(Nota publicada originalmente el 7 de enero de 2020 por PRIMERA EDICIÓN)
Cuando la moneda llega a la mano, el pulso se altera y la emoción se siente. Es mirarla en detalle: su diseño y la fecha, algunas con cientos de años encima. Pero siguen aquí, algo desgastadas pero presentes, como si desafiaran al paso del tiempo. Entonces, uno se pregunta ¿por cuántas personas pasó esa moneda? Es inevitable no “viajar” a su época y recrear un escenario.
Ése el paisaje histórico que recorren los coleccionistas. Porque “una moneda es un retazo del pasado que te hace viajar a una época, a un país”, resume Mohamed Sisterna, numismático desde 1975.
El 7 de enero, Argentina celebra el Día del Coleccionista, una fecha en la que se reconoce la pasión de los aficionados, su interés en la investigación, en la historia y en el sacrificio que supone la recolección y selección de piezas para aumentar sus colecciones.
En Misiones crece cada vez más el interés con respecto a la numismática, la filatelia y la notafilia, con varias camadas de jóvenes interesados.
Según el coleccionista de Corpus Mario Aranda, integrante del grupo Numismática Misiones, “los que más participan son los jóvenes de 30 años en adelante, tenemos aficionados de nueve hasta 80 años. Y es sorprendente porque hay chicos de todas las edades, cada vez somos más”.
En estos últimos tiempos, las redes sociales han sido un gran aliado para que los coleccionistas se encuentren y se autoconvoquen a reuniones donde predominan el intercambio, las charlas y principalmente la amistad.
“Tenemos dos grandes grupos en Whatsapp y Facebook llamados ‘Numismática Misiones’. Y nos reunimos en Posadas, también en mi casa en Corpus, porque sin duda, esta pasión nos estira a compartir anécdotas e interés por lo antiguo”, explicó Aranda.
Un lugar para compartir
Desde hace años los coleccionistas se reúnen en distintos puntos de la provincia. Solamente en el grupo estable de numismáticos y filatélicos de Misiones, el número de integrantes supera los 60 aficionados.
De esta forma, empezaron a reunirse, el primer jueves de cada mes, en la cafetería de la Panadería San Javier, ubicada en avenida Uruguay y esquina Noruega de Posadas.
Teniendo en cuenta que la semana pasada se celebraron las fiestas de comienzo de año, “la reunión se postergó, pero la realizaremos el jueves 9. Va a ser la primera reunión del año”, precisó el coleccionista Daniel Ortigoza.
Teniendo en cuenta que el número de interesados aumentó, desde el 2019 comenzaron los trámites para gestionar un Centro Numismático y Filatélico, indicó.
Detalló que “la idea es crear una asociación donde se pueda desarrollar intercambios, prestar ayuda, soporte. Entendemos que (el coleccionismo de monedas, billetes y estampillas) se trata de una ciencia, es un medio de aprendizaje”.
Una gran pasión
Rafael Galvan tiene 42 años y desde los diez colecciona monedas y billetes. Actualmente, con su colección recorre más de 200 países. “El billete más antiguo que tengo pertenece al Imperio Austrohúngaro”, precisó a PRIMERA EDICIÓN.
Contó que su fanatismo comenzó repentinamente: “Iba caminando y me encontré un billete de un dólar, era diferente a los otros, el color del sello era de otro color y entonces lo guardé”.
Después, le regalaron unos billetes de distintos países y eso lo impulsó a comenzar a investigar su procedencia, su historia y su año.
Para él es “como tener una parte de la historia en mis manos, hay billetes que circularon por el mundo”. Y a la hora de actualizar su colección suele preferir “los que tienen el rostro de los protagonistas de la historia”.
Secretos para comenzar
El especialista Daniel Ortigoza explicó que para ser un buen coleccionista se debe tener presentes dos puntos claves:
• Información, es una de las primeras medidas. Es decir, saber qué moneda buscamos en relación a su año, país e historia.
• Orden y prolijidad, porque si asistimos a una muestra de coleccionistas nos vamos a encontrar con que son ordenados, prolijos y organizados. Y ¿por qué? Porque esto nos permitirá saber cuáles monedas ya tenemos, catalogarlas y también encontrarlas con mayor rapidez. A su vez, nos permitirá saber cuáles no tenemos en nuestra colección.
Según manifestó Ortigoza “una cosa es ser coleccionista y otra distinta es juntar. Si sólo juntás, las guardás en una bolsita o lata, sin orden, sin catalogarlas. El coleccionista busca la pieza y la ubica en un lugar específico”.
Comenzó su colección en 1975
Aunque siempre le interesó la numismática, Mohamed Sisterna inició su colección de monedas y estampillas (filatelia) en 1975. “Recuerdo que me llamó la atención el diseño de una moneda y la guardé. Luego un amigo de Perú me regaló una de su país y fue entonces que arranqué con mi colección”.
En su observación, el especialista presta atención “al trabajo artístico de las piezas. Y además, siempre hay un mensaje. Los de Argentina dicen ‘en unión y libertad’, con excepción de los australes”.
Coincide que poseer una colección de monedas sin dudas te permite “viajar a esa época. Particularmente investigo en libros de historia el significado de la moneda, quién gobernaba y el estilo de vida”.
En cuanto a la temática, destaca las que poseen “héroes nacionales, animales, barcos y paisajes, de cualquier país”.
Como numismático, explicó que los coleccionistas ven a sus piezas como “verdaderos tesoros y desprendernos de ellas es todo un tema, porque tienen una historia hasta llegar a mis manos. Algunas me han traído amigos; camioneros, turistas. Un excamarada me trajo monedas de Chipre, Haití y Bosnia, son muy valiosas para mí porque han viajado desde tan lejos y porque me tuvo en cuenta, es que la amistad no tiene fronteras ni tiempos”.
Con más de 3000 monedas del mundo
En una colección que supera las 3.000 monedas, Mario Aranda muestra la más antiguas de ellas: una romana que, según explicó, data del año 200 antes de Cristo.
Se considera un aficionado a la historia y la recorre constantemente con su colección porque “tener una moneda es volver a una época. La pieza te lleva al año y eso te obliga a investigar su historia, imaginarse las manos que las sostuvieron, qué habrán comprado. Normalmente me sucede todo eso con las monedas bélicas. Retroceder el tiempo es imaginarse la vida en ese tiempo y te lleva a querer tenerlas en tu colección”.
Tiene 39 años y contó a PRIMERA EDICIÓN que a los ocho comenzó a coleccionar piezas antiguas. Recuerda que iba camino a la escuela cuando vio, al costado del camino, “una moneda de 1850, conmemorativa de nuestro prócer San Martín. Y me llamó la atención. Después de eso comencé a comprar y coleccionar, a intercambiar y a armar mi propia colección”.
Si bien tiene una temática marcada, “en mis carpetas hay monedas de todo el mundo. Todo lo que no tengo es bienvenido”.
Esta pasión no sólo le dio la inquietud de un investigador, sino que además fue clave para fortalecer lazos de amistad con otros coleccionistas de la provincia. “Nos reunimos para charlar, intercambiar, canjear y vender. Es amplio el tema de la numismática y la filatelia”.