En una visita a la casa de Eva Briñócoli en Candelaria, el equipo del programa El Periodista emitido por Canal 12 conoció la estremecedora historia de unos padres que piden una muerte asistida para su hijo.
Argumentan que Adrián (22) tiene una parálisis cerebral que le provoca convulsiones desde el día en que nació y hoy apenas camina, no habla y ni siquiera sabe jugar. Desde el punto de vista de esta familia “se merece dejar de sufrir”.
“Me cansé de recorrer psiquiatras y neurólogos, sólo para encontrar que no existe cura. El día de mañana si nos pasa algo a los padres, que ya estamos bastante grandes, a quién le dejamos este chico”, apuntó Eva.
Adrián se la pasa todo el día en un corral de madera reforzada, el único lugar seguro en su hogar y donde pueden vigilarlo.
La desesperación de la familia los llevó a pensar que “lo mejor” sería una muerte digna: “Yo prefiero que el chico descanse, porque él también sufre. A veces llora y no sabemos lo que sucede. Todo el día nos la pasamos cuidándolo. A estas alturas buscamos también vivir un poco mejor”, aseguró Eva.
“Muchas dirán que es una mamá loca que quiere matar a su hijo pero les pido que se pongan un poco en mis zapatos. Estar con una criatura con una parálisis cerebral es estar las 24 horas del día arriba suyo. A las personas que juzgan les digo quédense un día en mi casa o sólo unas horas, luego díganme si soy desalmada o una loca”, precisó.
Aseguró que de darse la eutanasia “creo que no me sentiría culpable”. Desde el punto de vista clínico, Eva Briñócoli explicó que “con su padre dimos vuelta los centros de salud, hasta fuimos al Garrahan y no es posible operarlo. Va a estar toda la vida con sus crisis convulsivas que tiene desde su nacimiento. Con los años lo tuvimos con medicación, terapia, estudios y análisis pero el chico no habla ni reacciona. Además, las convulsiones constantes hacen que se pierda todo lo trabajado en terapia”.
Respecto a la rutina de su hijo, compartió que “él no puede hacer nada por su cuenta, hay que higienizarlo y alimentarlo, cambiar sus pañales. Su vida es pasar del corral a la cama, donde tiene su televisión. Tiene sus juguetes pero no sabe como jugar, se la pasa sentado, porque camina muy poco por su cuenta y tiene que estar en su corral porque sino empieza a tumbar todas las cosas de la casa, porque no entiende un no”.
“Se autolesiona”
Entre los puntos más preocupantes para sus padres es que Adrián “se autolesiona, se pellizca y muerde. Con las medicaciones no es tan grave pero tiene lesiones en su cuerpo, que en su momento nos llevaron al psiquiatra y a tomar otros medicamentos. También necesita pastillas para dormir porque se despierta a las 2 de la mañana.
Desde los seis meses va a terapia donde, al menos hasta el momento, logramos que camine un poco pero el neurólogo nos dice que las convulsiones van a estar siempre y con cada convulsión es un retroceso más. Tampoco le gustan los extraños, por eso no traemos gente a la casa”, sintetizó Eva Briñócoli.
Pensando hace tres años
Eva remarcó finalmente en la entrevista que este joven “sólo tiene a su mamá y papá. Llegamos a un punto que es realmente cansador porque llevamos 22 años cuidando a una criatura, sin tener otra vida. Así fue que hace unos tres años pensamos en este tema”.
Contó la mujer que “primero me asesoré con médicos, hablé con la directora de Discapacidad y me dice que debería tratar con Salud Mental para ver si es posible una internación. Pero cómo se arreglarán con un chico que apenas camina unos pasos”.
El debate está planteado por los Briñócoli que, en el fondo, piden una salida a la situación familiar además de pensar en quién se ocupará del joven cuando ya no estén.
La normativa vigente en Argentina
Hablar de eutanasia o una “muerte asistida” aún es un tema complejo y aún es un punto pendiente en el país para tratarse en los procesos políticos y movimientos sociales a futuro.
Sin embargo, en Argentina existen marcos regulatorios con respecto a las decisiones para el final de la vida.
Una de ellas está contemplada en la Ley de Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la Salud, conocida como “de Muerte Digna”, aprobada en 2009 y modificada en 2012.
Es en el marco de esta ley sancionada por el Congreso de la Nación donde se permite a pacientes y familiares limitar los esfuerzos terapéuticos en los casos de “una enfermedad irreversible, incurable o se encuentre en estadio terminal”.
No obstante, la norma no es específica ni abarca la eutanasia ni el suicidio asistido.
Sucede que la aprobación de esta normativa se dio en concordancia con el caso de Camila Sánchez en 2012, donde ocurrió un movimiento jurídico y también social para tratar el caso de una niña en internación.
Su madreSelva Herbón, pedía que fuera posible retirar el soporte vital y permitiera el devenir de la muerte de su hija, quien permanecía en estado vegetativo desde su nacimiento, en el Centro Gallego de Buenos Aires.
Este tipo de normativas sólo abarcan casos muy puntuales relacionados con personas donde esté comprobada la muerte cerebral de la misma. Es sólo allí donde es posible detener el tratamiento médico que prolongue la vida más allá del ritmo natural de respuesta del organismo. Se trata de un tipo de eutanasia que podría nombrarse como “pasiva”.