
Los dos nacieron en la tierra colorada donde el calor agobia, pero que ahora extrañan, en estas frías mañanas de julio en Puerto Belgrano y cerca del mar. Tanto Sergio como Macarena encontraron, lejos de su casa, un porvenir y una vocación que día a día crece mientras cursan las diferentes materias que los están formando como futuros suboficiales; y recorren destinos navales donde desarrollan sus prácticas profesionales.
Haciendo carrera
Mientras que Cintia, de 21 años, es aspirante de 1° año del escalafón Electricidad y le queda un año y medio para egresar como Cabo Segundo, Sergio tiene 26 años y entró con una profesión: era camarero e ingresó a la ESSA para realizar el Curso de Integración Militar del que egresará en agosto, también con la jerarquía de Cabo Segundo.
“Desde chico siempre supe que quería ser militar. Cuando terminé el secundario, cursé en la Universidad el Profesorado de Informática y Administración de Empresas, pero finalmente dejé. Empecé a trabajar en un hotel donde me perfeccioné como camarero, volví a mi idea de ingresar a la Armada, y acá estoy”, contó Sergio.
Cintia, por su parte, contó que es “la primera en mi familia en ser militar. El padre de una amiga de mi hermana que trabaja en el liceo ‘Almirante Storni’ nos motivó a ingresar, ella se quedó por el camino y yo sigo”.
En sus rostros se les nota el orgullo por haber ingresado a la Fuerza y más cuando hacen referencia a un paso trascendental dentro de la carrera naval como fue la entrega de uniformes y la jura de la bandera nacional que realizaron el pasado 20 de Junio en la escuela.
“Me sentí muy contento y mi familia muy orgullosa. Ellos no pudieron viajar pero sabía que a la distancia estaban conmigo”, contó Sergio Rodríguez. “Respecto del uniforme, estoy orgulloso de portarlo y de decir hasta acá llegué y puedo llegar a más”.
“Para mí –dijo Cintia– fue un orgullo inmenso. Aunque mi familia no pudo venir. Ser parte de la Armada es impresionante; te sentís muy importante porque das un gran paso en tu vida”.
Conocer el mar
Y desde Misiones al mar, en Puerto Belgrano, ambos lo conocieron por primera vez. Sergio vio el mar durante una campaña en la Base de Infantería de Marina Baterías. “Fue una experiencia muy linda, una de las tantas cosas que me está dando la Armada”, dijo.
Cintia conoció el mar el mismo día que tuvo la oportunidad de visitar la fragata ARA “Libertad” y el rompehielos ARA “Almirante Irízar”, dos embarcaciones con apostadero en Buenos Aires, pero que se encuentran ahora en dique seco en el Arsenal Naval Puerto Belgrano.
En cada paso de estos jóvenes misioneros están sus instructores y profesores que a diario les transmiten su experiencia y, con paciencia, los guían en estos primeros meses dentro de la Armada Argentina.