Hablar de Stefy es hablar de vida, más allá del desenlace en el trayecto”.
“Si Stefy estuviera hoy con nosotros, seguro estaría bajo la lluvia, moviendo algunas banderas de Sigamos Donando”. Es que Stefanía Vier, con tan sólo 24 años se convirtió en ícono de la concientización acerca de la importancia de la donación de órganos.
Se levantaba la remera y les hacía tocar a las personas su cicratiz, decía: yo vivo gracias a este sí”.
Claudia perdió a su hija en el 2017 y hoy se cumplen 17 días desde que su compañero de vida, “su amor” falleció. Tiene el dolor a flor de piel y, sin embargo, afronta los malos tiempos gracias a las enseñanzas y filosofía de vida de su hija. “A mí Stefy me dejó el amor sin condiciones, el poder aceptar las diferencias con el otro, incluso cuando el otro te dice ‘no voy a donar’. El respeto hacia el otro”, recalcó.
“Mientras hay latidos hay vida, entonces aferrémonos a eso”. Ese fue el mensaje de Claudia para todas aquellas personas que esperan un trasplante o que recientemente recibieron uno. Además, insistió en que no gastemos nuestras energías en las cosas que nos dividen como sociedad y, que en cambio, busquemos reconectar con los otros.
Finalmente, Claudia Acosta reflexionó acerca de la muerte: “Solamente dejamos esto que nos prestan que tiene forma de cuerpo humano. Pero en realidad somos otra cosa, un alma dentro de un cuerpo.”
Luchadora
Cuando Stefanía nació, le diagnosticaron insuficiencia cardiopática por disfunción ventricular. En 2015, luego de estar en lista de emergencia nacional, fue trasplantada y renació junto a su “nuevo capitán” como apodó a su nuevo corazón.
Desde allí, la joven de Montecarlo emprendió lucha por la promoción de la donación de órganos, participando de múltiples actividades en toda la provincia y generando conciencia -a través de su experiencia- sobre la importancia de “dar vida” mediante la donación. Stefanía Vier falleció en el 2017, dos años después del trasplante.