El Gobierno nacional decretó el pasado 20 de marzo el aislamiento social, preventivo y obligatorio a nivel nacional por la crisis del coronavirus. Esto impactó en el mundo del trabajo en todos los rubros.
Seis meses después, algunos sectores buscan recuperarse de la crisis que generó este parate. Si bien en la provincia de Misiones el 80% de las actividades económicas se reactivaron, no todas están trabajando.
En este contexto el trabajo online experimentó un impulso decisivo a la par que el COVID-19 forzó a empresas y organizaciones a imponer políticas de trabajo remoto en un planeta en el que el distanciamiento social se vuelve indispensable para evitar contagios. Sin embargo, hay actividades en las que el trabajo remoto o home office es imposible.
El caso de la hotelería es un claro ejemplo. En este sector no llega a funcionar ni el 50% de la oferta disponible. Es que según datos de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) “de los 550 hoteles que están habilitados en la provincia, sólo trabajan entre 140 y 160 establecimientos debido a la baja demanda”.
Mientras que los cuentapropistas y monotributistas continúan con problemas para sobreponerse de la pérdida de ingresos.
ENFOQUE habló con representantes de estos sectores para evaluar el impacto económico y social que trajo esta enfermedad que ya superó los 30 millones de casos en todo el mundo.
Al respecto el empresario hotelero Gustavo Alvarenga, presidente de la Asociación Misionera de Hoteles, Bares, restaurantes y Afines (AMHBRA), contó que el coronavirus les pegó de lleno.
“La pandemia destruyó al sector hotelero, la verdad que estamos muy mal. No sabemos cómo vamos a seguir después de esto, es una incertidumbre total. Estamos con un trabajo mínimo, hubo reducción de horarios, de salarios, a nivel nacional hubo despidos y cierres. Uno aguanta como puede, después es un panorama muy incierto”, comentó.
Señaló que las medidas de asistencia que brindó el Estado a las empresas “sirven momentáneamente, pero no del todo”.
“Las ayudas no alcanzan para nada, son un aliciente. Pero, después de seis meses con caja mínima, y en algunos casos con caja cero, éstas no te alcanzan. Tenemos que pagar sueldos, los gastos siguen subiendo, los servicios también son más caros y nos estamos endeudando porque no tenemos los suficientes recursos para hacernos cargo de todo, es una situación crítica y bastante complicada”, señaló.
Alvarenga consideró a su vez que “la liberación del turismo interno en Misiones trajo un alivio para algunos sectores”, sin embargo “no a todos les sirve”.
“La oferta que hay en la provincia es más grande que la demanda. El turismo interno sirve más en el interior de Misiones a hoteles pequeños, lodges y cabañas aledañas a lugares para relajarse y con contacto con la naturaleza, favorece a destinos como los Saltos del Moconá, San Ignacio, Salto Encantado, a ellos les sirve. No obstante las ciudades más grandes con un turismo más corporativo, comercial y de eventos, como Posadas, no sienten ese impacto. Nos cuesta mucho más y no están todos los hoteles de la provincia abiertos. Creo que hoy está sólo el 30% de los hoteles funcionando”, sostuvo.
Y observó que el cierre de fronteras también perjudicó al sector hotelero ya que “Brasil era un gran emisor de clientes al igual que Buenos Aires, Corrientes, Chaco y obviamente eso impactó negativamente”. “Nuestro turismo vive del turista de afuera”, añadió.
Cambios y medidas sanitarias
Cabe destacar que el rubro de la Hotelería y Gastronomía siempre tuvo protocolos sanitarios muy estrictos y no sufrieron grandes cambios estructurales, a la hora de adaptar e implementar medidas para evitar el contagio y la propagación del COVID-19.
“Nosotros venimos trabajando desde hace mucho años con esto y tenemos grandes manuales de procedimientos. Aunque sí se añadieron algunas cuestiones. El barbijo, alcohol en gel y guantes siempre los usamos y por ahí lo nuevo es el distanciamiento social”, explicó Gustavo Alvarenga.
Con respecto a los cambios que perdurarán en el período pospandemia, sostuvo que “algunas cosas seguramente se mantendrán en el tiempo”, como es el caso de las ventas online.
