El misionero Ariel Atamañuk demostró que nada es imposible y que a fuerza de sacrificio se puede salir adelante, incluso en las situaciones más adversas. El santopipoceño, en Hungría y en pleno Mundial de Paracanotaje, se hizo un tiempo y charló con el programa Primera Plana por la 89.3 FM de las Misiones.
“Uno cuando empieza un deporte lo hace para ver como se siente y cuando empieza a querer el deporte que hace, comienza a soñar y cuando soñás empezas a trabajar a conciencia y duro“, explica Ariel, que en marzo de 2015 perdió las piernas luego de un siniestro vial en Córdoba, en el que fallecieron compañeros y hubo muchos heridos.
Acompañado incondicionalmente por su esposa, Viviana Marisel Cabrera, comenzó el proceso de recuperación y a principios de 2017 se subió a un kayak. En poco tiempo, el cabo primero de Gendarmería, oriundo de Santo Pipó y radicado en Córdoba, le agarró la mano al canotaje y fue creciendo. En 2018, se consagró campeón Argentino, Sudamericano y logró la medalla de oro (kayak) y plata (canoas) en el Panamericano de San Pablo. Sumado a los dos mundiales que ya tenía en su palmarés, se abrió la posibilidad de una tercer particiapción mundialista. “Viendo que venía creciendo pude hablar con el entrenador nacional de como seguir con esto. Yo pedí el traslado en la fuerza para ir a Buenos Aires y a partir de febrero comencé a entrenar todos los días en la Pista Nacional de Remo y Canotaje junto al entrenador Alejandro Druziuk”, cuenta el palista.
Este miércoles a la madrugada comenzó su tercera participación mundialista, esta vez en Hungría que otorga seis pasajes a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. El misionero compite en dos categorías: Kayak KL2 y Canoas VL3. En ambas competencias logró meterse en la semifinal de ambas competencias donde finalizó quinto y sexto, entre los mejores del mundo, respectivamente. Sin embargo, ya no tiene posibilidades de luchar por un lugar olímpico en esta competencia.
“En kayak logré pasar a semifinal y ahí por muy poquito no logré entrar a la Final A y Final B, que tengo que defender el sábado para ver como quedo del puesto 10 al 18. Ayer (miércoles) por la tarde hicimos la parte de canoa, la categoría más rápida y logré pasar a semifinal. Quedé sexto y no pude entrar a la Final A, defendí la Final B y quedé séptimo, a nada, a 0,7 centésimos del primero y cuando cerró el día, viendo los resultados, había seis plazas para la canoa y bueno el sexto obtuvo la plaza a Tokio, yo quedé a un segundo en los tiempos en la general. Estoy más que satisfecho por lo que venimos haciendo”, sintetizó.
Lejos de rendirse, como en los últimos años de su vida, Ariel apunta a lograr el ticket a las olimpiadas con trabajo duro y con ganas. “El año que viene quedan cuatro lugares así que no vamos a bajar los brazos. Tengo dos mundiales y este es el tercero, Sé que venimos creciendo muy rápido, a conciencia del trabajo y los resultados se empiezan a ver muy bien y nos dan ganas de seguir por este camino, trabajando como venimos haciendo. Faltó poco y eso quiere decir que hay que trabajar el doble“, expresó.
El deseo de dedicarse de lleno a este deporte es mucho. No obstante, el de la tierra colorada alterna el trabajo y el canotaje. “Sigo siendo gendarme, siendo parte de la fuerza. Ahora estoy en Buenos Aires, el año pasado estuve en Córdoba. Luego de ser campeón sudamericano”, dijo. “Entreno de lunes a sábado por la tarde pero por la mañana soy gendarme. Por suerte me dan tiempo para mi rehabilitación, que tengo dos veces a la semana para intentar caminar con las prótesis. No es todo deporte y no es todo trabajo”, agregó.
Tokio como objetivo
Tras consagrarse en Argentina y Sudamérica, el misionero sueña y anhela llegar a la máxima competencia: los Juegos Olímpicos. “La intención siempre era estar en el mundial y este año para mi era achicar las brechas y ver donde estamos parados para llegar a esa plaza en Tokio. Ese el objetivo, buscar esa plaza, un lugar en Tokio y voy a trabajar duro para eso. Mi esposa siempre tiene frases y me va hablando y me dice algo muy real, que ‘los tiempos de Dios no son los nuestros y a veces somos muy ansiosos’, entonces trabajaré para que cuando llegue el tiempo estemos preparados”, afirmó.
Misiones en el corazón
“Hace un año que no vamos. Se extraña mucho a la familia y a los amigos. Soy de Santo Pipó y tengo mi familia ahí, mi mamá, mi hermana, cuñados, tíos, abuelos y después en Posadas tengo muchos amigos también del agua, les debo una visita a todos”,
El sábado a todo o nada
“El sábado por la mañana en kayak vamos a tratar de achicar lo más que se pueda y ver donde estamos parados hoy para ir a Argentina trabajar duro y buscar esa plaza que nos falta muy poco, dijo.
Por último y aprovechando el contacto con PRIMERA EDICIÓN, Ariel no se olvidó de saludar y abrazar a nadie. “Quiero saludar a todo el equipo nacional de canotaje que está dando batalla acá en el Mundial, a mi querida Gendarmería Nacional, familiares y amigos, a todos los que nos siguen, a mi esposa que es mi compañera incondicional, la que me da fuerza, la que me regula cuando estoy ansioso, la que me levanta el pulgar y siempre tiene una sonrisa cada vez que lo necesito”, cerró.