Todavía se mantiene la incertidumbre de qué pasará con el valor de la harina. Se debe a que algunos productos comienzan a resentir la consecuencia del cepo del dólar o quizás de algún otro incremento en la logística. Es así que desde el Centro de Industriales Panaderos, advirtieron a PRIMERA EDICIÓN que “está cortada la entrega”, y que algunos molinos “no están levantando pedidos”.
A eso, se suma que los productos llegan con aumentos y se empieza a ampliar la brecha entre la harina tres ceros y la cuatro ceros. Además, no se descarta que haya faltante del producto refinado debido a que los molinos pueden optar sólo por producir el de menor categoría.
Un panorama sobre lo que sucede con las entregas y los precios lo brindaron algunos empresarios panaderos de Posadas.
En diálogo con este Diario, César Dávalos contó que “justo recibí una carga grande y todavía tengo harina, pero ya anuncian que habrá una suba del 5%”.
Señaló que “la cuatro ceros será más cara porque hasta ahora la diferencia entre ambas era ínfima”.
A su vez, Eduardo Giménez comentó que “por ahora estamos consiguiendo harina, pero hay rumores de que no habrá. Mientras que la suba del 5% es cierto”.
Sin embargo, se estima que próximamente habría complicaciones para conseguir harina cuatro ceros ya que los grandes molinos “estarían especulando y buscarían evitar pasos del proceso de la molienda” para llegar a la refinada y, así sólo producir la común.
Rentabilidad y ventas
Por otro lado, los empresarios hablaron sobre los demás incrementos que se fueron dando y cómo se achicó el margen de la rentabilidad.
A modo de ejemplo, Dávalos deslizó que “hace cinco años la bolsa de harina valía $300 y el kilo de pan se vendía a $30; es decir al 10% de lo que costaba la bolsa”.
Sin embargo, reconoció que “hoy la bolsa está entre $1.500 y $2.000 por lo cual el pan debería costar entre $150 y $200 el kilo para tener la rentabilidad de antes”.
Pero no sólo la harina incrementó su valor sino que también toda la materia prima que se utiliza en la panadería y pastelería. Dávalos expuso que “subir (los precios de los productos) no es la solución porque en este momento se está vendiendo muy poco”.
En este sentido, detalló que “primero bajó hasta un 50%”. Pero hoy la comercialización llega al 60% o 70%; por lo cual la disminución rondaría entre el 30% o 40% en todos los productos”.
En tanto, Giménez dijo que “la cuarentena fue un impacto más, pero había una disminución notable”.
Agregó que “es imposible marcar lo que realmente subieron. No se puede porque la gente está castigada en sus ingresos”.
Durante la época de cuarentena los locales más afectados son los que están ubicados en la zona céntrica. “Muchos de los que están en el centro trabajan a pérdida”, indicó.