El paisaje que presenta la Estación de Transferencia de Miguel Lanús, junto al Campus de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), sigue acumulando reclamos de los usuarios ante las “pésimas condiciones” del pavimento y la escasa protección ofrecida por la estructura durante las jornadas de malas condiciones climáticas.
Por esos motivos, los pasajeros del servicio del transporte apuntaron sus críticas al Grupo Z, considerándolo responsable por la falta de inversiones para tener en mejores condiciones la terminal, las unidades y el servicio en general; y recordaron además que deben abonar cifras muy elevadas por el costo del boleto.
En relación a esto, un usuario remarcó a PRIMERA EDICIÓN que “lo que hace la empresa con la terminal es lamentable. Cada tanto arrojan algo de piedras, como para tapar un poco los baches, pero con el paso de los días eso se va y vuelven a aparecer los pozos, que cada vez son más, están a la vista de todos. Es un peligro. La parte más complicada es sobre el borde del cordón, por el peso de los colectivos: cuando estacionan, lo hacen con movimientos bruscos porque van pisando los pozos, con pasajeros cerca de la puerta y otros en la vereda”.
A su vez, Gerardo O., desocupado, relató: “Cuando estás preparándote para bajar, el colectivo entra a la estación y se empieza a sacudir para todos lados, porque va maniobrando sobre los pozos. Es complicado para la gente, sobre todo para los ancianos que por ahí están distraídos y prácticamente se caen al piso o alguien tiene que sostenerlos para que no se lastimen”.
Los tres tramos internos que son parte de la terminal y recaen sobre la responsabilidad de la empresa prestataria están afectados por profundos “baches”, que esporádicamente son cubiertos con ripio, y desniveles pronunciados, los cuales perjudican el tránsito de los colectivos y usuarios que caminan por el lugar a diario, siendo un grave problema principalmente para adultos mayores, niños y personas con alguna discapacidad o problema visual o motriz.
La zona más complicada para el peatón, dentro de la estación, es justamente una de las sendas peatonales, que presenta un estado deplorable con grandes aberturas del pavimento. Por allí son obligadas a circular las miles de personas que acuden a la terminal, teniendo en cuenta que está prohibido atravesar las calles internas por otro sector.
En relación a esto, Julio Irrazábal, otro pasajero que esperaba un colectivo para retornar a su hogar, recordó: “Una vez me tuve que pelear con uno de los inspectores de la empresa, que están todo el tiempo controlando la circulación de los vehículos y por dónde camina la gente. Yo venía con otra persona que tenía problemas para caminar por una operación reciente y el empleado pretendía que crucemos por la senda peatonal que está toda rota”.
“Lo que más molesta es eso, lo que se ve siempre, hasta los inspectores parece que están acostumbrados a que esté todo en pésimo estado y pretenden que los que pagamos un boleto carísimo también nos acostumbremos a tener que sortear pozos. Un desastre todo”, añadió.
En tanto que Mirta Brito, comerciante de ropa, contó: “Es común ver que los chicos de las escuelas corren cuando bajan de un colectivo para subir a otro. Está prohibido correr dentro de la estación, eso es claro, pero los chicos lo hacen porque no quieren quedarse esperando otro colectivo. Y en eso se ve que andan tropezando con los pozos, que parecen cada vez más profundos”.
Al ampliar su comentario, hizo hincapié sobre otro inconveniente que deben enfrentar los usuarios dentro de la estación: “Cuando hace frío o llueve, es muy complicado estar dentro de la terminal esperando la línea que nunca aparece, porque la parte cubierta con techo es muy escasa. El frío, el viento y la lluvia entran por todos lados y la gente tiene que estar bancándose eso”, amplió.
Por su parte, el albañil Juan Carlos M. manifestó: “En general, todo lo que está relacionado a la empresa (por el Grupo Z) está muy mal. En la estación vemos todos los días que no arreglan el piso, pero después te subís a los colectivos y es la misma historia, las unidades están en mal estado, en su mayoría, con vidrios y asientos rotos. Ahora, con los días de muchísimo calor, viajamos sin aire acondicionado, todos apretados, hay niños y gente muy grande que se descomponen”.
De esa manera, se repiten a diario las quejas de los usuarios del sistema de transporte en Posadas. Cabe recordar que el 21 de abril de este mismo año, PRIMERA EDICIÓN elaboró un informe sobre la misma situación: las quejas por el mal estado de la Estación de Transferencia. Sin embargo, luego de más de seis meses, los inconvenientes se mantienen y los reclamos crecen.
En ese entonces, el concejal Miguel Acuña, presidente de la comisión de Transporte y Tránsito, afirmó que “la empresa prestataria, el Grupo Z, es quien tiene que hacerse cargo de mantener en condiciones el interior de la Terminal de Transferencia”.
Ahora, consultado nuevamente por la persistencia del problema, amplió: “La situación está dentro de la órbita compuesta por la empresa prestataria, la Subsecretaría de Transporte (de la Provincia) y el Ejecutivo municipal. Dentro de ese seno es donde se deben tomar todas las medidas y hacer los reclamos pertinentes”.