Oberá celebra 91 de su fundación en 1928, tras un año de muchas actividades enmarcadas en los noventa, este año particular, de elecciones, los festejos se centrarán en el acto central en el que también se celebrarán los 203 años de la Independencia Argentina.
En este marco, el alcalde Fernández destacó en primer lugar el constante acompañamiento de la comunidad, “los contribuyentes cumplen cada mes con el pago de las tasas y eso es importante porque nos permite día a día cumplir con nuestras obligaciones. Ellos confían en el equipo de trabajo, con jóvenes llenos de energías, como administradores de su dinero y eso es una responsabilidad enorme para todos”.
Respecto a la concreción de obra pública explicó que “trabajamos en el mejoramiento de caminos terrados, hoy Oberá tiene unas 5.500 cuadras de éstas características y nos significa un esfuerzo muy grande mantenerlos, por ello para ejecutar cordón cuneta y empedrado priorizamos calles paralelas a las avenidas o vías principales de circulación, como así también por donde el transporte urbano de pasajeros realiza el trazado de sus servicios”.
Una de las preocupaciones es la necesidad de trabajo, durante 2018 unas 10 mil personas pasaron por la Oficina de Empleo, “es un punto en que debemos trabajar fuertemente, por eso nos enfocamos en la concreción del Parque Industrial, para poder generar fuentes genuinas de trabajo, no solo para Oberá, sino pensando en algo más global que tenga a la ciudad como centro pero que otros municipios también sean beneficiados. Lo vemos como un cimiento fuerte de cara al futuro”.
Además destacó el acompañamiento del Gobierno Provincial para encarar muchas acciones, “hay muchas obras que si no fuera por Provincia o Nación, no las podríamos llevar adelante con recursos propios por los altos costos. El saneamiento del arroyo Mbotaby nos trae soluciones a futuro, evitando que muchas familias se inunden con grandes lluvias. Asimismo los desagües pluviales en tres puntos claves de la ciudad, son obras grandes que las gestionamos y logramos concretarlas”.
Entre otros puntos que eligió subrayar, fue la entrega de 450 títulos de propiedad a vecinos de distintos barrios, “para el beneficiario es sentirse dueño de un pedazo de tierra y asegurar un patrimonio para su familia. Como así también cuando concretamos obras de conexiones de agua potable y energía eléctrica en conjunto con la CELO. Son acciones que emocionan y le dan dignidad a los vecinos”.
Fernández no quiso dejar de lado las diferentes actividades que se realizan en la ciudad, “diferentes instituciones y agrupaciones constantemente están realizando festivales, encuentros y eventos a los que acompañamos, entendiendo que eso es beneficio para todos, porque activa el circuito hotelero, gastronómico y de servicios. El turismo marca una creciente y debemos seguir generando actividades para que Oberá se posicione aún más con sus atractivos, durante todo el año”.
Se fundó bajo los árboles, en una ceremonia simple
Antes de la llegada de los colonizadores y cuando otros lugares de Misiones ya se iban poblando, por estos montes del olvidado Yerbal Viejo solamente transitaban aborígenes y contrabandistas, especialmente traficantes de caña brasileña, los que una vez colonizada la tierra fueron un vehículo de comunicación imprescindible para atenuar el aislamiento de los primeros colonos.
En 1908 al agrimensor Francisco Fouilland fue contratado por las autoridades para realizar la mensura del territorio desde la Colonia Picada Bonpland a Yerbal Viejo, dividiendo la región en tres secciones, que conforman una franja desde la Colonia Bonpland, centro poblado de entonces, hasta la nueva tierra, Yerbal Viejo.
Oberá se ubicará en la sección tercera de esta división. Toda la porción fue denominada en un principio “Picada Finlandesa”, debido a que su población, puramente finlandesa, ocupó los lotes de la sección primera en 1909, la sección segunda comienza a poblarse en 1911 y la tercera en 1912.
La inmigración marcó a fuego la historia de Misiones y cambió por completo el paisaje de la provincia y la fisonomía de su gente, incorporando los ideales del cooperativismo y experiencias técnicas realizadas en el continente europeo.
En Oberá conviven agricultores descendientes de inmigrantes llegados desde Europa central en distintas épocas, habiendo comenzado en 1897. Después de la Primera Guerra Mundial se produjo una intensa inmigración de alemanes, suizos, ingleses, daneses, que constituyen alrededor de veinte colectividades asentadas hasta la actualidad.
El 9 de julio de 1928 se fundó Oberá, en una ceremonia que se realizó bajo los árboles centenarios de la céntrica plaza San Martín, descubriéndose una placa escueta que decía “Oberá -1928”. Fue una ceremonia simple que contó con la asistencia de suecos en mayor número, alemanes, noruegos, finlandeses, dinamarqueses, polacos, italianos, ucranianos, rusos, y una tribu de aborígenes guaraníes que habitaban la zona.
El origen de su nombre tiene dos versiones: la primera sostiene que proviene del idioma guaraní o-vera que significa “lo que brilla”, refleja la pujanza de sus habitantes, la otra está asociada al nombre “Overa”, un cacique que fue convertido al cristianismo y era “llamado resplandeciente del sol” por realizar milagros.