Un día como hoy, pero de 1972, se fundó el Colegio de Graduados de Antropología, con la finalidad de jerarquizar esta actividad profesional y, además, promover la defensa de los derechos que protegen al antropólogo en el ejercicio de su profesión.
Desde ese momento, cada 27 de julio la Argentina conmemora el Día del Antropólogo, una profesión que tiene como objeto de estudio al ser humano en todas sus dimensiones.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el licenciado Adel Omar Mora Saade, docente de la carrera de Antropología en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones, señaló que esta disciplina “aborda al humano desde una dimensión biológica, por lo que se relaciona con todas las ciencias naturales; por otro lado, estudia su dimensión social y cultural. Su enfoque holístico nos permite estudiar y comprender toda la dimensión humana, desde sus sistemas de creencias, su modo de producción, sistemas de organización política y sistema de parentesco”.
Por medio de esta ciencia, explicó Saade, podemos comprender “por qué en una misma familia el abuelo es amante del asado, chamamecero, hincha de Guaraní Antonio Franco, y su nieto es vegano, juega al Fifa en la play, es hincha del Barcelona, de Lionel Messi y escucha trap”.
Vivimos en un mundo diverso y esto lo torna complejo: “Entender, comprender las formas de pensar y de actuar del otro, cultural y socialmente diferente, acercar esas percepciones distintas del mundo, es una de las principales tareas de la antropología”, planteó.
Mirar a los “invisibles”
Adel Saade descubrió su profesión cuando era niño: “Cayó en mis manos un libro de Charles Darwin, que proponía una teoría sobre el origen de las especies, basada en la selección natural. En mi Formosa natal, cuando cursaba el secundario, la profesora de historia me hizo ver a una ‘población invisible’ a mis ojos: los grupos étnicos Wichi, los Qom y los Pilágas. Siguen siendo invisibles para muchas miras, ignorados y vulnerados. Así fue que me embarqué en descubrir qué hacen los antropólogos”.
Una de las ramas de esta ciencia es la antropología aplicada, la cual se dedica a resolver problemas sociales. “En ese campo quería aportar para transformar la realidad de un mundo de minorías ignoradas; de niños y niñas, trabajadores vulnerados, de identidades no reconocidas”, indicó Saade.
El antropólogo además participó en diversos programas y proyectos desde donde abordó problemáticas sociales como “los sistemas de crianza de la niñez y su nutrición, las estrategias de supervivencia de niños y niñas en situación de calle. A deconstruir miradas naturalizadas sobre el trabajo infantil en el ámbito rural, como el tabaco y la yerba. A visibilizar el trabajo de niñas en el ámbito doméstico. A (re)pensar la construcción permanente de nuestra identidad, eso que nos hace sentir tan misioneros; el mate oculta el trabajo de gurises vulnerados y de tareferos explotados”.
(Nota publicada originalmente el 27 de julio de 2020)