Terminó julio y, con él, la ilusión de los estudiantes secundarios de que la pandemia se diluyera lo suficiente como para poder disfrutar del tradicional viaje de egresados en el mes más tradicional para hacerlo. Llegó agosto y aún ni siquiera saben con certeza cuándo podrán hacer esa excursión que tanto vienen preparando desde hace un par de años.
Lo único seguro es que sus viajes contratados siguen firmes, y saldrán en algún momento, siempre de acuerdo a la evolución sanitaria del país.
Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN el titular de la Asociación Misionera de Agencias de Turismo (AMAT) y referente provincial de la Federación Argentina de Empresas de Viajes y Turismo (FAEVyT), Héctor “Toly” Dopazo: “Por el momento no se puede hablar de fechas de inicio de operaciones del turismo estudiantil, pero eso no quiere decir que el viaje no se va a hacer: no existen cancelaciones, sino salidas diferidas o pospuestas hasta una fecha determinada en función de los servicios que estén habilitados”.
En ese sentido, Dopazo explicó que desde la FAEVyT a nivel nacional se está trabajando con el Ministerio de Turismo y con el Ministerio de Salud para generar los protocolos necesarios para habilitar la operación de los servicios estudiantiles.
Al mismo tiempo, “se está haciendo un trabajo minucioso para determinar la cantidad de pasajeros y en qué destinos van a estar, para poder armar un esquema de servicios de manera de no generar grandes conglomerados de estudiantes, más allá de que todavía no hay una fecha definida de regreso de la actividad”.
“Se está pensando en que posiblemente octubre, noviembre y diciembre sean los meses en los que se comience a operar con el turismo estudiantil, pero igual no hay definido nada, porque para eso se necesita que el transporte esté funcionando, que los protocolos de hotelería estén habilitados (a nivel nacional) y que se abra la circulación en todo el país, porque si hablamos de centros turísticos estudiantiles como Carlos Paz, Bariloche o la costa atlántica, necesariamente tenemos que atravesar varias provincias, así que hasta que todo eso esté normalizado -o por lo menos con una fecha definida por las autoridades- va a ser imposible pactar una fecha con los clientes”, argumentó.
Aclaró que la principal inquietud la viven los estudiantes de quinto año, ya que por lo general, los viajes educativos de cierre de la primaria de por sí se pautan en condiciones “normales” para octubre, noviembre y diciembre, “por lo tanto, aún está la posibilidad de que esos viajes se desarrollen tal y como estaba previsto”.
En cambio los secundarios, que suelen hacerlo en julio y agosto, tienen sus viajes diferidos y “vamos a tener que esperar la comunicación y la autorización pertinentes para que se pueda empezar a diagramar el nuevo esquema”, insistió Dopazo.
Más difícil al exterior
Últimamente se estaban poniendo “de moda” los viajes de egresados a Brasil, Miami (Estados Unidos) y otros lugares del exterior.
En estos casos, las perspectivas son aún más complicadas: Dopazo planteó que “primero y principal, tenemos que esperar que se reabran las fronteras. Y hablando de Brasil, antes de definir una fecha de salida hay que hacer una evaluación muy exhaustiva: si la situación está dada a nivel de salubridad, pienso que se va a poder hacer el viaje sin ningún inconveniente, pero si (el virus) sigue desparramándose como hasta ahora y ellos no toman alguna medida firme para tener algún tipo de control y salir de la crisis sanitaria en la que están, me parece que ni siquiera la frontera se va a levantar, por tanto no creo que se pueda hacer nada hasta que eso ocurra”.
“En definitiva, hay que esperar. Hacer un viaje con jóvenes o con adolescentes demanda una responsabilidad absoluta, nosotros tenemos que velar por la integridad de los chicos y por ahora no tenemos realmente condiciones para establecer esos servicios”, sentenció.
Destino Iguazú: ¿una alternativa?
Semanas atrás, y atendiendo a la positiva evolución del COVID-19 en Misiones con respecto a otras realidades del país, se comenzó a evaluar la posibilidad de “redireccionar” parte del turismo estudiantil de este año hacia Puerto Iguazú, lo cual despertó la ilusión entre algunas de las agencias de viajes que organizan este tipo de excursiones y parte del sector empresarial de la ciudad de las Cataratas.
Es que, ante la posibilidad de que los chicos de quinto año y séptimo grado no tengan la posibilidad de viajar este 2020 a los destinos más tradicionales (como Bariloche o Córdoba), Iguazú sería una alternativa válida para recibir a los contingentes de otros puntos de la provincia.
Al respecto, Héctor Dopazo opinó que la opción “no deja de ser interesante”, aunque sobre todo para los viajes educativos del final de primaria, “por el hecho de que se pueden reducir costos, básicamente por la cuestión de la cercanía que va a permitir realizar un viaje relativamente corto y más seguro”.
Sin embargo, “para el secundario no sé si realmente va a tener atractivo: tal vez Iguazú no genere el mismo entusiasmo para un viaje de egresados”, admitió.
En cambio, para los chicos de séptimo grado “la finalidad no va a ser muy distinta a la que puedan llegar a encontrar en Córdoba o algún otro lugar, siendo que con la situación que estamos viviendo y la cantidad de protocolos que hay que tener en cuenta por la pandemia, la mayoría de los parques y centros recreativos no van a estar abiertos o van a estar funcionando a media máquina”, por lo que gana terreno “la posibilidad de hacer un viaje dentro de la provincia, a un lugar turísticamente importante, con un recurso muy interesante para mostrar y para realizar actividades” como es Cataratas.
Los paquetes 2021 vienen demorados
Sabido es que en cuarto año del secundario se empieza a diagramar por anticipado los viajes de quinto, ante la posibilidad de acceder a planes de pago en cuotas y otras facilidades que ofrecen las agencias.
Sin embargo, este año aún no se inició ese movimiento de cara a 2021. Por un lado, la no presencialidad de las clases dificulta la tarea de “captar” clientes, que tradicionalmente se realiza por el “boca a boca” y a las puertas de las escuelas.
Pero Dopazo agrega un segundo factor, que tiene que ver con trabas burocráticas derivadas de los varios meses de “parate” total por la pandemia: es que “la mayoría de las agencias no tienen habilitada todavía por el Ministerio de Turismo la carga de la ‘cuota cero’, que es la garantía del cumplimiento de servicios por parte de las empresas, porque en su mayoría no están listos los certificados de turismo estudiantil, no porque las empresas no los tengan o los operadores no los hayan entregado, sino que muchos tienen toda la documentación pero aún no fue remitida a la Nación o, si fue remitida, no fue cargada físicamente; entonces en el sistema tal vez no esté al día la renovación de los certificados y el que no lo tiene vigente para 2020-2021 todavía no puede hacer operaciones”, explicó.