Una tarde de 2004, Lucía Santilli, adolescente de 14 años de Posadas, se inscribió por primera vez a la Estudiantina para tocar la cajita.
Fue, tocó, bailó y se apasionó con los sonidos de aquel instrumento de percusión. Por supuesto, los siguientes cuatro años volvió a participar, esta vez eligió el Ton Ton. “Y si bien la música siempre estuvo en mi vida, fue en la Estudiantina donde me di cuenta que me encantaba hacer ritmos”.
Siempre quise ser música. A los 5 años me regalaron mi primera guitarra.
Que tu trabajo sea tu hobby esta buenísimo, si estoy aburrida me pongo a tocar, es un sueño y me considero privilegiada”.
Desde entonces, comenzó una carrera musical que la llevó a la ciudad de la Furia. Allí, en Buenos Aires estudió y se recibió de Licenciada en Composición Musical y Arreglos.
Con 29 años, Lucía toca el piano, la guitarra, el ukelele, el charango y también el bajo eléctrico, el bombo legüero, el cajón peruano y la batería. Pero su pasión de adolescente sigue intacta y por eso, se define como percusionista.
Se perfeccionó en piano y percución con grandes maestros como Tiki Cantero, Facundo Guevara y Carolina Cohen.
En el 2019 estudió en la Escuela de Santiago Vazquez, creador de La Bomba de Tiempo, un grupo de percusión con señas.
Sus primeros escenarios fueron los de rock, bossa nova y el folklore. Este último género cautivó la atención de la rubia, quien le dedicó años.
Pero, en 2019 sintió la necesidad de un cambio. Y lo hizo al incorporarse como percusionista al grupo musical K-dera Ma Non Troppo – Orchestra de cumbia.
Se trata de una banda que nació en las redes sociales. Así es, a principios de 2019, la cantante del grupo publicó en la página de Facebook: Banco de Mujeres Músicas, que quería formar un grupo de cumbia.
En menos de 45 minutos, las interesadas se sumaron a esta iniciativa. Entre ellas, Lucía. Las audiencias se realizaron en Capital Federal y dieron como resultado la incorporación de nueve chicas. Tienen un estilo peculiar, las integrantes llevan pelucas de distintos colores y su vestuario se inclina por lo formal: pantalones de color negro, camisas blancas y casi siempre corbatas negras.
Las K-dera Ma Non Troppo tienen una misión: ponerle su sello al género popular de la cumbia con el canto de los violines, el saxo y las trompetas.
Lucía, quien lleva la peluca de color verde, asegura que “nunca creí que haría este estilo de música. Pero, cuando surgió pensé: ‘es bailable y se tiene en cuenta el contenido de las letras y eso me encantó”. Y agregó “lo que hacemos es buscar temas con letras lindas, algunas le modificamos palabras. Por ejemplo un tema de Delia Crucet dice: ‘que bello son tus celos de hombre’ y nos parecía una frase fuerte. Entonces, lo modificamos por: ‘que bello son tus besos de noche’”.
El objetivo de las jóvenes es hacer música bailable con un mensaje donde predomina su propia sororidad, la igualdad, el respeto y el amor. Por eso “hay canciones que no cantaríamos, otras que modificamos palabras”, detalla Lucía, quien nos dice que la música lo es todo: “me da vida y mi idea es seguir viviendo de esto”.
Un corazón solidario
En Buenos Aires, Lucía comenzó a trabajar en un centro de primera infancia, “en barrios humildes donde van los chicos que viven quizás bajo la vía del tren, en situación de calle. Al jardín van niños de 0 a 4 años. Siento que hay mucho para enseñar, en cualquier institución”.
Actualmente, dicta clases de percusión en una orquesta escuela infanto-juvenil de San Telmo, en la asociación civil Templar, “recibimos donaciones y mediante eso pagamos el sueldo de los profes, merienda de los chicos y compramos instrumentos”. El proyecto, que ya tiene cinco años, cuenta con 250 niños y sigue creciendo.
Por
Susana Breska Sisterna
Lic. en Comunicación Social
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Producción fotográfica: Miguel Colman