Hasta ahora sabemos que el coronavirus se trasmite por vía aérea, a través de pequeñas gotas que se producen cuando una persona infectada tose o estornuda. También se transmite en forma indirecta al tocarse ojos, nariz o boca tras tocar superficies contaminadas.
Por ello, es muy importante saber cuánto tiempo sobrevive el virus en las distintas superficies y cómo neutralizarlo. Este martes, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine concluyó que en acero, plástico y cartón, entre otras estructuras, puede permanecer activo incluso 72 horas (tres días).
Eso implica días potenciales con capacidad infectiva sobre estos materiales. Y también en el aire en suspensión: investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), la Universidad de Princeton y los Institutos Nacionales de Salud Pública de los Estados Unidos (NIH) vieron que el virus tenía la capacidad de mantenerse viable en el aire hasta tres horas.
¿Y qué sucede con las telas y otras superficies porosas como el papel? ¿Podemos llevar el virus en nuestras ropas?
Para Xavier Abad, jefe de la Unidad de Alta Contención Biológica del IRTA-CReSA y profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona, “por lo que sabemos hasta el momento, tanto en la ropa como en el papel, al ser superficies porosas, el virus quedaría ‘secuestrado’, aunque no se sabe si totalmente inactivo. En superficies como en metales o plásticos, el virus queda adherido a la superficie, sin poder penetrar en ella; por eso cuando pasamos el dedo por encima, corremos el riesgo de llevárnoslo.
En cambio, en papel y textil, algodón e incluso látex, es mucho más difícil recuperar el virus, que penetra y se une con mayor intensidad a las moléculas del material poroso. Y en ese caso, tanto da si está activo o inactivo, porque no se puede recuperar, lo que quiere decir que no te puedes contaminar”. Aún así, los expertos ofrecen una serie de medidas de profilaxis para aquellos que tienen que salir de sus casas o los que tengan familiares con síntomas.
Si el virus se transmite por vía aérea, ¿lo podemos respirar en la calle?
Según Abad, eso es incorrecto. Primero, porque no toda la población está infectada e incluso las personas que están enfermas no liberan virus en cada exhalación, sino al toser o estornudar, por lo que las personas que caminan por la calle o que están en un espacio, no están todas liberando virus al ambiente. Además, según explicó, cuando respiramos o exhalamos en un espacio exterior, el aliento se diluye al instante en el volumen inmenso de aire de ese espacio, donde, además, las condiciones no son estáticas, sino que siempre hay algo de desplazamiento del aire, que es el viento.
¿Qué pasa en los espacios cerrados?
El riesgo de contraer el virus aumenta en espacios cerrados compartidos con otras personas, como el supermercado o el trabajo. Aunque, según el experto, “estos espacios suelen tener sistemas de circulación de aire, o aire acondicionado que, si no recirculan el aire, ayudan nuevamente a la dilución, por lo que es muy poco probable que se produzca un contagio. Eso sí, siempre que se respeten las recomendaciones de seguridad y no haya aglomeraciones ni una densidad elevada de personas”.
¿Es posible que el virus esté sobre la superficie de un producto del supermercado?
Para el especialista, es poco probable que el virus llegue allí, “es altamente improbable que cuando tomemos un paquete de alimento de una góndola haya coronavirus con capacidad infectiva en él y nos contagiemos”. Para evitar este remoto contagio, recomienda limpiar los envases con un trapo o un papel de cocina humedecidos con una solución de lavandina diluida. O retirar el envase exterior y tirarlo a la basura, como en el caso de los huevos o las bebidas en pack, que suelen venir envueltas en plástico o cartón. Al terminar, lavarse bien las manos.
Lo mismo ocurre si tomamos un papel o recibimos una carta, pues Abad recordó que “la piel sana es una barrera muy efectiva contra los virus en general y contra el coronavirus, que no puede entrar al organismo a través de la piel intacta. Sólo cuando con las manos, en caso de que estén contaminadas, nos tocamos la cara y en particular las mucosas nasales, bucal u ocular, corremos peligro de infección. Por lo tanto, si recibes un paquete, la medida más efectiva es, una vez que lo recoges y lo guardas, lavarse las manos con jabón, con intensidad. De esta forma interrumpimos la potencial cadena de transmisión. Y hay que recordar que en cartón, los datos experimentales indican que el SARS-CoV-2 pierde su efecto infeccioso con rapidez”.
Hay que sacarse los zapatos antes de entrar a la casa
Para Abad, es una buena idea dejar los zapatos a la entrada de casa. No hace falta desinfectarlos, aunque si se desea mayor seguridad, se les puede pasar un trapo húmedo con lavandina diluida por la suela. A su entender, es muy poco probable que puedan haberse quedado virus enganchados en los zapatos y que luego estos puedan infectar a una persona en tu casa.
Recomendó el uso de pañuelos descartables para agarrar el picaporte de las puertas de áreas comunes de los edificios. Mientras que en sectores internos es recomendable dejar las puertas sin pestillo, abiertas, para que se puedan empujar con el pie o la cadera y evitar así tocarlas con las manos. Pero siempre, y a pesar de todos los cuidados previos, el último paso debe ser el lavado de manos.
Los desinfectantes comunes funcionan
Afortunadamente, según destacó el especialista español, los productos que se venden como desinfectantes en el supermercado, funcionan para neutralizar al coronavirus. “La lavandina diluida, el agua oxigenada o el alcohol en una concentración del 70% también funcionan. Para las superficies es lo más recomendable, también el agua con jabón si el material que queremos limpiar lo permite. Para las manos, mejor agua con jabón o solución desinfectante”.
Por otra parte, Abad recordó que la desinfección no es inmediata. “Los desinfectantes no son instantáneos, por lo que para hacer efecto necesitan estar un tiempo de contacto con las superficies a desinfectar. Este tiempo debería ser al menos de entre 5 y 15 minutos. Un vez transcurrido este lapso, hay que fregar bien la superficie con un trapo o, mejor aún, con un papel de cocina que podamos tirar al acabar”.
En tanto, recomendó limpiar y desinfectar la computadora y escritorio si son de uso compartido, pero destacó que “lo más eficaz es lavarse muy bien las manos después de usar la computadora e intentar, mientras tanto, no tocarse la cara con las manos”.
Señaló además que la solución desinfectante, en ausencia de agua y jabón, es también buena opción. “Pero hay que ser generoso, no poner una gotita y ya está, sino restregar las manos muy bien, para lograr el mismo efecto que con el jabón, que se rompa la membrana lipídica del virus y eliminemos la piel muerta superficial”.