El estudio de opinión pública a nivel nacional sobre percepciones y hábitos de los argentinos sobre alimentación, del Centro de Investigaciones Sociales (CIS), iniciativa conjunta del Instituto de Ciencias Sociales y Disciplinas Proyectuales de la Fundación UADE y Voices! Research and Consultancy, reveló que el 43% de la población argentina no controla la sal que ingiere en sus comidas, el 47% no controla el azúcar y el 49% la grasa.
El hábito de control es menos frecuente entre los hombres y los jóvenes. Además, más de la mitad de la población (54%) no controla su colesterol con frecuencia, afirmación que es más común entre los hombres (59%) y entre los más jóvenes (77%).
“Resulta relevante destacar que casi la mitad de los argentinos reconoce que no controla la sal, el azúcar ni las grasas que ingiere en sus comidas, porcentaje que se incrementa notoriamente al considerar únicamente a los hombres y a los más jóvenes.
Si bien evitar este tipo de consumos es normalmente más necesario a medida que se avanza en edad, sin dudas la toma de conciencia temprana sobre la conveniencia de cuidarse en la ingesta de sal, azúcar y grasas permitiría que se incrementen los comportamientos preventivos que son sumamente relevantes para la salud. En tal sentido, es necesario que desde el Estado y la sociedad civil se desarrollen campañas orientadas a la generación de conciencia sobre las ventajas que a largo plazo trae aparejadas una alimentación saludable sobre el bienestar y calidad de vida futura”, señaló secretario académico de UADE, Andrés Cuesta.
Buenos hábitos
En este estudio, realizado en todo el país a personas de 16 años y más, utilizando entrevistas personales como instrumento de recolección de datos, el 83% de la población afirmó que consume con frecuencia frutas y verduras, a la vez que el 73% declaró preferir los alimentos frescos, orgánicos y/o poco procesados. La incorporación de las semillas en la dieta es un hábito menos común, presente sólo en el 44% de los argentinos.
Dos de cada diez argentinos no leen los vencimientos de los productos antes de comprarlos o consumirlos, deficiencia que es más alta entre los hombres que en las mujeres. La mitad de los encuestados (50%) lee las etiquetas de los productos para ver la lista de ingredientes. Esta práctica es más frecuente en los jóvenes de hasta 30 años que entre los adultos de más de 50 años.
Más alimentos saludables
En el estudio, el 83% de los entrevistados aseveró consumir con frecuencia frutas y verduras, afirmación que aumenta a medida que se eleva la edad (78% entre los que tienen entre 16 y 29 años contra 81% entre los que tienen entre 30 y 49 años y 91% entre quienes tienen más de 50 años) y a medida que se asciende en la escala sociodemográfica (82% entre la población de nivel bajo, 84% en el nivel medio y 87% en el nivel más alto).
Aunque en menor proporción, el 73% afirmó preferir los alimentos frescos, orgánicos o poco procesados, guarismo que también encontró mayor número de menciones entre los habitantes de mayor edad (82% entre los mayores de 50 años contra 68% de quienes poseen entre 16 a 29 años) y los de mayor nivel socioeconómico (81% en nivel alto vs. 73% en el nivel más bajo de la escala). Asimismo, esta afirmación también fue mayor entre los residentes de la Ciudad de Buenos Aires (80%) y entre los habitantes de mayor nivel educativo (82% de quienes cuentan con educación superior).
Finalmente, con menor número de afirmaciones, el 44% de los encuestados aseguró incorporar semillas en su dieta siempre que pueden. A diferencia de otras, esta práctica encuentra grandes variaciones entre los distintos grupos sociodemográficos.
Casi la mitad de las mujeres (49%) dice practicar este hábito, frente a un 38% de los hombres. Esta práctica se vuelve más común a medida que aumenta la edad (34% entre los argentinos de 16 a 29 años vs. 45% de quienes tienen entre 30 y 49 años y 51% de quienes tienen más de 50 años), el nivel socioeconómico (38% en nivel bajo, 50% en nivel medio y 54% en nivel alto) y el nivel educativo (36% en primario, 45% secundario y 66% entre quienes poseen educación superior).
Equilibrio entre los grupos de alimentos
El 53% asegura intentar mantener un equilibrio adecuado entre proteínas, carbohidratos y grasas, práctica más común entre las mujeres (59% vs. 47% en hombres), las personas de mayor edad (68% entre los mayores de 50 años) y de mayor nivel socioeconómico (63%) y mayor nivel educativo (63% entre quienes cuentan con educación superior).
Esta práctica resulta más habitual entre los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires (60%) frente a los residentes del Gran Buenos Aires (48%) y del interior del país (54%).
Aumentó el consumo de orgánicos
Los resultados 2019 de este estudio fueron comparados con los obtenidos en 2015 y mostraron un avance en la incorporación de hábitos saludables de alimentación en los argentinos a lo largo de los últimos cinco años, especialmente el consumo de productos orgánicos que asciende del 26% al 46%.
También se incrementó el porcentaje de población que dijo estar atento a los nuevos productos alimenticios que ayuden a mantener una dieta saludable (que pasó del 33% al 44%) y el consumo de productos de bajas calorías (41% a 49% respectivamente). Leer la fecha de vencimiento de los productos que se consumen y pesarse o controlar el propio peso también evidenciaron incrementos que oscilaron los 7 puntos en el período de referencia.
Por el contrario, controlarse el colesterol (el 54% no lo hace), así como leer los ingredientes de los productos (el 50% no lo hace) son los hábitos menos arraigados en la población, apenas con variaciones de 3 y 1 punto porcentual en cada caso entre 2015 y 2019.
Al respecto, la directora ejecutiva de Voices!, Constanza Cilley, destacó que “si bien resta camino por recorrer y las principales cifras que arroja el estudio resultan preocupantes, vale la pena advertir que la sociedad avanza en la toma de conciencia e incorporación de prácticas saludables de alimentación. Concretamente, vemos que ha crecido la incorporación de productos saludables ya elaborados, como los alimentos orgánicos y los alimentos bajos en calorías.
Esta tendencia requiere profundizarse, sin perder de vista la necesidad de tomar conciencia en lo que respecta a los hábitos domésticos de alimentación, que también inciden directamente sobre una mejor alimentación integral, como ser la disminución del consumo de sal, grasas y azúcar, entre otras”.