La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno neurodegenerativo que afecta progresivamente las alteraciones cognitivas, como la memoria y el lenguaje, así como las conductuales. Además de las terapias farmacológicas, que hasta ahora no son curativas, la terapia con música viene asentándose en los últimos años como una terapia no farmacológica eficaz para paliar muchas de las manifestaciones clínicas de esta enfermedad. Y es que la música, fuertemente ligada a las emociones, pareciera quedar grabada en el cerebro a tal punto que ya son varios son los estudios realizados en las últimas décadas acerca del “cerebro musical”. Además, la música produce efectos placenteros y libera dopamina, estimulando ciertas áreas cerebrales. Al respecto, PRIMERA EDICIÓN habló con Hernán Salinas, quien es musicoterapeuta, compositor y actualmente dirige el Centro Integral de Atención Especializada (CIAE), que asiste a personas discapacitadas de diversas edades. Fue justamente en las prácticas profesionales de su carrera que Hernán tuvo la posibilidad de experimentar, en carne propia, los beneficios de la música en personas con EA. “Cuando hice mis prácticas en la Universidad Maimonides en la Ciudad de Buenos Aires, me tocó trabajar con personas con Alzheimer. Le poníamos música para que se conecten con su pasado y gracias a la música volvían a vivir momentos que sin ella les resultaba muy difícil recordar”, destacó.
Una anécdota superadora
Una de las anécdotas que contó Hernán, fue el caso de un paciente que estaba internado en el geriátrico con EA. “Nunca habló, no nos dirigió ni una sola palabra, estaba totalmente ido”, contó. Sin embargo, esto cambió cuando “un día le pusieron una canción de Frank Sinatra y parece que hizo una explosión de recuerdos que hace tanto tiempo habían estado guardados. Sólo en ese momento, pudimos darnos cuenta que el paciente no sólo padecía Alzheimer sino que también tenía un cuadro muy grande de depresión”, relató. Y es que con este cantante en particular, el paciente podía hacer introspección y revivir los momentos lindos que, a causa de la depresión, habían sido reprimidos por tanto tiempo. “Este caso me quedó grabado porque creo que expresa la esencia de la musicoterapia: te lleva y te trae a lugares y momentos que olvidamos, pero con sólo escuchar las melodías de esas épocas, nos trasladan a otros tiempos. Esto, a las personas con EA ayuda mucho”, señaló y agregó que no siempre la música les va a generar alegría, sino también tristeza o angustia. “Mi abuela de 93 años vive conmigo y ella también ahora empezó con un cuadro de EA, entonces intento hacer con ella lo mismo que hacía en mis prácticas: suelo ponerle tango por ejemplo, porque le recuerda mucho a mi abuelo. Cuando escucha estas canciones, me empieza a contar anécdotas de su pasado, todo va surgiendo a raíz de escuchar un género musical”, reiteró.
Antecedentes
En los tratamientos con musicoterapia en pacientes con Alzheimer en estado leve-moderado, se observó una mejoría significativa de memoria, orientación, depresión y ansiedad en pacientes; de ansiedad en pacientes leves; de los delirios, alucinaciones, agitación, irritabilidad y trastornos del lenguaje en el grupo con demencia moderada.
Musicoterapia clínica
La especialidad que estudió Hernán, utiliza un “escenario acústico relacional, que vendría a ser como el consultorio pero lleno de instrumentos”, explicó. Allí, “cada uno elige cuál usar. No es que nosotros le asignamos uno y le decimos qué canción tocar o qué hacer; es él quien lo elige. Una vez que empieza a significar los instrumentos como una extensión suya, empieza el tratamiento”, señaló. Básicamente, lo que hacen es “trabajar para que la persona pueda sanar alguna cuestión psicológica, emocional o también cuestiones físicas. Todo a través de los instrumentos musicales”.
Técnicas terapéuticas
Pueden agruparse en técnicas activas, en que los pacientes intervienen de manera directa en todo lo que sucede en la sesión; y técnicas receptivas, que exigen menor participación de los pacientes.