Con buenos resultados arrancó la segunda cosecha de miel en Misiones, sobre todo en la Zona Sur. Los buenos rindes que están obteniendo los productores locales están asociado al clima favorable.
El consumo de miel crece en el país debido a que muchos se vuelcan a ingerir productos sanos y naturales. Incluso se realizan diferentes actividades en las provincias apicultoras, con la idea de que este alimento forme parte de la compra habitual del argentino.
La miel es un producto alimenticio natural elaborado por las abejas a partir del néctar de las flores. La definición, identidad y calidad se encuentran establecidas en el Capítulo X, artículo Nº 782 y artículo Nº 783 del Código Alimentario Argentino.
En dichos apartados señala que “la miel deberá responder a las siguientes características: tener una consistencia fluida, viscosa o cristalizada total o parcialmente; color variable desde casi incolora hasta pardo oscuro; sabor y aroma propio”.
Hasta 2016 los datos mostraban que en el país el consumo rondaba los 200 gramos; mientras que en otros países del mundo alcanza 1 kilo per cápita.
En Argentina y sobre todo Misiones la apicultura es desarrollada por pequeños productores; en muchos casos se trata de una segunda actividad que aporta ingresos a los grupos familiares.
Incluso, con la idea de fomentar su práctica se realiza distintas capacitaciones y las entidades del Gobierno suelen tener programas para quienes quieran sumarse a la apicultura. De esta manera, los interesados acceden a charlas y reciben el acompañamiento en la comercialización del producto según las exigencias del mercado.
En los últimos tiempos, muchos jóvenes empezaron a incursionar en la actividad, tanto la convencional como así también la ecológica; la cual va ganando terreno en Misiones.
Sobre la actividad en la tierra colorada brindó un panorama el técnico en Agroecología, Agustín Ortiz (25), quien desde hace unos años se dedica a la actividad apícola en la Zona Sur.
“En esta temporada se realiza la segunda cosecha”, señaló y explicó que “tenemos un período de floración intermitente”.
Es así que la primera se desarrolla desde finales de agosto y se extiende hasta diciembre; mientras que la segunda se da en febrero hasta mediados de abril inclusive.
En consecuencia, enfatizó que “en la Zona Sur estamos teniendo una cosecha abundante en esta segunda temporada”.
En cuanto a los buenos rindes, expuso que “se debe a que el clima acompañó porque no llovió mucho y eso significa que las flores no fueron lavadas, ya que sino las precipitaciones sacan el néctar y el polen. Esto ayudó a que se tenga una buena cosecha ahora”.
En lo que refiere a los rindes, el joven deslizó -a grande rasgos- esta cosecha aumentó en un 60% o 70%.
Ortiz apuntó que -en su caso- la actividad apícola se caracteriza por ser ecológica. “Hay dos tipos de apicultura; por un lado, está la convencional y por otro, la ecológica”, dijo.
Para desarrollar esta segunda opción, se brinda un espacio vital para las abejas (cajón estándar) y se deja que el ejemplar haga todo trabajo; como por ejemplo la producción de cera.
“En este tipo de práctica la cera es elaborada 100% por las abejas, es decir que es un producto completamente natural”, indicó Ortiz.
En tanto, en la apicultura convencional los productores compran la cera; la cual es de fábrica. “Por lo general contiene algunos productos químicos para que no agarren mohos o humedad”, mencionó.
Por esta razón, el joven subrayó que “quienes nos dedicamos a la apicultura ecológica tratamos de vender la miel con el panal incluido así se garantiza, a quien compra, que se trata de un producto 100% natural”.
Asimismo, enfatizó que “en el sabor se nota la diferencia porque al comer la cera dentro del panal se está ingiriendo el producto óptimo en la conservación. No tiene ningún tipo de alteración”.
Precios en el mercado
Por otro lado, Ortiz habló sobre la demanda del producto y expuso que “es constante. Todo el año la gente pide o pregunta por la miel”.
A la vez, agregó que “ahora con esta situación de la cuarentena y que muchos buscan mejorar el sistema inmune la demanda está creciendo”.
En este caso, la comercialización se da con el consumidor directo o a través de redes sociales como ser Facebook o Instagram.
En este punto, el joven apicultor contó que “como nosotros no tenemos una gran producción de miel todavía, vendemos a los contactos más cercanos; como ser amigos o familiares”.
Además, adicionó que cuando tienen un excedente logran comercializa el producto a algunas dietéticas de Posadas.
En tanto, los precios de comercialización suelen estar unificados por los apicultores de la zona y se diferencian si es por tacho o por kilo.
Es así que se puede ejemplificar que los productores venden entre los $200 y los $260 el kilo. Mientras que en la venta por balde el valor puede arrancar en $160 o $180 (el kilo