Grandes, chicas, medianas, graciosas o tenebrosas. De plástico, de madera, brillantes, de oro, de plata, transparentes, sustentables o cromadas. Su variedad es infinita, pero su esencia no cambia: la pequeña bolita que tiene en la punta y que dosifica la tinta mientras rueda sobre el papel.
La Fundación Biro y el Centro Cultural Kirchner presentaron “La birome – Colección Hans Georg Schriever-Abeln” y PRIMERA EDICIÓN fue para retratar las biromes más extrañas. “Fui a muchas exposiciones, pero ésta es muy linda. No sólo porque muestra la historia de la birome y su creador, sino porque es muy divertida y curiosa”, dijo una turista cordobesa a este Diario.
La muestra expone cerca de diez mil biromes de todo tipo, color y tamaño, al tiempo que recorre la historia del inventor Ladislao José Biró, las aventuras en torno a la construcción de su famosa creación –la birome-. “Está muy bien mostrada, se entiende todo el proceso y hay una variedad enorme”, contó otro turista a PRIMERA EDICIÓN.
Si bien el funcionamiento de la birome es el mismo que Biró desarrolló en la década del treinta, la evolución de su diseño tuvo tantas variantes que asombran y la exhibición se propuso reunir el conjunto más impactante de bolígrafos.
Desde biromes funcionales, como una con hilo de coser, espejo o bombilla para tomar mate, hasta los más desopilantes ejemplares como una birome en forma de salame o dedos, Hans George Schriever-Abeln se propuso juntar, desde 1989, las biromes más lindas, raras y extravagantes del mundo entero.
Un poco de su inventor
Además del gran invento de Ladislao José Biró, la muestra también tenía un video explicativo y placas en las paredes con la historia del gran inventor que residió en Argentina. Biró, además de inventor fue periodista y miembro de la Real Academia de Ciencias Naturales.
Pese a que lo conozcamos por el bolígrafo, lo cierto es que su primer gran invento fue una máquina automática de lavar ropa que funcionaba con la energía producida por una cocina de uso casero. Además, fue el creador del cambio automático para autos.
La birome
El bolígrafo, fue la solución a un problema. Y es que antes de 1944 se escribía con lápiz o con lapicera o pluma a tinta que por un lado, manchaban el papel y por el otro, la tinta se secaba en el tanque.
A Biró se le ocurrió crear un mecanismo en el que una minúscula bolilla girara sirviendo de punta a la lapicera y alimentándose de una tinta que se seca inmediatamente. Un grupo de inversores se interesaron en su idea y Biró tuvo la posibilidad de fabricar la primer ejemplar en nuestro país.
En 1940 llegó a la Argentina, donde no sólo desarrolló el bolígrafo sino la maquinaria para poder hacerlo. En 1944 vendió la patente a Eversharp-Faber para su fabricación en Estados Unidos, logrando así que la birome trascienda fronteras. Desde su invención hasta hoy, no hubo mejoras sustanciales en su desarrollo funcional.
Acerca de la muestra
La muestra es libre y gratuita, como todo lo que se ofrece en el Centro Cultural Kirchner. Se inauguró el 29 de septiembre, día en que se conmemora el nacimiento de Biró. La fecha fue instaurada como el “Día del Inventor” en homenaje a su creador. Pese a que primeramente la exhibición sería hasta el 30 de octubre, finalmente se extendió hasta el 24 de noviembre por la cantidad de visitantes que recibió.