En el año 2004, escaseaban las oportunidades para los jóvenes de un barrio de la EBY y a la par eran muchas las necesidades.
Para entonces, un grupo de jóvenes sintió que era el momento de hacer algo y tras haber pasado medio año con trabajo de gestión y organización, finalmente el 31 de agosto se conformaron en una asociación y “desde entonces no paramos de hacer acciones solidarias”.
Con estas palabras el presidente de la Asociación Jóvenes Unidos de Misiones del barrio Yacyretá, Juan José Cardozo recordó en una charla con PRIMERA EDICIÓN aquellos “fuegos” iniciales que los motivaron a no bajar los brazos por el barrio, por sus niños, jóvenes y ancianos.
“Veíamos que faltaban muchas cosas y que podíamos hacerlas. En esos años me reuní con amigos y les planteé la idea de crear la asociación, el grupo en promedio no superaba los 20 años de edad. Teníamos proyectos, juventud, ganas y la llama nunca se apagó”, sostuvo.
Al principio, los asociados eran unos pocos chicos y chicas y fueron teniendo un crecimiento sostenido hasta que en la actualidad cuentan con 70 miembros activos, todos residentes en la Chacra 103, y aunque ya están cerca de los 40 años el nombre “Asociación Jóvenes Unidos de Misiones”, es todo un símbolo.
Rememoró Cardozo: “En aquellos años teníamos muchas inquietudes pero ninguna era viable sin recursos. Eso nos llevó a pensar en formar la asociación; por supuesto el sueño era grande pero había que dar paso a paso, comenzaron las ferias de platos, ventas de locro en fechas especiales…”.
“Todo lo recaudado se destinaba a los fines solidarios de nuestro proyecto: compra de pasajes para que los chicos asistan a la escuela o la Universidad o, si hacía falta, hasta comprarles las zapatillas para que vaya a estudiar”, agregó.
Con los abuelos
El grupo conformado por jóvenes y adolescentes con distintas necesidades nunca perdió de vista a los abuelos ni a los niños más pequeños y vulnerables, a quienes se encargaban de visitar cuando se enteraban que estaban pasando necesidades.
Vale decir que la configuración de la chacra fue distinta a muchas otras en los alrededores, ya que en principio porque todos sus habitantes estaban constituidos en familias que habían sido relocalizadas por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).
“Hacíamos cosas por los ancianos del barrio, como armar cuadrillas para arreglarles las instalaciones eléctricas y problemas con la plomería, además de las gestiones en Salud Pública para conseguirles leche fortificada y otros artículos que necesitaban por su salud y edad”, explicó el titular de la asociación.
La misma acción se cumplía para ayudar a los bebés. “Parte de la tarea era -y sigue siendo- organizar fiestas populares: chocolatadas con facturas, panes y comida que preparábamos para compartir dentro y fuera del barrio, porque nuestra recorrida solidaria no se centraba únicamente entre nosotros”, puntualizó.
Para conseguir recursos, la muchachada visitaba cada organismo público, privado, comercios o simplemente personas anónimas interesadas en sumar un aporte.
A medida que pasaban los años, algunas obras se fueron sistematizando y volviéndose una tradición como por ejemplo los festejos del Día de la Madre o del Padre.
Este año por la situación de pandemia se buscó agasajar a todos los papás que forman parte de la asociación con un sorteo que incluyó tres parrillas para hacer asado, para no pasar la fecha por alto pese a la cuarentena.
Talleres e inserción laboral
En 2019 impartieron talleres de carpintería y artesanía dirigidos a los jóvenes. Con la llegada del 2020 y pese a las restricciones para evitar la propagación del COVID-19, la asociación no se detuvo y logró la incorporación (bajo contrato) de los chicos para que puedan trabajar en el mantenimiento de espacios públicos.
En la actualidad esa tarea se lleva a cabo en algunos lotes lindantes al Hospital Baliña.
“Es un convenio que logramos a través de la asociación y la EBY. Siempre cumpliendo con el protocolo de bioseguridad afortunadamente no paramos la actividad, solamente se realizan tareas en grupos más reducidos”, explicó.
Fuera del barrio y la ciudad
Como grupo solidario, los integrantes de la asociación extienden las acciones más allá de la comunidad local y suelen realizar visitas a distintas localidades del interior de Misiones tras organizar campañas para reunir ropas en buen estado, alimentos o lo que haga falta.
Hace unos pocos días hicieron lo mismo para visitar a una comunidad mbya guaraní “Colonia Urunday Ti”, de Profundidad, para llevarles juguetes por el Día del Niño, además de frazadas y algunas ropas de abrigo. Asimismo, la semana pasada se acercaron hasta la localidad de Loreto para donar una tablet en conjunto con el Ministerio de Educación a una joven que la estaba necesitando para poder estudiar a distancia.
Como símbolo por los 16 años de trabajo, la asociación fue reconocida con la Legislatura misionera con una declaración de Interés Provincial por trabajar de forma permanente y el Concejo Deliberante hará lo mismo en breve, según comentó Cardozo.