”.
La médica forense Mónica Palacios, en 2002 subjefa del Cuerpo Médico Forense de la Justicia provincial, abrió la ronda de testimonios ayer.
Sostuvo que se sorprendió al ver el cuerpo de Fraire “la cantidad de lesiones defensivas, en mano y brazo izquierdo impresionaba la cantidad de heridas. Era atlético y fuerte, cerca de 1,80 (metros) de alto, 76 kilos y de 25 a 30 años. Se defendió muchísimo y al menos tres personas lo atacaron. Treinta heridas por los menos, una fue profunda en la espalda y provocó la rotura de la aorta descendente”.
“Las lesiones letales pudieron ser todas, pero la que le provocó el shock y la falla multiorgánica fue la de la aorta, sólo quince minutos o hasta treinta pudo sobrevivir”.