Ayer entró en vigencia el decreto provincial que declara la obligatoriedad del uso de protectores bucales y nasales en espacios tales como entidades financieras, comercios de abastecimiento y transporte de pasajeros, tanto para quienes trabajan en atención como para los usuarios. Asimismo, instan a la población de extremar medidas de cuidados y el uso de los barbijos en puntos de circulación pública como calles y veredas.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el ministro de Salud Pública de Misiones, Oscar Alarcón, indicó que “en estas primeras 24 horas es impresionante el acatamiento del uso del barbijo en lugares públicos que funcionan a medias, supermercados y hasta en las calles. A quienes no tenían barbijos intentamos desde Salud Pública proveerles de algunos de fabricación artesanal que las personas de manera solidaria donaron al Ministerio”.
En cuanto a las medidas de sanidad, Alarcón señaló que “el uso de la mascarilla, el lavado de manos y el respeto de la distancia no era tomado muy en serio por muchos pero pareciera que arrancamos este lunes una etapa diferente en la provincia. Eso es muy bueno porque tampoco hubo un rechazo al uso del barbijo, salvo algunos sectores que empezaron con las críticas del material, de la tela. Sin embargo, la sociedad debe entender que el uso de esa protección en lo sanitario y la complejidad del contacto con un paciente sospechoso o confirmado es otro. Para los que van a comprar o circulan pueden usar los de fabricación hogareña. En esto, la sociedad debe entender que estamos en un proceso de cambio que vamos a sostener por un tiempo si queremos evitar la circulación del virus”.
En las calles
En este contexto, PRIMERA EDICIÓN realizó un recorrido por algunos puntos de la ciudad capitalina para comprobar el nivel de acatamiento de la medida de refuerzo de protección. En algunos de los comercios de la zona oeste cercanos a Villa Cabello comenzó a verse a todos, empleados y clientes, con los barbijos puestos. En diálogo con un vecino del barrio, Héctor, éste explicó que tuvo que regresar a su casa a buscar el protector facial porque no lo dejaron ingresar a comprar en un supermercado local porque no tenía el barbijo puesto.
Por su parte, en el centro capitalino, al consultar a una señora mayor de 60 años que recorría las calles con barbijo hecho a mano del porqué de su uso, esta comentó que “antes lo usaba sólo cuando viajaba en colectivo o estaba en un lugar con más personas pero ahora lo tengo todo el tiempo, y mientras estoy en la calle también. Ahora la gente empezará a tomar conciencia porque está muy desacostumbrada a respetar las normas y no se dan cuenta de lo que está pasando. Siguen viviendo en un sueño”. Más allá de la medida durante la pandemia, aclaró que “lo más probable es que si en algún momento termina todo, siga con esta costumbre”.
Otras jóvenes consultadas señalaron que la medida le parecía poco práctica, porque creían que no servía de nada al tener que cambiarlo constantemente. En supermercados del casco céntrico no dejaban ingresar a los compradores sin barbijo. En algunas farmacias sucedió algo similar, porque sólo permitían ingresar al local si utilizaban algún elemento para cubrirse la zona bucal y respiratoria, como ser bufandas, aprovechando el clima.
“Los pedidos no paran de llegar pero ya quedan poco materiales”
Tras la obligatoriedad de que las personas usen barbijos en las instituciones, comercios e incluso en las calles, ahora es prácticamente masivo la presencia de los protectores y muchos buscan dónde tener un stock en su hogar. Mayormente los posadeños han optado por los diseños quirúrgicos que se consiguen en farmacias y comercios. Sin embargo, otros se animaron a confeccionar sus propios protectores faciales de tela o hacer pedidos a las modistas de los barrios.
PRIMERA EDICIÓN habló del tema con una costurera de Villa Cabello, Concepción Molina, quien explicó que “en los últimos días los pedidos no paran de llegar pero ya quedan pocos materiales. Al no ser de los trabajos esenciales no se puede ir a comprar al por mayor, así que tuve que manejarme con las telas que tenía guardada, como las TNT y el lienzo, para hacer los barbijos. Los diseños son hechos con un forro doble, para mayor seguridad de las personas”.
Semanas atrás, “cuando comenzó la cuarentena, los vecinos más cercanos fueron los primeros en hacer pedidos porque no conseguían en las farmacias. Ahora se consiguen pero sólo los que son industriales y algunos son bastante costosos. Así que de boca en boca, la gente va averiguando quiénes hacen barbijos caseros, reutilizables, comparan precios y piden por cantidades. En unas dos semanas creo que hice varias decenas de protectores”, agregó la modista.
Para cuando se acabe la materia prima, Concepción contó que “será el momento se reciclar los materiales que tenemos en los hogares. Ahora veo tutoriales de barbijos hechos con telas de todo tipo”.