Cual usina de malas noticias, la economía sigue arrojando datos cada vez más alarmantes sobre el estado de las cosas. Ya sean oficiales o privados, conservadores o arrojados, locales o externos, los índices hablan de la tierra arrasada a la que acertadamente aludía el oficialismo allá por diciembre, cuando en verdad y sin sutilezas el contexto era caótico. Veníamos del desastre, pero hoy estamos en uno mayor.
Ineficiencia… Un conjunto de pésimas decisiones, una pandemia global y otro poco de errores no forzados fueron el cóctel explosivo para la generación de la tormenta perfecta, cuyas consecuencias comenzamos a padecer en mayor medida durante estas semanas. Argentina va rumbo a la que seguramente sea la peor crisis de su historia en actividad económica… y parece que no todos lo asumieron aún.
Ineptitud… Los índices que tempranamente dieron a conocer algunos sectores, este Diario entre ellos, ofrecían un atisbo de lo que encontraremos al final de la pandemia. Pero es recién ahora que el Gobierno nacional comienza a asumir la compleja realidad y prepara a la sociedad para la dura tarea por delante. El tiempo perdido fue tiempo de oro, cuyo mejor aprovechamiento nos hubiera ahorrado muchas penurias. No será fácil, no será breve, implicará muchos sacrificios y entrega. Pero principalmente, más temprano que tarde, dependerá de un plan que todavía no se avizora claramente o que, en todo caso, aún parece insuficiente para darle batalla a las dimensiones de la crisis que se avecina.
Desconocimiento… Y es que como, sucedió desde el principio, el Gobierno incurre en los mismos errores: mal diagnóstico, mal desarrollo y la gente equivocada o sin los conocimientos suficientes para emprender la salida.
Sigue ausente la perspectiva suficiente que modere los efectos del problema, abundan los remedios de corto plazo y aún no aparecen los funcionarios que estén a la altura del reto.
Marginalidad… explicar el estado de las cosas implica deconstruir un proceso histórico, una dinámica metodológica que radica en culpas propias.
Argentina siempre ingresa en estos estadíos por las causas antes expuestas y los gobiernos posteriores a los que generaron el descalabro, lejos de corregirlo, tienen el mismo comportamiento ya sea por ineficiencia, ineptitud, desconocimiento y marginalidad. Incluso a veces colaboran con este último factor, tanto por omisión o por convicción.
Un claro ejemplo es la gran moratoria que por estos días proyecta el Gobierno nacional. Necesariamente debería tener un límite, repensarse qué personas o empresas pueden ingresar. Y es que no se puede seguir beneficiando a quienes se vaciaron de capital. Bajo ningún concepto se puede ahora poner en regla a esas empresas a un costo mucho menor al que debieron haber tenido. De otra forma será el pueblo el que, una vez más pagará esa diferencia. Cuantas más ventajas reciban esos grupos económicos, más impacto habrá en la macro.
Una dinámica recurrente
Los frecuentes comportamientos de los sucesivos gobiernos hacen que se pueda predecir el futuro. El siguiente siempre tiene el mismo comportamiento que el anterior. Acceden al poder con el firme discurso de atacar todo lo malo que se hizo en la previa, pero finalmente, por omisión o convicción, se convalidan vaciamientos o se condonan deudas. Bajo el paraguas de “protección al más débil” se termina beneficiando al más poderoso.
Lo dice la historia, las crisis argentinas siempre ponen a la sociedad un punto más abajo. Las salidas son cada vez más dolorosas. Siempre la sensación es que se está cada vez peor.
Otro aspecto que lo explica es el nivel de déficit. Argentina siempre gasta más de lo que ingresa. Hoy ese nivel es del 7%, cuando el de un país civilizado es, como mucho, 2,2%.
Este Gobierno venía a corregir ese desfasaje, pero el nivel de déficit hoy está peor. Incluso si no existiera deuda sería igual. Porque todos hicieron el mismo procedimiento por las mismas razones: proteger al más débil. Pero al fin y al cabo son siempre los más poderosos los que salen mejor parados.
¿Más ejemplos? Durante la semana hubo novedades sobre una investigación a la Oficina Anticorrupción del macrismo. Yendo un poco hacia atrás, recordando el festival de emisión monetaria y de nueva deuda, se había nombrado en Finanzas a un funcionario que llegaba procedente de la banca extranjera.
