Con más de una década de asistencia a las familias vulnerables de la ciudad capitalina, el Hogar de Día continúa creciendo y cambiando ante cada caso que llega hasta el equipo multidisciplinario.
En plena pandemia de coronavirus y con sus puertas cerradas, celebra hoy su onceavo aniversario de creación en un contexto sanitario que no impidió llevar respuestas a las numerosos niños, adolescentes y madres de los barrios más humildes.
PRIMERA EDICIÓN habló respecto a la institución con la subsecretaria de Atención Integral de la Niñez, Adolescencia y Familia, Alicia “Tequi” Duarte, quien precisó que “este año desde marzo, con el primer decreto de emergencia, suspendimos la atención de los chicos en el Hogar pero nunca se dejó de asistirlos a través de comunicaciones telefónicas y operativos en los domicilios, con los protocolos correspondientes. Con mensajes vía WhatsApp todo el personal estuvo alerta a las necesidades que nos planteaban, ya sea del tipo médico, atención psicológica y soporte en la parte social”.
Asimismo, aclaró que “desde junio, para las familias de los barrios cercanos al Hogar de Día, como la chacra 17, Parque Adán y otros lugares, brindamos asistencia alimentaria con viandas de 11 a 13 horas, con las medidas de bioseguridad. Una persona adulta por familia concurre para retirar el almuerzo y la merienda. La atención de los niños en la parte médica se realiza con turnos programados”.
En materia de asistencia educativa, “Tequi” Duarte detalló que “el apoyo escolar, que es una parte complicada, organizamos para las consultas con los padres con tiempo restringido y elementos de seguridad. De ellos, se distribuye las tareas a los 120 chicos que están escolarizados, porque hacemos de nexo con las escuelas. Desde el Hogar de Día se imprimen las tareas para acercar a las casas junto con los útiles necesarios para las clases, porque hay gente que no tiene conexión a Internet o utilizan un sólo celular para una familia numerosa”.
En tanto, precisó que “una vez por semana, se realizan pequeños operativos de no más de 10 personas en los barrios más alejados, como las zonas de Garupá, Nemesio Parma y Villa Cabello. Son unas 30 familias las que se acercan al Hogar, mientras que las restantes se organizan con los operativos de atención en los barrios”.
Respecto a los casos que llegan hasta el equipo multidisciplinario, aseguró que en estos tiempos “en general, se han detectado más niños o familias en situación de vulnerabilidad a raíz de los trabajos barriales”.
La pandemia y las familias
Alicia “Tequi” Duarte remarcó que “con esta situación de pandemia las personas que tenían actividades esporádicas, sobre todo en familias monoparentales donde la cabeza es una mujer que se dedica a trabajos domésticos, siguen sin normalizar el contexto laboral ni tampoco tienen donde dejar a los niños, porque no están funcionando las escuelas ni el Hogar de Día. Desde el punto de vista familiar, algunas relaciones se fortalecieron porque los padres están más tiempo en las casas pero también aumentaron las situaciones de violencia y otros aspectos que conducen a la vulnerabilidad”.
En cuanto a los desafíos, agregó que “desde que se creó el Hogar hace once años, nunca tuvo un reglamento estático sino más bien tuvo un abordaje innovador que fue cambiando de acuerdo a las necesidades actuales como la inteligencia emocional, con derechos que hace una década atrás no están visibilizados”.
Respecto a los niños en situación de calle en Posadas, Duarte aclaró que “cada chico tiene una familia propia o parientes cercanos pero cuando no hay salida se ve desde lo judicial para coordinar dónde puede ser enviado, con los hogares, o de qué manera ayudarlos. En este tiempo de cuarentena vimos que estos niños estuvieron en sus hogares pero ahora, con la apertura de comercios y restaurantes, muchos volvieron a hacer changas o a cuidar autos. Lamentablemente, muchas veces es la misma familia la que los expulsa y de donde viene el maltrato, abuso, que casi siempre es intrafamiliar. Todo ello conduce a que los chicos regresen a las calles”.
En este sentido, “nadie nace sabiendo y muchas de las madres son muy jóvenes. Tenemos una alta tasa de embarazo adolescente, donde falta mejorar la madurez y establecer vínculos para que los niños no terminen abandonando sus hogares”, añadió.