“La premisa es enfrentar todos los inconvenientes, solucionar las problemáticas de la población carcelaria. Tenemos que recuperar valores y la base de la readaptación social”, lanzó ayer Manuel José Dutto (43), en el inicio de su primera semana en la nueva función, la que definió como “un inmenso compromiso”: ser la máxima autoridad carcelaria provincial.
A la par, Valeria del Carmen Mereles (37), flamante subjefa del Servicio Penitenciario Provincial, resaltó que “la sociedad exige puntos claros y dentro de nuestro trabajo tenemos que apostar a la reinserción de los internos con herramientas y capacitación en mano”.
Durante el primer lunes, ambas autoridades del SPP recibieron a PRIMERA EDICIÓN, para describir la sensación de asumir sus cargos y para plantar bases de labor.
“Es inmenso el compromiso para los dos. Nos conocemos muy bien porque trabajamos juntos en el Instituto Superior de Ciencias Penitenciarias. Y lo asumimos con la misma mentalidad, trabajar en la humanización, tanto con el personal como con los internos. Hablar mucho con ellos, involucrarnos, recorrer todas las dependencias”.
“Sabemos que atendemos a gente que equivocó el camino, pero el lineamiento es claro: debemos lograr que los internos recuperen la libertad como personas útiles para la sociedad. Vamos a intensificar la labor en los talleres de oficios y en la educación, son fundamentales”.
Dutto también adelantó los recursos con que contará: “En los próximos dos meses se inaugurará el pabellón para internos inimputables (enfermos con patologías mentales severas). Se construyó en el Hospital Carrillo y va a ser un sitio modelo para trabajar de manera individualizada y con los profesionales en salud mental suficientes. Sacar este pabellón de la unidad de Loreto será un gran alivio”.
Además “en Oberá ya se utiliza un pabellón nuevo y resta el 15 por ciento para finalizar otro. También es próximo el inicio de la construcción de la unidad de menores. Será en el mismo lugar (Posadas) y hablamos de una obra modelo”.
Valeria Mereles aportó en referencia a ello: “Debemos avanzar, la sociedad exige puntos claros y dentro de nuestro trabajo tenemos que apostar a alcanzar la reinserción de gente con herramientas y capacitación en mano”.
Pero tampoco soslayó el impacto ante el desafío asumido: “Ser subdirectora del SPP es una sorpresa y un orgullo personal. Se mezclan las sensaciones, no lo puedo negar. Que autoridades políticas y de la propia institución valoren el granito de arena que pueda aportar me empuja a redoblar el esfuerzo. Debo lograrlo en todas las unidades penales de Misiones”.
Ni “Sapo” ni “Diosito”
“Es fundamental que la institución salga del pensamiento popular de que las cárceles son todas como las de (la serie de televisión) ‘El Marginal’. Nuestro objetivo es lograr el menor índice de reincidencia delictiva posible. Esto se logra con internos con trabajo, ayudados por el deporte y el desarrollo espiritual, entre otros factores. Y con oficiales y suboficiales preparados, con acceso a capacitación universitaria. La cárceles no son el tabú imaginario con internos que andan con un cuchillo en la mano”, manifestó Dutto y Mereles amplió al instante: “Apuntamos, por ejemplo, a que el estímulo educativo (disminución de pena por estudios cursados en situación de detención) de las unidades federales se pueda implementar en la provincia. Se intentaron reuniones con el Poder Judicial, que los jueces provinciales puedan ver cómo se trabaja con los internos federales. Sería un paso grandísimo”.
Para dimensionar el escenario de la función de ambos, Dutto relató: “Trabajar con internos es convivir con un problema que estamos obligados a solucionar. En Misiones tenemos 1.696 detenidos en ocho unidades penitenciarias, más tres anexos específicos en Posadas, todo el tiempo hay que resolver situaciones conflictivas, mediar constantemente”.
¿Deberían existir cárceles de mujeres?
Valeria Mereles no esquivó la consulta: “No deberíamos tener cárceles, no deberían existir. Pero el círculo de instituciones existe: Policía, Poder Judicial, Servicio Penitenciario. Esto es incuestionable y las unidades penales se necesitan, debemos tenerlas. Particularmente, en las prisiones de mujeres las particularidades y problemáticas son diferentes”.
“Es un lugar que necesita, en el caso de Misiones, de divisiones específicas, generar espacios específicos para menores, madres, embarazadas o con hijos a cargo. Es un desafío que asumimos. La mujer necesita resocializarse de manera distinta, no sé si es más fácil lograrlo. Hay que individualizar qué pueden aprender o cuál oficio las motiva. La mayoría de las internas llegan a la unidad y ya saben cocinar, plantar y cosechar su alimento. Tienen mucha capacidad para explotar, es diferente, son madres”.