¿Alguna vez sentiste incomodidad? Tal vez durante este tiempo que estamos atravesando a nivel mundial te has sentido incómodo. La mayoría de los seres humanos no somos conscientes de que es debido a la incomodidad que nos vemos atraídos hacia el cambio en nuestras vidas.
A veces sentimos que nos resulta difícil cambiar. ¿Por qué? Principalmente por orgullo que, por lo general es la causa de casi todas nuestras equivocaciones. Creemos que lo sabemos todo. Entonces, ¿para qué vamos a movernos de nuestra zona de comodidad?
Algunos incluso llegan a expresar: “Yo hago lo que quiero; a mí, nadie me va a decir lo que tengo que hacer”. Con esta actitud nos resistimos al cambio, que tanto bien nos haría, sin darnos cuenta de que el orgullo es una de las emociones más tóxicas que podemos experimentar.
Una persona con orgullo comete un error y lo tapa porque lo vive como una humillación y siente vergüenza. Por eso no acepta consejos y siente que, si alguien le da un consejo, le está diciendo implícitamente que cometió un error.
Muchas veces pretendemos que una situación negativa cambie esperando que cambie el afuera pero, cuando hay una tormenta en nuestra vida que nos sacude, el secreto es cambiar yo en primer lugar. Si yo no cambio, nada cambia. ¿Te gustaría que tu pareja cambie? Probá cambiar vos primero. ¿Te gustaría que tus hijos cambien? ¿Qué tal si cambiás vos primero? El cambio siempre empieza por casa.
Podemos pasarnos toda la vida esperando que cambien nuestras circunstancias pero, cuando sentimos que estamos incómodos con lo que sucede, siempre el que tiene que cambiar es uno mismo, no los demás como en muchas oportunidades pensamos. En especial, en medio de una crisis como la actual. Hay gente que se esfuerza por cambiar al otro: ¡menos a ellos mismos!
Esto se debe a que poseen “visión” pero carecen de “valor”. Algunos disfrutan de la capacidad de accionar, pero no tienen valor. Y otros tienen valor, pero les falta visión. Para llevar a cabo un cambio que perdure en el tiempo, precisamos contar con ambos ingredientes: visión y valor. Aunque, como mencionamos, lo que más nos conduce a realizar cambios en nuestra vida es el hecho de sentirnos incómodos.
¿Te sentís incómodo o incómoda ahora? Dale gracias a la incomodidad. Porque cuando estamos cómodos, dejamos de aprender, de crecer, de avanzar. Quien está cómodo, se ha establecido en una rutina, no busca generalmente aprender para crecer y avanzar.
En cambio, cuando de pronto surge un problema que nos incomoda, que nos molesta, allí comenzamos a considerar la idea de modificar algunas cosas. Si hay una incomodidad grande en tu vida, estarás más cerca de realizar el cambio que, seguramente, necesitas hacer.