Primera irregularidad: el sujeto en cuestión trabajaba para la banca privada y el Estado al mismo tiempo.
Segunda irregularidad: entre sus primeras decisiones nombró a su banco como uno de los emisores de la deuda nueva.
Tercera irregularidad: el mismo funcionario aparece comprando bonos del Estado argentino emitidos por él mismo. Paralelamente su jefe venía de un fondo de inversión que tomó bonos de deuda y hoy, en la mesa de acreedores, reclama una mayor cuota.
Hasta ahí el contexto.
Según se supo ahora de la investigación que se llevó adelante entonces, la OA determinó que no hubo delito porque el funcionario en cuestión se había tomado vacaciones del banco en el que trabajaba entonces… insólito.
Y respecto a la operatoria de bonos, la OA aclaró que se elaboró un expediente que, sin embargo, se perdió en la mesa de entradas… increíble.
¿Cuarta irregularidad? Con todos los elementos probatorios y la necesidad de indagar, este nuevo Gobierno recibió eso y no hizo nada al respecto… Ineficiencia, ineptitud, desconocimiento y marginalidad.
Datos duros
Días atrás consultoras privadas retocaron sus cálculos y ahora proyectan una caída mayor del PBI para este año que rondará entre 11,5% y 15%. El dato surgió tras conocerse que la actividad económica se derrumbó en abril un 26,4% interanual debido al golpe que le asestó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, y por el impacto que tuvo el retorno a una cuarentena más estricta en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Aunque en gran parte del resto del país se mantiene una mayor flexibilización del confinamiento, la zona del AMBA genera entre el 40% y el 60% del PBI, y hará sentir ese peso en los números.
Lo más lastimados I
Unos 280 mil empleos se perderían este año en hoteles y restaurantes de todo el país a raíz de la crisis producida por el COVID-19 y el consecuente aislamiento preventivo, que provocó al sector una recesión tres veces superior al promedio de la economía del país.
Por otro lado el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la industria utilizó el 46,4% de su capacidad instalada en mayo, un número superior al mínimo histórico de abril pero por debajo del observado en mayo de 2019. A pesar de una paulatina reapertura de fábricas, el sector siguió sufriendo las consecuencias de las restricciones a actividades consideradas “no esenciales” para prevenir los contagios de COVID-19.
Los más lastimados II
El índice de precios al consumidor de junio en el NEA marcó un incremento del 2,3%, mayor al registrado en el mes anterior (1,6%), cortando una racha de dos meses consecutivos de baja. De esta forma, nuevamente volvió a estar por encima del nivel nacional que fue del 2,2%.
Además, en el acumulado 2020, la región continúa teniendo la inflación más alta del país con un alza de precios del 15,8%. También posee el índice más alto si se observa la comparación interanual (junio 2020 vs junio 2019), con el 46,6% (este indicador acumula seis meses de desaceleración).
Haciendo historia
La notable caída de la economía provocada por la pandemia ha generado, en forma paralela, un derrumbe histórico del nivel de inversión en el país, la cual se ubicó en el segundo trimestre del año en el orden del 12% del Producto Bruto Interno y con un internanual superior al 20%.
Así lo afirmaron desde la consultora Orlando Ferreres, quienes resaltaron que en mayo de este año la inversión bruta se ubicó en un nivel del 12% y aseguraron que ese panorama es el promedio que mostrarán las cifras finales del segundo trimestre.
Error de cálculo
La noticia menos querida de esta semana para los miles de usuarios del transporte público de pasajeros, fue la autorización que el Gobierno misionero dio a las empresas de transporte público del Sistema Integrado para llevar pasajeros parados en las unidades. Una medida que aglutinará personas en medio de la pandemia por coronavirus, con la Emergencia Sanitaria prorrogada por algunos meses a raíz del COVID-19.
En el decreto se calculó que en un colectivo más chico con capacidad para 90 pasajeros sentados y parados podrán viajar algo más de 50: en uno para 100 lo podrán hacer 60 y en una unidad del articulado al que le calcularon capacidad para 160 podrán trasladarse un centenar de usuarios. Ese error de cálculo, con un virus tan temido como el coronavirus, generó malestar e incertidumbre en la población que debe utilizar el sistema público porque no tiene alternativa.
La población misionera, que viene menos golpeada que otras provincias por el COVID-19 no necesita mayores preocupaciones generadas desde el Estado. Requiere mayor protección para la salud.