
“Estamos pasando por muchas complicaciones en la chacra porque a los productores les está costando salir a trabajar; las alternativas dadas son paliativas, la verdad es que nuestras ventas directas cayeron y las otras alternativas de distribución tampoco alcanzan para cubrir el déficit”.
Con este balance el titular de las Ferias Francas de Posadas, José Villasanti, mostró preocupación por el jaqueo económico a los pequeños productores.
“Si bien nuestra actividad es alimenticia y es algo que la gente nunca deja de consumir, las medidas protocolares para frenar la propagación del COVID-19 también nos tienen frenados: de todos los colonos que forman parte de la feria sólo pueden venir la mitad y encima cada quince días. Muchos de ellos vuelven con mercadería a la casa y se echa a perder”, lamentó Villasanti.
“Un claro ejemplo es Villa Cabello”, apuntó, donde “de los 120 productores que trabajaban allí sólo pueden venir 30. Para colmo, como hay que hacer una fila en la calle para entrar a comprar, la mayoría desiste. Nuestras pérdidas son de entre el 10% y el 20%”, sostuvo.
Con menos productores, menos productos y con mucho más sobrante de mercadería por la falta de compradores, la angustia se apodera de estos trabajadores que no pueden llegar a cumplir con sus obligaciones.
“Todos estamos acostumbrados a no esperar para comprar y eso cambió rotundamente. Es un cambio al que todavía no nos hemos podido adaptar eso nos frena”, confió el dirigente de los productores.
Según sus palabras, las opciones implementadas para paliar la caída fueron insuficientes: “Se abrieron otros puntos de ventas en diferentes días de la semana y también se probó la venta de bolsines puerta a puerta para que la gente directamente retire el pedido que hizo por medios virtuales, pero no es lo mismo: la gente quiere elegir, comprar o que ve”, analizó el productor.
Para él, “no es lo mismo darle una bolsa ya armada al consumidor, porque quizá no es lo que está buscando”.
Como conocedor de la dinámica de la feria, el quiebre de la relación cara a cara entre el productor y consumidor es algo que va a ser difícil de modificar en el corto plazo y de acuerdo a su mirada, es lo que va a complicar todavía más la situación ante la llegada del invierno y la escasez de algunos productos fuera de temporada.
Cuesta arriba
Con los protocolos de distanciamiento social, a los productores les cuesta llegar, se les dificulta permanecer dentro de las instalaciones dentro de la feria y el comprador tampoco se acostumbra a los cambios.
“Las chacras siguen produciendo y eso hay que cosechar, sacar del pueblo y comercializar, todo en el marco de un protocolo complejo. Sería una pena que estos productos se echen a perder en la chacra. Nosotros estamos trabajando con listas de a quienes les toca trabajar según los días. Si ese trabajador no vende todo lo que trae pierde, porque recién puede volver a los quince días a la fiera cuando le vuelva a tocar el turno”, explicó Villasanti.
“Antes teníamos nuestros productos en la vereda, la gente pasaba y compraba, ahora tiene que hacer filas para entrar a los tinglados y eso hace que dejen de venir a comprar y el productor vuelve deprimido a su casa”, lamentó el titular de las Ferias Francas de Posadas.