La hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) salió con una amplia sonrisa de la cárcel de mujeres del distrito limeño de Chorrillos, donde la esperaba su marido, Mark Villanella, con un ramo de flores y dos globos en forma de corazón.
Al salir, la dirigente dijo que el período que estuvo en prisión fue el “momento más doloroso” de su vida y aseguró que ahora que está en libertad le va a “agradecer a Dios” por haberle dado “fuerza para resistir”.
El Tribunal Constitucional de Perú aprobó su liberación a principios de esta semana por cuatro votos sobre tres.
Los magistrados explicaron que la liberación responde a un recurso de hábeas corpus presentado por la defensa y aclaró que la misma no constituye un juicio sobre su culpabilidad o inocencia en relación a las acusaciones de que ella aceptó dinero de la constructora brasileña Odebrecht.
Decenas de policías se desplegaron a la salida del penal debido a la presencia de opositores que hizo temer que hubiera desmanes, aunque la mayoría de las personas eran seguidores de la líder opositora.
“El Tribunal Constitucional ha corregido un gran daño que nos causaron en un proceso lleno de abusos y arbitrariedad”, afirmó Fujimori, quien pidió “dejar de lado los odios, diferencias y trabajar juntos, siguiendo hacia adelante”, informó la agencia de noticias EFE.
La política de 44 años, que fue encarcelada en octubre de 2018, enfrenta al salir de la cárcel un panorama político diferente al que había cuando ingresó.
Su partido, el conservador Fuerza Popular, controló la mayoría en el Congreso hasta septiembre, cuando el presidente Martín Vizcarra disolvió la legislatura en un movimiento que consideró necesario para erradicar la corrupción.
Las elecciones legislativas para ocupar esas bancas se celebrarán en enero, pero no se espera que Fujimori participe como candidata y se cree que su partido no obtendrá resultados favorables.
Como líder de Fuerza Popular, Fujimori ayudó a impulsar la acusación contra el expresidente Pedro Pablo Kuckzynski por mentir sobre sus lazos con Odebrecht, el escándalo de corrupción que ha afectado de varios líderes políticos y empresarios latinoamericanos y que la salpicó a ella misma.
La Fiscalía acusa a Fujimori de haber lavado 1,2 millones de dólares proporcionados por Odebrecht para sus campañas presidenciales de 2011 y de 2016.
La investigación sobre las campañas fue abierta después de que los fiscales descubrieran una nota escrita por Marcelo Odebrecht, jefe de la megaempresa brasileña, que decía: “aumente 500 a Keiko y haga una visita”.
Fujimori niega las acusaciones y señala que así está reflejado en los libros de contabilidad de Fuerza Popular, que han sido enviados a los fiscales y al cuerpo electoral del Perú.
Su encarcelamiento fue un golpe para una política que pasó de ser la hija del presidente a la poderosa líder de la oposición, con altas chances de llegar a la presidencia.
Su padre, que gobernó Perú desde 1990 hasta 2000, sigue generando divisiones en el país.
Algunos peruanos lo elogian por haber derrotado a las guerrillas de Sendero Luminoso y resucitar la economía mientras que otros lo rechazan por las violaciones de los derechos humanos que hubo durante su gobierno.
Actualmente está cumpliendo una condena a 25 años de prisión por violación de los derechos humanos y corrupción.
Ella intentó seguir los pasos de su padre y forjar una versión más moderna y amable de su movimiento, conocido popularmente como “Fujimorismo”.
Fui candidata a presidente en 2011, año en el que quedó segunda, y volvió a presentarse en 2016 para quedar a menos de un punto de su rival Kuczynski.
Fuente: Agencia de Noticias Télam