Madeira se encuentra en el medio del Océano Atlántico, a 400 kilómetros de las Islas Canarias. Es parte de un archipiélago volcánico que forma parte del Estado de Portugal, cuyas principales islas son Madeira y Porto Santo, pero hay otras que se encuentran despobladas y se las conoce como las Desertas y las Salvajes. Las mismas han sido declaradas por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Madeira es la isla de la primavera eterna, dado a su fabuloso clima, constante durante todo el año. Rebosa vegetación y posee varios microclimas, lo cual es llamativo en un espacio tan reducido, lo que la vuelve todavía más especial.
Teniendo en cuenta que es una isla que se ha formado a partir de erupciones volcánicas, no hace falta señalar que posee un terreno sumamente accidentado. Lo extraordinario en ella es que, gracias a las numerosas lluvias y al clima preponderante, ha ido desarrollándose como un verdadero huerto donde hay especies de variedad indiscriminada. Sus accidentes geográficos incluyen cuevas, elevaciones y un impresionante acantilado.
Una peculiaridad que tiene la isla son sus playas volcánicas y contra lo que la mayoría está acostumbrado, como las playas de arenas blancas, las de Madeira son negras.
Las únicas que tienen un color dorado se encuentran en la costa suroeste, el Arco da Calheta, uno de los lugares más famosos de todo el archipiélago: con su pequeño puerto deportivo, sus playas artificiales y sus múltiples oportunidades para el ocio.
Este precioso distrito fue fundado en 1572 y ofrece a los visitantes fantásticos rincones de disfrute asegurado. Se sitúa entre las montañas y se encuentra muy cerca de la famosa playa de nombre homónimo al lugar, la playa Calheta. Esta es una de las zonas más visitadas de toda Madeira y posiblemente se deba a su gran diversidad. Es un espléndido lugar donde disfrutar tanto de una preciosa tarde al sol en una playa artificial de arena rubia, como de paseos marítimos y otro sinfín de actividades.
También, gracias a sus orígenes volcánicos, Madeira ofrece costas rocosas con fantásticas piscinas naturales y agua transparente. Por ejemplo, en Porto Moniz se encuentran las mejores piscinas de lava del mundo. En toda la isla las encontrará, pero en este rincón están las más conocidas y buscadas. Cada día estas piscinas se llenan de agua de mar nueva y cristalina. Además, mientras se da un baño puede observar la pequeña isla de roca conocida como Ilhéu Mole, en la cual hay un pequeño faro que ilumina las noches madeirenses.
Finalmente, no podemos dejar de nombrar a uno de los lugares más encantadores Ponta do Sol, ideal para disfrutar tardes de playa en familias, noches de fiestas y practicar esos deportes náuticos.
Además es un sitio idóneo para realizar buceo, entre muchas otras actividades náuticas. Esto se debe a que muy cerca de la costa se encuentran enterradas verdaderas joyas arqueológicas, sin nombrar la riqueza natural endémica que las circunda. No se lo pierda.
1300 metros, Es su altitud media. Se destacan el Pico Ruivo (1.862 metros), el Pico das Torres (1.850 metros) y el Pico do Arieiro (1.818 metros).