Ghebreyesus lanzó esta advertencia luego de que ayer -jueves 18 de junio- se notificó la mayor cantidad de nuevos casos en un solo día, con más de 150.000. Casi la mitad de esos casos se registraron en el continente americano, y también se registraron grandes cantidades en el sur de Asia y el Oriente Medio.
“El mundo se encuentra en una nueva y peligrosa fase. Muchas personas están comprensiblemente hartas de estar en casa. Es comprensible que los países estén deseosos de abrir sus sociedades y economías. Pero el virus se sigue propagando rápidamente, sigue siendo mortal, y la mayoría de la gente sigue siendo susceptible. Hacemos un llamamiento a todos los países y a todas las personas para que ejerzan una vigilancia extrema”, advirtió en rueda de prensa este viernes.
Tedros pidió continuar manteniendo la distancia de seguridad. “Quédense en casa si se sienten enfermos. Sigan cubriéndose la nariz y la boca cuando tosa. Usen una mascarilla cuando sea apropiado. Sigan limpiándose las manos. Seguimos pidiendo a todos los países que se centren en lo básico: encontrar, aislar, probar y cuidar cada caso. Rastreen y pongan en cuarentena cada contacto”, ha añadido.
A medida que la pandemia se acelera, el director del organismo sanitario internacional detalló que “los más vulnerables serán los que más sufran. Todos los países ricos y pobres tienen poblaciones que son vulnerables a un mayor riesgo de enfermedades graves y muerte”.
En este punto, señaló que los refugiados “corren un riesgo especial de sufrir el impacto de COVID-19 porque a menudo tienen un acceso limitado a una vivienda adecuada, agua, nutrición, saneamiento y servicios de salud”.
“Más del 80 por ciento de los refugiados del mundo y casi todos los desplazados internos del mundo se encuentran en países de ingresos bajos y medios”, aseveró.
Así, reconoció que la OMS “está profundamente preocupada por el peligro muy real y presente de la transmisión generalizada de COVID-19 en los campamentos de refugiados. Además de la amenaza para la salud que representa el virus, COVID-19 también está exponiendo a muchos refugiados a dificultades aún más graves”.
Un informe publicado este viernes por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja muestra que alrededor del 70 por ciento de los refugiados encuestados en Turquía habían perdido sus empleos desde el comienzo de la pandemia.
“Tenemos el deber compartido de hacer todo lo posible para prevenir, detectar y responder a la transmisión de COVID-19 entre las poblaciones de refugiados. Las medidas de salud pública que reducen la transmisión de COVID-19 requieren una aplicación estricta y sostenida. Esto es difícil de lograr en los campos de refugiados, donde la situación de la salud pública es débil”, concluyó.