“Nosotros hace rato que ofrecemos nuestros productos online, pero por la esencia del producto no se puede ocupar online una habitación, necesitamos que la gente tenga movilidad, que las fronteras estén abiertas, que se mueva el turismo, que se habiliten los vuelos y los colectivos, esa es la esencia de nuestro rubro. Hay una franja de gente que no tiene problema en subirse a un avión, sabemos que hay otra que se cuida”, detalló.
Manifestó también que a los hoteleros “lo único que les puede ayudar es una vacuna masiva”. “Eso lo único que nos puede ayudar a volver a la normalidad y a que nuestro rubro funcione. Es complicado avizorar un futuro, yo tengo cinco salones de fiestas y no veo a corto plazo que se autoricen los eventos con 300 personas. De a poco tenemos que aggiornarnos, hay casamientos que se hicieron siguiendo los protocolos sanitarios de los restaurantes, las recepciones de los chicos que terminan la cursada tampoco sabemos cuándo y cómo se realizarán, falta mucho todavía”, apreció.
Asimismo, Antonio “Yiyo” Acosta, titular del gremio de la UTHGRA en Misiones, expresó que “habrá más cambios en el futuro en lo que respecta al servicio de hotelería y gastronomía”.
“Respetamos todas las medidas tanto de distanciamiento como los protocolos que definimos para comenzar a funcionar de a poco hace ya 60 días. A nuestra actividad de por sí siempre se le exige un protocolo, venimos con todas las prevenciones en lo que hace a la gastronomía y alojamientos”, remarcó.
Precisó que en el caso de los hoteles, “los desayunos ya no serán al estilo americano si no que el servicio se entregará en la habitación”. Otra novedad es en la parte de sanitización cuando ingresa el huésped al establecimiento, que debe higienizarse las manos con alcohol en gel y limpiarse los pies con agua y lavandina. “Eso será algo permanente, lo mismo ocurre con la higiene de las habitaciones donde ya se trabaja con todos los resguardos”, enfatizó.
En el caso de los bares y restaurantes, Acosta señaló que hay cuestiones que se han implementado para evitar volver a las fase 1 del aislamiento social, preventivo y obligatorio como ocurrió en otras provincias.
“Más allá de facturar y generar ingresos hoy por hoy se tienen que respetar los protocolos, respetar las mesas alternadas, el distanciamiento social, no pueden estar más de cinco personas por mesa, en este momento es muy importante que se tengan estas cosas en cuenta y se respeten”, sostuvo Acosta.
Mencionó además que restan las habilitaciones de “buffets en clubes deportivos, peloteros, comedores de escuelas, servicio de catering para fiestas, pubs, boliches bailables, bailantas y salones de fiestas, que hoy por hoy están sin habilitación”.
Cuentapropistas
Los cuentapropistas y monotributistas también se vieron perjudicados. En este sentido, el secretario general del Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina (SIVARA) de Misiones, Alberto Fusté Padrós, dijo que “el trabajador cuentapropista, sindicalizado o no, es el más perjudicado en todo el mundo porque no tiene ingresos fijos”.
“Las ventas son un desastre, estuvieron muchos meses sin trabajar o se trabaja en horario reducido, tres veces por semana en la mayoría de los casos antes eran dos veces, las ferias se hacen dos domingos por mes y de eso viven muchas familias, la situación es gravísima”, advirtió.
Asimismo, apuntó que “el cuentapropista es el más afectado porque no tiene salario y depende del ingreso de otros para vender sus cosas”.
“El poder adquisitivo del salario se redujo debido a los índices de costo de vida desde que inició la cuarentena. Esto sumado a que hay gente que fue despedida, que está suspendida, que cerró sus comercios, sus fábricas, no se puede conseguir mercadería de Buenos Aires y hay limitaciones terribles, no hay más changas y se aguanta con lo que se tiene”, sentenció. En este contexto, Fusté Padrós deslizó que “no es lo mismo trabajar los 360 días del año que dos y tres veces por semana”.
“El IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) solamente lo cobró el 25% de todos los vendedores ambulantes”, adujo.
Y para finalizar destacó que “hay una crisis general que afectó a lo sanitario, lo económico y al tejido social. Muchas familias están comiendo en comedores comunitarios”.
Proteger a los trabajadores y las trabajadoras de los efectos adversos de la crisis no significa únicamente incrementar la protección para los empleos tradicionales, también significa incluir y proteger mejor a quienes trabajan en los márgenes, tarea titánica en el contexto actual, pero sumamente necesaria.