Formalmente, la Argentina (antes la provincia de Misiones) se declararon en Emergencia Sanitaria. La primera por coronavirus y la tierra colorada por el brote de dengue y preventivamente por coronavirus. De repente, como sucede en los países asiáticos y europeos que tienen el foco de la enfermedad, que se expande por todo el planeta, las diferentes actividades se congelaron. Aerolíneas, turismo, comercio, administración pública, escuelas, universidades son algunos de los ámbitos donde se nota una notable parálisis. De a poco, a medida que crece el número de infectados por coronavirus, en la Argentina sucede lo mismo.
Sin dudas que la economía sentirá el efecto negativo recesivo y no se vislumbran medidas para aminorar lo máximo posible sus consecuencias. “Si bien la Argentina es uno de los países con menor apertura comercial del mundo, parte relevante de su producción tiene como destino China, Estados Unidos y Europa y el shock de demanda que están teniendo estos países definitivamente afectará el volumen de nuestras ventas”, advirtió en su último reporte la consultora Ecolatina.
Además, son cada vez más los especialistas que anticipan un inevitable camino al default de la deuda argentina. El ministro de Economía, Martín Guzmán, de nula experiencia en gestión, “se durmió” en el inicio del mandato, especuló sin ver que el coronavirus complicaría mucho cualquier negociación.
Lo que debió resolverse rápidamente entre febrero y el mes en curso, terminó postergado para fines de marzo o abril: una propuesta de diferimiento de los vencimientos y el pedido de una fuerte quita a los tenedores de los bonos sigue ausente.
Ahora el coronavirus se hizo presente y la emergencia no es sólo sanitaria. Basta con verificar cómo terminó esta semana el mercado financiero mundial.
La segunda semana de marzo quedará en la historia “negra” de los movimientos bursátiles de crisis. Las principales bolsas europeas perdieron entre 17% (Londres) y 20% (París y Fráncfort), y Wall Street se vio sacudida por una serie de altibajos. El índice Dow Jones perdió una décima parte de su valor durante la semana.
El índice Bovespa de la Bolsa de Sao Paulo cerró la semana con el 15,63% negativo, la peor caída semanal desde octubre de 2008 cuando se desplomó en el acumulado de cinco días un 20%. La devaluación en Brasil se volvió a sentir: el dólar en precio récord tuvo un alza del 0,51% cotizando cada billete verde a 4,81 reales.
En Buenos Aires, mientras tanto, las acciones líderes de la Bolsa de Comercio porteña operaron el viernes con leve suba, pero acumularon en cinco días una pérdida de casi 20%. Esa pérdida se dispara a casi 25% si se lo mide en dólares, mientras el riesgo país cedió 3,8%, a 3.103 puntos básicos, quedando en los niveles más altos desde 2005.
En el mercado de títulos públicos, los bonos en dólares registraron ganancias que promediaron el 0,7%, aunque acumularon un retroceso en torno al 15% en lo que va de marzo.
El Gobierno nacional no tenía un plan antes de la emergencia. Menos lo tiene para atenuar el impacto de lo que vendrá teniendo en cuenta las dificultades propias del país y las del contexto internacional.
“Un plan que sea el camino posible”
El gobierno de Alberto Fernández, más ocupado en la emergencia por el coronavirus, sigue sin mostrar un plan económico. En realidad, no debería ser el Presidente sino Guzmán quien lo planifique, ejecute y rinda cuentas de sus resultados. Pero, ante la falta de capacidad de gestión del titular de Economía, lamentablemente sería Fernández quien deba poner la cara por su colaborador.
Hace pocos días, desde una mesa que compartían antes del coronavirus un grupo de sindicalistas con un economista de transcendencia internacional, salió en forma virtual un nuevo documento hacia la Casa Rosada para pedir un recálculo de la estrategia gubernamental en marcha.
En ese documento le hicieron saber a Fernández que el Gobierno debe tener “el entendimiento del reclamo popular”; “una idea madre que conforme el horizonte disruptivo antes que permanecer en una realidad ignota”. Pero, sobre todo, “un plan que sea el camino posible que se aparte del ideal y que conecte con la realidad. Un proceso estricto, lógico y perseverante que nos ubique en tiempo y espacio, que sea el GPS del plan. Que permita simular, controlar, adaptar y anticipar los impactos del plan. Una inteligencia para reformular y reprogramar anticipadamente el plan establecido em virtu de los resultados emergentes del proceso”.
