Salía de Educación Física del Instituto San Miguel, donde cursa quinto año, cuando miró su celular y vio un mensaje de un número desconocido. Un mensaje que podría cambiar su destino.
Lucas Araujo, de 17 años, fue uno de los chicos estafados por un falso captador de talentos de Rosario Central. Como damnificado, estuvo en la prueba oficial que hizo el club en cancha de Mitre el pasado 20 de mayo. Ese mensaje le avisaba que debía presentarse a entrenar el 24 de junio en Rosario. “Cuando lo leí, me puse a lagrimear”, le dijo a EL DEPORTIVO.
Su primera reacción fue reenviar ese mensaje a su papá, Ariel Araujo. Después de todo, fue él quien pagó lo que pedía aquel estafador para que Lucas pudiera cumplir su sueño de jugar al fútbol profesionalmente. Ese mensaje, de alguna manera, también fue para él.
La historia comenzó con una publicación en Facebook de un tal Iván que pedía chicos categoría 2000 a 2005 para probar en Rosario Central.
Lucas, defensor de la Sub-17 de Mitre, como casi otros 50 chicos, cayó en la trampa. El estafador armó un grupo de whatsapp denominado “Pruebas Rosario Central” para coordinar detalles del pago y el viaje. Media hora antes del encuentro pautado se disculpó en el grupo, dijo que era todo mentira, que lo había hecho porque su mamá sufría de cáncer y salió. Nadie supo más nada de él. Los padres reunieron evidencia e hicieron la denuncia, pero el daño ya estaba hecho. “Me golpeó bastante porque nunca salí de acá para ir a probar a otro club”, reconoció Lucas a EL DEPOR. “Me molestó mucho. Yo tenía todas las cosas empacadas cuando nos dijo que era una estafa”, agregó.
El encuentro estaba pautado a las 15 horas en los trenes del cuarto tramo de la Costanera. El mensaje diciendo que todo era una farsa llegó a las 14.30. “Mucha bronca, mi papá también, teníamos un amigo del barrio que iba a ir con el hijo y él tenía una sospecha porque no había mucha información, era dar la plata y listo… mi papá no pensó mal”, recordó Lucas.
Lo sucedido se replicó en todo el país y llegó a los oídos de dirigentes de Central que muy lejos de su apodo de “canallas” aseguraron a esos chicos, estafados en su ilusión, que iban a tener una prueba real para poder mostrar sus condiciones ante gente del club. Esta vez, de verdad.
Se organizó la movida y el 20 de mayo llegó a Misiones Hugo Hernández, director de captación del club rosarino. Se organizaron pruebas varias y una especial para los chicos estafados. Lucas estuvo en las dos. “Primero estuve con los chicos del club, jugué de la posición en la que juego siempre y me pasaban la pelota entonces me pude mostrar. Terminó a las 17.30 y esperé una hora más para la prueba de los estafados”, recordó.
La oportunidad que tanto esperaban, al alcance de la mano.
Pasó poco menos de un mes hasta que Lucas recibió el mensaje. “No sabía quién era, escuché el audio y después leí el mensaje y empecé a lagrimear”. El texto decía que debía presentarse el lunes 24 de junio en la pensión de Rosario Central de 8 a 21 “y si me podía quedar hasta que termine la semana. Saldría el viernes 28 entre las 8 y las 21. Le reenvié el audio a mi papá y fui a mi casa. Cuando llegué había sonrisas de oreja a oreja”.
Desde Rosario le avisaron que podía ir con la ropa de entrenamiento de Mitre, porque los colores son similares a los de Central, pero que no podía llevar vestimenta de otros clubes de la Argentina.
Lucas armó las valijas que desarmó aquella vuelta y esta vez sí, se fue hacia Rosario. Su papá lo llevó en su auto y se quedó con él toda la semana en un hotel fuera de la pensión. Lucas se dedicó a jugar al fútbol. “Llegué el lunes y de martes a viernes empecé con las pruebas. El entrenamiento era de 8 a 11. De 8 a 9 teníamos gimnasio o psicología. De 9 a 11 nos tocaba trabajo con pelota, reducido y esas cosas”.
Lo que más recuerda era el frío: 2ºC y estaban muy cerca del río. “No podía modular, me tuve que comprar un pasamontaña para ponerme porque no podía mover los cachetes, estaba todo duro”, dijo entre risas.
Con él, en la pensión, había un chico paraguayo, un chaqueño y un cordobés que se fue a los dos días porque extrañaba. Intercambiaron whatsapp y están atentos a lo que pasa con cada uno. Así es como Lucas sabe que al paraguayo lo llamaron para una segunda prueba. Ese mismo llamado que espera él. “Estoy esperando que me confirmen o que por lo menos sea un no, para saber. Aunque me gustaría un sí”, dijo riéndose.
No va a tener problemas en irse para Rosario. O al menos un enfático “de cabeza” fue la respuesta a la pregunta si se iría para allá en caso de que lo llamen. Sabe que sería el primer escalón para cumplir un sueño que tiene desde los once años, cuando pisó una cancha de fútbol por primera vez. “Quiero jugar en cualquier club de la Argentina, de la B Nacional para arriba”. ¿Será Central?