Alrededor de 400 escuelas primarias y secundarias públicas y privadas de Misiones tienen hoy una huerta educativa. No se trata sólo de una experiencia que permite el acceso a vegetales que puedan reforzar el servicio del comedor escolar sino de una herramienta didáctica donde los chicos aprenden a través de la experiencia conceptos que atraviesan toda su currícula. Los chicos aprenden a cultivar y lo hacen felices, con las manos en la tierra, al aire libre, viendo crecer lo que ellos plantaron.
“No se necesita que la escuela tenga grandes espacios para plantar, algunas hacen huertas verticales con botellas de plástico o palet; o en canteros y macetas”, contó a PRIMERA EDICIÓN Graciela Cura, integrante del equipo del programa provincial “Huerta Educativa como recurso Didáctico, con Enfoque Agroecológico”, conducido por Marjorie Marquez.
En las huertas escolares también participan los padres, “la idea es integrar a la familia, incluso en algunas escuelas los padres mantienen la huerta en vacaciones. Cada escuela tiene su propia experiencia, algunas venden los productos de la huerta en ferias institucionales para poder comprar insumos o herramientas que se necesitan para el aula”, indicaron.
Bajo el amparo de una ley
El programa provincial de “Huerta Educativa como recurso Didáctico, con Enfoque Agroecológico” surgió en 2016 como un recurso didáctico de aprendizaje a partir la firma de convenio entre el Ministerio de Educación, a través de la Dirección de Escuelas con Orientación Productiva, y la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF), a través de la Subsecretaría de Agricultura familiar. La vinculación fue entendida desde las políticas públicas y por ello, el trabajo fue y lo sigue siendo de manera interinstitucional e interdisciplinaria entre estos organismos.
Según recordaron, el programa fue afianzándose y ampliándose a todas las instituciones educativas públicas y privadas, de diferentes niveles y modalidades de la provincia. En 2017 fue declarado de interés educativo provincial por la Cámara de Diputados de Misiones y poco a poco fue instalándose como herramienta de cambio cultural, desde los más pequeños; hasta que finalmente hoy cuenta con la fuerza que provee una norma, la Ley provincial VI Nº 210/18, que reconoció a la huerta escolar como herramienta de educación ambiental sustentable y soberana.
Un poco de historia
Al principio, sólo las escuelas vinculadas al agro tuvieron huertas en el espacio escolar. Después, otros establecimientos de jornada extendida emularon la experiencia pero con el fin de producir alimentos (verduras, hortalizas) para ser utilizados en los comedores escolares.
Pero las huertas lograron afianzarse cuando el Estado provincial las entendió como un elemento clave de soberanía alimentaria misionera; ya que los propios educadores, se habían apropiado de ella como herramienta didáctica efectiva, tan dúctil como para poder vincularla y adaptarla al dictado de cualquier asignatura y como contenido transversal.
Conciencia del medio ambiente
Las huertas escolares se convirtieron hoy en un espacio de reflexión, donde se puede demostrar que se puede recuperar y reutilizar cualquier espacio físico de una institución escolar o familiar, como espacios alternativos para la producción de alimentos que dignifican los saberes tradicionales, la integración de otros conocimientos y tecnologías orientadas al mejoramiento nutricional y la calidad de vida de las familias urbanas, rurales y el cuidado de la tierra.
Según aseguran los docentes, las huertas generan un enorme aporte al sistema educativo de una provincia, de un país. Generan un triple impacto: en desarrollo físico, desarrollo emocional y conciencia sobre el medio ambiente.
Es una herramienta integradora, trabaja las distintas dimensiones humanas, física, emocional, biopsicosocial y espiritual; permite incorporar valores de respeto, solidaridad, amor a la tierra, al agua, al planeta todo; puede integrarse a las diferentes materias: matemática, lengua, biología, geografía, historia, artística, ética, etc.
Para sumarse a este programa, las escuelas interesadas deben enviar un proyecto. “Después visitamos la escuela y empezamos con los talleres teóricos prácticos que dicta Agricultura Familiar que van dirigidos a los docentes, alumnos y a los padres si también quieren participar. Después ya empezamos con la huerta”, señalaron. El programa está abierto a todas las escuelas, tipos y modalidades de la provincia, incluidas las de gestión privada.