Al mandatario lo criticaron por haber propuesto un giro radical en política medioambiental, que pasa por la defensa de la explotación de la selva tropical, la legalización de la minería en las reservas indígenas y la reducción de la fiscalización en áreas protegidas
Uno de los síntomas más claros del avance de la deforestación es el aumento de incendios. Los fuegos son hechos relativamente comunes en los meses secos de julio y agosto, pero muchas veces son provocados intencionalmente por productores ganaderos en un intento por deforestar parcelas de tierra para el pastoreo.
Según el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil (INPE), entre enero y las tres primeras semanas de agosto de 2019 se registraron 71.497 focos de incendio en el país, el mayor número para el período en los últimos siete años.Según los cálculos del organismo, de los focos registrados hasta el 18 de agosto el 52,5% de ellos,fueron detectados en los estados de la Amazonía.
Para el INPE, que contabiliza los incendios con la ayuda de imágenes de satélite, la cantidad de fuegos de este año representó un alza del 83% comparado con las mismos meses del año pasado. Los incendios fueron tan severos que, según una nota publicada en el portal online Slate, el humo que provocaron dejaron a San Pablo en la oscuridad en plena tarde el lunes.
Postura oficial
El gobierno de Bolsonaro niega que todo esto sea verdad, y disputó los datos provistos por el INPE y otros expertos. La crisis climática no es un tema de preocupación para su gobierno, lo que genera mayor preocupación mundial.
Las acciones de Bolsonaro han generado que los gobiernos de Noruega y Francia suspendan partidas destinadas al Fondo Amazonía, dedicado a la protección ambiental en Brasil. Alemania, por su parte, tomó medidas similares. Tras las crítica, Bolsonaro insistió en defender la “soberanía” de Brasil sobre la Amazonía, mandó a la canciller Ángela Merkel a usar los fondos para “reforestar Alemania” y reprochó a Noruega por “matar ballenas” y “extraer petróleo del Polo Norte”.
Respecto a la nube de humo que cubrió San Pablo y parte de los estados de Mato Grosso do Sul y Paraná, el gobierno rechazó que fuera por el fuego en el Amazonas. El ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, denunció el martes que existe mucho “sensacionalismo ambiental”, y dijo que las informaciones que relacionaban la oscuridad de San Pablo con los incendios eran “fake news”.
En declaraciones realizadas este miércoles, el presidente dijo que cabía la posibilidad que los incendios fueran causados por diversas ONGs ambientalistas, enojadas porque su gobierno había decidido cortarles fondos. En otra ocasión, afirmó que todo era producto de las fogatas que hacen granjeros y productores para despejar la tierra, algo usual en esta época del año.
Incendios en Brasil
La extensión de los incendios en la región obligó a algunos Estados amazónicos, como Amazonas y Acre, a declarar situación de emergencia o alerta ambiental debido a que la humareda multiplica las enfermedades respiratorias y afecta hasta el tránsito aéreo.
De acuerdo con el INPE, los focos de incendio tan solo en la última semana afectaron 68 áreas protegidas por ser reservas ambientales o indígenas principalmente en la Amazonía. El Parque Nacional de la Chapada dos Guimaraes, en Mato Grosso, ya perdió el 12% de su vegetación, mientras que la cobertura vegetal en la Reserva Indígena Parque do Araguaia, igualmente en el estado amazónico de Tocantins, ha sido diezmada por el fuego.
“El número de focos de calor registrado en la Amazonía ya es un 60% superior al de los últimos tres años, y ese pico está relacionado a la deforestación y no con una sequía más fuerte como podría suponerse”, denunció la organización no gubernamental Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonía (IPAM).
“Si la sequía no explica los actuales incendios, el nuevo arranque de la deforestación de la selva sí lo hace. El fuego es normalmente usado (por colonos y hacendados) para limpiar el terreno después de la deforestación”, agregó el IPAM en su comunicado. De acuerdo con la organización, los incendios provocados por agricultores y criadores de ganado pueden salir del control.
Según con un informe del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon), que desde hace 28 años estudia la región, la tasa de deforestación en la selva brasileña creció un 66%, basado en proyecciones del INPE.
There was worldwide outcry when the Notre Dame cathedral was on fire. Why is there not the same level of outrage for the fires destroying the #AmazonRainforest? pic.twitter.com/VbSda5PYAK
— WWF UK (@wwf_uk) August 21, 2019
Fuente: medios digitales