
Una vez más, la iglesia de San Cayetano, ubicada en el populoso barrio Yacyretá de la capital provincial, fue escenario ayer del arribo multitudinario de personas para agradecer y dejar sus pedidos al Patrono del pan y el trabajo en su Día.
Desde temprano, la “marea humana” se movió rumbo a la parroquia que décadas atrás estuvo ubicada en el barrio “Chaquito” (hoy desaparecido), a orillas del río Paraná, y ahora se erige en el complejo habitacional A-1, entre las avenidas Blas Parera, Aguado, Zapiola y la calle Santísimo Redentor.
Ya dentro de la parroquia, los fieles buscaban, entre largas colas, llegar hasta el Santo, tocarlo y orar por pan y trabajo. ese fue el pedido casi unánime que se hizo eco en todo el predio, según los propios integrantes de la iglesia.

Además, como siempre, también los que llegaron hasta este lugar agradecieron su intercesión por algún puesto laboral conseguido, por la salud y la unión familiar, entre otros agradecimientos.
Este año justamente el lema fue “Familia que reza unida permanece unida y la bendice Dios”.
Procesión y misa

Pasadas las 16, y tras las varias misas que se oficiaron desde las 6 de la mañana, se realizó la tradicional procesión por calles y avenidas del barrio.
La caminata detrás de la imagen del Santo Patrono, que fue llevada por cadetes de la Escuela de Policía de Misiones, se fue multiplicando a su paso.
Al llegar de nuevo a la parroquia, tuvo lugar la misa central de la jornada, la cual estuvo a cargo del sacerdote Javier Machado, viceprovincial de la Congregación del Santísimo Redentor de Resistencia (Chaco), quien estuvo acompañado por el párroco de San Cayetano, Felix Stenyzlew Stabrewa.
En un tramo de su alocución, Machado resaltó que “San Cayetano fue un gran Santo que ha dado la Iglesia al mundo. Que enseñó con su testimonio a tener sensibilidad por el que menos tiene, por el pobre, por el que sufre y por el que necesita de los otros”.
A lo que añadió: “Por eso hoy estamos pidiendo, implorando por el pan de cada día, por el trabajo para nosotros y para nuestro pueblo, a través de San Cayetano y por su intermedio al Señor”.
La venta crece y crece

Capítulo aparte merece la cantidad de puestos de ventas que año a año se diversifica y se masifica en el lugar.
A las tradicionales mesas de estampitas, espigas, pan y velas, a las que se fueron sumando las de comidas dulces y saladas, se instalaron en el predio otras con productos poco comunes en este tipo de festividades cristianas, como ropas usadas, barriletes, joyas, gorros, juguetes y hasta naranjas.
Tras la misa central, la gente continuó llegando en gran número hasta San Cayetano para así reeditar la cita que, en muchos casos, se repite año a año frente a este Santo y para reiterar los pedidos y agradecimientos que se hacen extensivos nos sólo en el ámbito personal, sino también familiar, de amistades y hasta de vecinos y conocidos.