En el Gabinete económico nacional no se nota una conducción, una hoja de ruta a ejecutar entre todos los participantes del nivel decisorio. Tal vez por esa razón, la mesa amiga de Fernández le reclamó tener “un camino crítico establecido y programado, que permita diseñar sobre el futuro del camino ajustado en el proceso. La ruta donde todos se encolumnen, sabiendo que esos son los límites prácticos que preservarán el bien común indistintamente del componente ideológico”. Reclamaron un modelo económico argentino “como consecuencia natural de un modelo de país, con identidad propia, desarrollo aplicado de una ideología económica y, por sobre todo, habiendo identificado las potencialidades destinadas a las metodologías erróneas conducentes al pasado”.
Sobre el cierre del largo documento sobre la estrategia, le advirtieron a la Casa Rosada que se debe entender “que nuestro fracaso será el carecer de las ideas adecuadas, repetir conceptos equivocados y no tener la ingeniería adecuada. El fracaso será no tener la creatividad suficiente para encontrar soluciones modernas a problemas históricos. Será necesario romper la inercia de pensamientos/soluciones fundamentados en realidades ajenas, históricas y probadamente fracasadas”.
Más allá del panorama crítico, el grupo de consulta al que suele escuchar el Presidente, le insistió con el modelo de país a perseguir: !que sea agroexportador, desarrollador de valores agregados y exportador de contribuciones marginales; exportador de tecnología y servicios; creador y fomentador del estudio y el conocimiento como base del desarrollo de la inteligencia artificial. Un país moderno, ágil e innovador, productor agro industrial, desarrollador de tecnologías de nicho y reservorio de inteligencia aplicada. Que se desarrolle y crezca en función del tamaño de su esperanza y que se proyecte en función del tamaño de sus mentes”.
Cortocircuito por las clases
Misiones, al igual que Jujuy, tuvieron en cuenta la inserción en una amplia zona de frontera con países afectados por coronavirus y dengue para determinar la suspensión de las clases por 15 días. En la Rosadita misionera hubo un fuerte debate interno respecto a qué camino seguir: la base científica o la humana ante el brote del dengue y la enorme incertidumbre de lo que vendrá con el coronavirus.
Primó finalmente la humana, se sostuvo aún cuando el ministro de Educación de la Nación llamó a sus pares provinciales para evitar el cierre de las aulas, un encuentro al que el ministro de Misiones, Miguel Sedoff, no asistió. Trascendió ese día que vía telefónica, un alto funcionario provincial mantuvo una fuerte discusión con un ministro del Gabinete de Fernández para defender la medida escolar. Desde Buenos Aires recriminaron la decisión y desde Posadas le hicieron ver algunas cuestiones como: “El brote de dengue impactó fuerte en la comunidad. Hay muchos docentes y niños afectados. Y la información del impacto mundial por el coronavirus provocó mucha más preocupación. Si mañana se contagia alguien en un aula y se infectan muchos a consecuencia, no te van a ir a golpear la puerta al despacho de Buenos Aires para reclamarte por qué seguían abiertas las escuelas.Van a pedir que nos vayamos todos en Misiones”.
La llamada casi finaliza cuando el misionero le hizo saber al porteño que primó la cuestión humana por sobre la científica. Al menos, ese cruce, sirvió para que un día después no haya más reclamos directos al gobernador Herrera en medio de la teleconferencia con la Casa Rosada.
Compensación sin respuesta
Carlos Rovira y Oscar Herrera Ahuad hicieron público el pedido de compensación nacional a Misiones por la “irrisoria” coparticipación que recibe y por la preservación de la selva en la zona de frontera, durante la inauguración de la Escuela Secundaria de Innovación Tecnológica de Posadas. Allí estaban en la misma mesa el presidente de la Cámara de Diputado de la Nación Sergio Massa; los ministros Nicolás Trotta de Educación y Mario Meoni de Transporte aunque ya no la primera dama Fabiola Yáñez que escapó de las preguntas apenas se habilitó la conferencia de prensa.
Se supo que Herrera aprovechó la visita de los ministros Wado de Pedro (Interior) y Sabina Frederic (Seguridad), para hacer llegar al presidente Alberto Fernández el reclamo de los fondos pendientes que retiene la Nación: $127 millones por la garantía salarial docente y 201 millones por el Fondo Especial del Tabaco, con la idea que se destraben rápido. Además entregó en nombre de Misiones una carpeta con un pedido de una compensación económica extraordinaria, para reparar las pérdidas históricas que sufre Misiones. A pesar de todos los pedidos directos y públicos, el Gobierno nacional no respondió todavía.