os abuelos y tíos de Juanfer Velarde están ansiosos por alzarlo en brazos y conocerlo personalmente pero prefieren hacer bien las tareas y “quedarse en casa” para que cuando pase el COVID-19 puedan disfrutar a pleno del nuevo integrante de la familia. Si bien los padres del bebé, Gyssel y Mauro, habían proyectado que el día de su nacimiento acudirían a la clínica sin la compañía de toda la “prole”, nunca pensaron que su hijo vendría al mundo en medio de una pandemia que sacude al planeta.
“La experiencia de ser papá es única, es algo hermoso, aunque nos toca justamente en esta Emergencia Sanitaria que uno no prevé, y te encontrás con contratiempos que son bastante engorrosos y nos fastidian”, manifestó el papá. Más allá de eso, “estamos tranquilos, contentos. Juanfer nació bien, con 2,650 kilogramos, pasadas las 18 del 24 de marzo”.
Narró que su hijo es el primer nieto de la familia, “están súper felices pero también angustiados por no poder verlo, pero tomamos los recaudos que se deben para tratar de no lamentar a futuro por este virus que esta circulando”.
El parto estaba programado para el 6 de abril pero “el martes a la siesta Gyssel rompió bolsa y venimos de urgencia a la clínica y el médico, que nos dijo que el bebé tenía que salir porque sabíamos que tenía poco líquido amniótico. Y al romper bolsa perdió lo poco que quedaba. Se preparó el quirófano y en 40 minutos Juanfer estaba con nosotros”, agregó.
Explicó que “veníamos planeando el tema de estar solos porque no es conveniente que vinieran todos los familiares. Ella acaba de dar a luz, se siente cansada, por lo general uno no sabe como la puede llegar a afectar, siendo su primer embarazo. Previo a esta situación ya habíamos pactado que tanto los abuelos como los tíos se queden en casa. Por ese lado estábamos tranquilos. La estamos llevando. Es difícil porque quieras o no, tenés que tener contacto, por eso tomamos recaudos para no lamentarnos después”.
Según Mauro Velarde, la parte desagradable fue al llegar a la clínica porque “no me dejaron pasar con mi pareja. Tenía que esperar afuera a que venga el médico y autorice mi ingreso, sin saber qué es lo que había pasado, porque venimos por una pequeña urgencia pero no para que nazca el bebé en 30 minutos”.
“Lo feo -además- es que no podés salir y tenes que molestar a un tercero para que venga a buscar la receta y conseguir lo que necesitamos de la farmacia. Uno no está preparado para esas cosas, y menos en nuestra experiencia que fue la primera. A pesar de todo, estamos contentos y felices porque tanto Gyssel como Juanfer están bien”, celebró.
Ante la requisitoria de sus amigos, Mabel, mamá de Mauro, escribió unas líneas para poder plasmar sus sensaciones, que son muchas. Entre otras cosas, confió que: “Ya toda esta pesadilla va a terminar y vamos a tener tiempo de mimarlo, besarlo y jugar con él. No voy a negar que sufro. Lloré ni bien me enteré, pero de una gran alegría. Este bebé fue muy esperado por parte de mi familia”. “Vamos a seguir esperando”, añadió, e indicó que gracias a la tecnología “lo disfrutamos igual a través de videollamadas y fotitos por WatshApp. El 24 le dije a mi esposo, preguntá cómo están los chicos, y Mauro nos manda la foto de la mamá y el bebé tomando la teta. Mi marido me dice, está trucada, le digo no, si tiene el camisón que le regalé. ¡ya lo tuvo!. Me vino un suspiro y me largué a llorar. Se me pasaron tantas cosas por la cabeza que no puedo explicar. Salí llorando y le mostré a mis vecinos, y les dije: ¡soy abuela! Con lágrimas de tristeza y, a la vez, de una alegría inmensa”.
Católica, creyente en Dios, Mabel acotó que “Él quiso que fuera así y hay que cumplir su orden. Tengo fe que todo pase y esto sea una anécdota que podamos contar, y abrazar y acompañar en la crianza de ese angelito, que es mi NIETOOO”.