Desde la madrugada del sábado en Argentina, cuando se conocieron las primeras informaciones sobre una erupción del volcán Anak Krakatoa, no fueron pocas las “teorías apocalípticas” que se hicieron virales en las redes sociales.
Si bien algunas fueron bajo la forma de memes o bromas, hubo otras como “información” más “seria”, pero lo cierto es que hubo una rápida reacción de los geólogos quienes salieron rápidamente a dar una explicación científica de lo que viene ocurriendo, particularmente desde enero último en el Anillo de Fuego del Pacífico, para transmitir calma a la población, de por sí afectada por la pandemia de COVID 19.
“Más que nada para que no se genere esa idea de que el mundo está en peligro, o Indonesia está en peligro y además entender que la gente que vive allí aprendió con el tiempo que esa es una zona peligrosa y saben perfectamente que hacer“, dijo a PRIMERA EDICIÓN Bruno Colavitto, doctor en Geología por la Universidad de Buenos Aires, actualmente becario posdoctoral del CONICET en el Centro de Investigaciones de la Geosfera y la Biósfera de la Universidad Nacional de San Juan.
“Los que han hecho erupción son volcanes que están monitoreados constantemente. De hecho existen páginas que dan informes sobre los volcanes que están activos en este momento y son más de 20″, aseguró Colavitto a este Diario, charla telefónica mediante.
“Con los volcanes, a diferencia de otro tipo de contingencia de catástrofes, los científicos podemos saber con anticipación si se aproxima una erupción o no. A diferencia de los terremotos, por ejemplo, que si bien sabemos que hay zonas que son propensas a tener terremotos, no podemos precisar cuándo van a ocurrir”, comparó.
“Ayer leía una nota en la que comparaban los peligros volcánicos con la pandemia por la idea de que medianamente se puede prevenir cómo va a evolucionar, sin embargo nadie puede saber a ciencia cierta si nos vamos a contagiar. Pero a la erupción del volcán podemos prevenirlo“, apuntó Colavitto.
“Si bien es cierto que hay peligro en la actividad de estos volcanes, también hay que saber por ejemplo que el servicio geológico de Indonesia recomienda que la gente no se acerque a menos de dos kilómetros; sin embargo hay zonas turísticas habilitadas que están fuera de riesgo”, señaló como dato tranquilizador.
“Quizá la gente de Indonesia con este evento eruptivo del viernes, buscó un poco de información y luego siguió con sus actividades normales. Habrán mirado un poco de costado todas esas publicaciones sobre el apocalipsis”, bromeó el geólogo.
“Lo que ocurrió no deja de ser una erupción, si uno se acerca a su origen se escucha el estruendo. Hay una foto que tomó el servicio geológico de Indonesia con una cámara instalada en la cima del volcán”.
“Lo que se veía a la lejanía era una columna de cenizas de más o menos 500 metros. Eso indica que hizo una erupción explosiva y las columnas de humo indican si las explosiones fueron peligrosas. Esta fue de 500 metros, hay volcanes que hacen columnas de cenizas de hasta 10 o 12 kilómetros y más.En general cuanta más ceniza expulsa es porque hizo una explosión más fuerte”, explicó.
Otras erupciones
De acuerdo a lo que se desprendió de la charla con el geólogo, hasta el momento no hay ningún estudio científico que diga que una erupción dispara otra erupción.
Indicó el geólogo en ese sentido: “Como primer punto a resaltar con lo que está ocurriendo con los volcanes es que nuestro planeta es un planeta activo. Siempre lo ha sido”.
“Hay algunos que por ejemplo relacionan grandes terremotos con erupciones. Sin embargo, en el caso puntual de los seis volcanes que se mencionan haber hecho erupción junto al Anak krakatoa no se puede hablar de una correlación. La información más confiable que se tiene es que en el Anillo de Fuego del Pacifico hay actualmente más de 20 volcanes activos junto con el Anak Krakatoa, y este en realidad está haciendo erupción desde enero y ha habido un evento por mes, hasta ahora”, aclaró el científico.
“Sin embargo no hay una conexión que diga que porque uno hizo erupción desencadene otras”, insistió.
Remarcó el geólogo: “Nuestro planeta es un planeta en movimiento y ese movimiento se explica a partir de las investigaciones científicas a lo largo de unos 150 años. Es importante tener en claro esto porque existe una zona en particular de la tierra que se llama el cinturón de fuego, a raíz de este movimiento de las placas tectónicas y como interactúan en la superficie de la tierra. Esta zona del planeta es muy activa, ya que allí se encuentran más de 400 volcanes, donde continuamente se están produciendo terremotos“.
Por ejemplo, enumeró, “todos los grandes terremotos de Chile se incluyen en esta zona, la falla de San Andrés, o de Japón e incluso el tsunami de 2004 que mató a más de 200 mil personas, está comprendida en una franja, unos 40 mil kilómetros alrededor del Este de Asia y todo el Oeste de América y Oceanía, que se llama cinturón de fuego”.
“Los volcanes como el Anak Krakatoa, que el viernes último tuvo un evento eruptivo, se encuentra situado en esa zona. Su predecesor, el krakatoa, es muy conocido porque en 1883 tuvo una erupción muy grande, una de las más grandes registradas en la historia de la humanidad. Esa erupción causó que una parte del volcán colapse, lo cual desencadenó una ola de grandes dimensiones que llevó a la muerte a más de 40 mil personas”.
“Los volcanes de grandes dimensiones, como lo fue el krakatoa, tienen una historia de miles de años hasta llegar a ser lo que, por ejemplo, ese lo fue en su momento, fueron las especificaciones brindadas por el científico, quien agregó: “los volcanes se forman a partir de sucesivas erupciones. La lava va formando lo que son los edificios volcánicos”.
“En particular el krakatoa ocurrió que se fue haciendo cada vez más alto. Cuando se destruyó el volcán en el 1800, este siguió generando lava desde la profundidad y sigue reconstruyéndose desde su base en el fondo marino”.
“Sin embargo, va a pasar un tiempo largo hasta que ese volcán vuelva a tener, si es que alguna vez lo tiene, las mismas características de un edificio alto como el que causó tantas muertes”.
“Que eso suceda depende mucho de la actividad que tenga. Ahora, si no me equivoco tiene una altura de 200 a 300 metros, no mucho más. Es decir, tuvieron que pasar 140 años para que el volcán pueda salir de la superficie del agua”, explicó.
“No siempre se puede tener claridad de cuánto tiempo demora, pero si es más de una centena de años”.
Sobre el investigador
Bruno Colavitto, Doctor en Geología por la Universidad de Buenos Aires, actualmente becario posdoctoral del CONICET en el Centro de Investigaciones de la Geosfera y la Biósfera, Universidad Nacional de San Juan. Actualmente estudio el registro de terremotos antiguos en el sur de la provincia de San Juan y estoy estudiando peligros asociados al cambio climático en los Andes de la provincia de Chubut.