El bambú busca el protagonismo en Misiones y desde distintos sectores impulsan su incorporación ya sea en el turismo, la arquitectura e incluso la gastronomía. Esta planta es conocida en la provincia como tacuara o tacuarembó, y si bien es común encontrarla como parte del paisaje de la selva, poco se sabe sobre sus propiedades, utilidades y beneficios.
Al respecto, el arquitecto de Jardín América, Juan Carlos Kikue, contó que desde hace años emplea este material en los distintos proyectos que desarrolla tanto en Misiones como en otras provincias.
“Somos una empresa familiar, nos dedicamos a hacer viviendas de madera y en ellas incorporamos el bambú como parte estructural y decorativo”, manifestó.
Reveló que desarrollan distintos prototipos de muebles para ver el alcance que se le puede dar a la especie.“El bambú a nivel mundial es muy valorado por su resistencia y su versatilidad estética. Se lo conoce como el acero vegetal, es muy flexible y resistente, tanto así que se lo puede utilizar para construir una vivienda en su totalidad”, aseguró.
Comentó que en la provincia se promociona la plantación de una especie que se puede emplear como columnas de una casa. “Se pueden llegar a cubrir viviendas de dos o tres plantas tranquilamente. Según nuestras experiencias, a partir de los seis años las varas ya tienen una composición resistente”, expresó.
Detalló que en su empresa familiar poseen tres especies orientales de bambú, cuyos diámetros oscilan los 15 centímetros, los cuales se utilizan como complementos para revestimientos de muros, muebles y cielorrasos. “Son más de carácter decorativo”, precisó.
Consultado por los beneficios que tiene el bambú, Kikue destacó que el principal es que “se trata de un material sustentable en todos los aspectos”.
“A los dos o tres años genera un follaje denso que colabora con la generación de oxígeno, la regeneración del suelo y la preservación de los cauces hídricos. Aparte es muy favorable por su rápido crecimiento, de acuerdo a nuestras experiencias en la provincia ya a los dos o tres años un productor puede transformar el bambú en artesanía, e inclusive el brote puede usarse como comestible. Se requieren pocos procesos y herramientas para su transformación”, expresó.
Subrayó además que su constructora realizó dos proyectos de obras de viviendas con bambú en Buenos Aires. “Construimos cercos de bambú y la aceptación fue excelente. El valor agregado que tiene este material dentro de la arquitectura es de uno a cinco, en la relación entre costo y utilidades. Su estética gusta mucho”, enfatizó.
Consideró también que en Misiones la producción de bambú puede llegar a crecer mucho, ya que observó que “hay una gran demanda a nivel internacional”. “El bambú se puede exportar bien y a un muy buen precio; a nivel local hoy en día se están poniendo de moda los cerramientos, cielorrasos y pérgolas. Se está dando mucho valor a este material, a pesar de que muchos misioneros desconocen sus cualidades”, apuntó.
A su vez, apreció, que el bambú “requiere muy poco mantenimiento para el cultivo y prácticamente una vez que está plantado su crecimiento es intenso”. “El costo para el productor es escaso en comparación con otros cultivos, entonces, la utilidad que se genera una vez pasados los seis años es muy rentable”, sostuvo.
Artesanía con bambú
Las tacuaras también son utilizadas, en la tierra colorada, para el desarrollo de la artesanía de todo tipo. Los pueblos originarios por ejemplo arman llamadores de ángeles con las varas más finas u otros objetos atractivos e innovadores.
Asimismo, hay otros artesanos que incursionan en la actividad y se animan a armar artículos que más allá de ser decorativo, tienen una finalidad utilitaria.
Tal es el caso del Alberto Vieira, quien es un artesano que reside en la localidad de San Ignacio y realiza trabajos con las varas.Entre los objetos que ofrece al público se destacan los veladores, mates, bombillas, porta sahumerios, yerberos, cucharitas, vasos para cervezas, salseras, bandejas para picadas, entre otros.
Al respecto, contó que “lo que ofrezco es artesanía que tenga una finalidad utilitaria, no sólo algo sólo decorativo”. A la vez, agregó que “son objetos que tienen una impronta particular”.
Indicó, además, que “en mi caso hago productos relativamente pequeños para que puedan ser transportados por los turistas que visitan la ciudad, ya que vivo en una zona de mucho movimiento”.
En lo que respecta a cómo consigue la materia prima, explicó que “en los alrededores de San Ignacio hay cañas, pero al margen de eso comencé a plantar las mías”.
“Desde 1992 me dedico a trabajar con todo lo que esté relacionado al bambú”, detalló. El artesano vive en la tierra colorada hace más de 30 años y en las tacuaras encontró una salida laboral.
En cuanto a la aceptación por parte de los clientes al ver los artículos realizados con las cañas, Vieira relató que “los artículos llaman la atención, porque algunos nunca se imaginaron la variedad de objetos que se pueden hacer con las varas, los cuales quedan muy lindos y llamativos” .
El artesano también manifestó un punto que considera que es de suma importancia. “El plus principal es que con la utilización del bambú se evita el derribe de un árbol para obtener ese material”, sostuvo.
En este punto, advirtió que “hoy cada vez hay menos bosque nativo”. Dijo que “un árbol quizás tarda 40 años en alcanzar una medida aceptable. Mientras que el bambú es un recurso rápido”.
Recordó, por último, que cuando se usan las varas no se realiza una tala rasa. “No se desmonta, sino que sólo se entresaca y se cosechan las tacuaras que están en su punto óptimo de maduración; mientras que las varas jóvenes o pasadas quedan en el suelo; es decir que la tierra nunca queda descubierta”.