En los últimos días el método de Suecia estuvo en boca de todos, incluso el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad lo mencionó como una posibilidad para reactivar la provincia a la espera de una vacuna definitiva.
La estrategia que emplea el Gobierno de ese país para combatir la pandemia del COVID -19 consiste en inmunizar al rebaño, es decir que en lugar del confinamiento obligatorio deja que el virus se propague entre las personas de menor riesgo o con síntomas leves, hasta que la mayoría de la población esté inmunizada.
Según los médicos es una de las formas de combatir la pandemia. La otra es con una vacuna, algo muy lejano por estos días.
La decisión sueca tiene un fundamento bastante claro y se basa en la experiencia de la circulación del virus Influenza, una gripe muy fuerte, y que año tras años afecta a un importante sector de su población.
Para entender un poco más de cómo es la vida en el país sueco, EL DEPORTIVO dialogó con el posadeño Rodrigo Gómez, de largo recorrido en el fútbol local e internacional y hoy afincado en Estocolmo. A esa ciudad llegó para jugar a la pelota y nunca más se fue. Hoy ya está retirado de la actividad aunque no se alejó del fútbol, ya que continúa ligado gracias a su profesión de educador.
Gómez comentó que “en Suecia sucede algo muy parecido a otros lugares de Europa, aunque con salvedades importantes”. Las excepciones son para cuidar las finanzas del país. En Suecia no cerraron restaurantes ni gimnasios, por ejemplo, para que no se resienta la economía general.
En cambio, sí suspendieron las realizaciones de los eventos masivos con más de 50 personas. En este punto, la familia Gómez lo sintió porque tuvo que cancelar el cumpleaños de una de las niñas. “Lo pospusimos para más adelante”, contó Rodrigo.
El Gobierno sueco confía en la responsabilidad de la sociedad y sólo apostó a las recomendaciones y medidas de prevención. Mientras tanto redobla sus esfuerzos en contener a las personas que están dentro del grupo de riesgo. “Con ellos (mayores de 65 años) trabajan muy fuerte, tratan de aislarlos del resto, pero es muy difícil porque la situación cambia día a día”, dijo Rodrigo.
Con respecto al sistema sanitario, el misionero relató que “aquí la salud es pública y el procedimiento ante la presentación de síntomas comienza con un llamado la guardia médica. Si es una persona que no está en el grupo de riesgo, le toman los datos para un seguimiento y le recomiendan quedarse en la casa. Sólo te buscan si estás en riesgo, para que no colapse el sistema de salud”.
Rodrigo mencionó que “lo que reina en la sociedad y afecta la economía es la incertidumbre, el desconocer cuándo se terminará todo. Hace un mes atrás, la gente todavía iba a comer a los bares, pero de a poco fue cambiando esa actitud y ahora están volviendo a salir porque se dice que ya pasó el pico máximo”.
Además de Rodrigo, la familia Gómez se conforma con Alejandra y las niñas Sophie (7) y Antonia (5). “Tenemos miedo, pero confiamos en las decisiones que toman las autoridades sanitarias del país”, admitió el misionero.
Echar raíces
Antes de pisar las canchas de diferentes países europeos y asiáticos, Rodrigo jugó en Atlético Posadas y en Crucero del Norte, entre otros, donde hizo grandes amigos con quienes conversan vía WhatsApp. Incluso está expectante por la continuidad del Regional Federal para conocer la suerte de El Deca, club donde juegan varios de sus amigos e incluso con Franco Cabrera, jugador del Decano mantiene un fluido contacto.
Con respecto a cómo fue a recalar en tierras suecas, Gómez indicó que “llegué en el 2009 para jugar al fútbol en un equipo de Suecia, ya había pasado por clubes de diferentes países (Dinamarca y Vietnam) y por medio de un representante me instalé en Suecia. Primero fue un contrato de seis meses y después ya lo renové por dos años más”, repasó Gómez
“En el 2011 decidimos con mi novia que ya era tiempo de formar nuestra familia y ese año nos casamos. Ella es mi novia de toda la vida y hablábamos de echar raíces en este país, en especial porque nos sentíamos muy cómodos y luego de analizarlo tanto decidimos quedarnos acá”, añadió.
Un año después nació Sophie y el fútbol empezó a ser cada vez menos importante en la vida diaria de Rodrigo, quien para ese entonces ya jugaba en divisiones menores.
“En el 2015 nació Antonia y ahí me apareció la posibilidad de un trabajo en una escuela para chicos con capacidades diferentes. Estudié a medida que iba trabajando, pero lo sigo haciendo porque la formación educativa es constante para estar a la altura de las necesidades de los chicos”, manifestó el exjugador.
Alejandra trabaja en un jardín de infantes y “así fue como hicimos nuestra vida acá, con nuestros amigos y somos muy felices con la decisión tomada de vivir en este país”.
Una de las grandes satisfacciones de Rodrigo es haber podido llevar a su mamá a Europa de visita y que conozca paisajes nuevos. Gracias a la tecnología se mantiene en permanente contacto con su familia y gracias a ellos Rodrigo sabe lo que ocurre en su amada provincia.
Desde su casa familiar dejó un saludo esperanzador: “Hay que estar tranquilos, todo esto pasará pronto”, expresó. Tras la charla con EL DEPOR, Rodrigo dejó de lado el teléfono para ayudar con las tareas escolares a Sophie y miraba de reojo las andanzas de Antonia, junto a su mamá Alejandra.