Julio César Cristaldo aseguró que su motivación para escribir es de vieja data. Ya en el servicio militar plasmó en el papel sus vivencias diarias con los soldados, aunque lamentó haber perdido los originales. Narró que en “Parte de mi historia” cuenta vivencias propias y de amigos de crianza y de conocidos del barrio 25 de Mayo o San Miguel.
Donará los ejemplares a las bibliotecas de los colegios de la zona porque consideró que “es muy importante, más allá del tema que trate. No se si llegará a ser un aporte para las nuevas generaciones pero sí para que algún chico lo lea porque relata historias de vida, con sufrimiento, sacrificio que, al final, tienen su merecido reconocimiento, que es llegar al título universitario, en mi caso, de abogado, y poder desarrollarme como profesional”, manifestó el autor, nacido en el seno de una familia obrera.
Sostuvo que “es muy importante para cualquiera de nosotros, como hijos de obreros, poder llegar a un título universitario, a la obtención de ese logro. La persona que lo lee se podrá sentir identificada en alguna parte porque trata temas desde niño, pasando por la adolescencia, el primer trabajo, el abandono de la escuela, el valor de concurrir a ella, trabajar honestamente, sacrificarse, sin estar lamentando esa situación de carencia y tratando de superarla día a día, de alguna u otra manera”.
Cristaldo entiende que “todos podemos escribir un libro como éste, porque todos tenemos historias para contar. Y ojalá todos tengan la oportunidad de poder hacerlo. Sería muy lindo escuchar a las personas contar sus historias, como escuchamos las de nuestros padres o abuelos. Creo que eso pasa en todas las familias, en todo el mundo”.
Agradeció a quienes lo ayudaron para culminar la carrera porque “en todos los órdenes, en todo momento, hubo gente que me ayudó de corazón, de buena manera, tanto en Puerto Rico como en Corrientes. Traté de escribir acerca de todos como un acto de reconocimiento, seguramente faltan nombres y anécdotas para contar. Espero que en la profesión y en la vida misma, se sientan recompensados y no defraudados por mi conducta”. Entiende que “todos somos útiles, valiosas, en la sociedad. Podemos ayudar a mucha gente en todo momento. La sociedad requiere de personas honestas y trabajadoras. No tenemos que pasar la vida encerrados, tenemos que salir, ser gente de acción, participar en los centros de jubilados, en las comisiones vecinales o barriales, en los cultos, parroquias, clubes de fútbol o de barrio. En algún lugar siempre vamos a sentirnos útiles. Debemos ser solidarios en todo momento. De esa forma, creo, podremos ser un pueblo más feliz”.