Con un estado general muy bueno, crece sano y fuerte el bebé que vive -desde marzo- con su familia de abrigo. La madre biológica se había visto obligada a dejarlo en el hospital Neonatal porque tiene cáncer y en una nota explicó que “no podía hacerse cargo”.
Hace casi tres meses, cuando la orden de la Justicia ya estaba dada para que el bebé fuera directamente a un hogar convivencial; desde el área de Infancia del Ministerio de Acción Social de la Provincia se hicieron todas las acciones pertinentes para frenar esa medida y que se le permitiera al niño recibir cobijo en el seno de una familia sustituta.
“Desde que se da el abrigo, la Justicia otorga un plazo de 180 días (seis meses) a la familia para cuidarlo, porque es el tiempo para iniciar el proceso de llamado a familiares, de informes, audiencias y en ese lapso hay que definir la situación del niño. Pasados esos seis meses, su estado pasa a ser de adoptabilidad”, dijo a PRIMERA EDICIÓN la directora de Infancia Ana María Pereira consultada sobre el caso.
Es que, a dos meses de haber sido dado en guarda, las autoridades están en la búsqueda de familiares que ha sido infructuosa.
“Hasta ahora el expediente volvió a cero porque con los datos imprecisos que tenemos no pudimos encontrar a nadie de su familia biológica”, contó Pereira.
“No se pueden saltar los plazos”
El chiquito nació con 32 semanas de gestación, así que fue desde el principio un bebé de cuidados especiales. Según pudo saber este Diario en el seguimiento del caso, se encuentra muy bien de salud, hasta ahora todos los estudios médicos que se le hicieron salieron bien y está creciendo acorde a su edad. Junto a su familia de abrigo está fantástico, es tratado como uno más de la familia, se adaptó rápido y bien.
Al día de hoy triplicó su peso de nacimiento, eso habla muy bien de su estado en general.
Uno de los médicos pediatras que lo atendió había sido el propio ministro de Desarrollo Social, Lisandro Benmaor con quien éste Diario consultó sobre su caso.
“Muchas veces, para el estado de adopción se tiene en cuenta que, cuando se van descartando las intervenciones familiares, muchas veces no es solo la cuestión de pobreza. En realidad hay consideraciones de adicciones o de edad, por ejemplo te encontras con una abuela que tiene 75 años que no se va a poder hacer cargo del bebé y no encontras otro familiar joven que sea apto para acompañar el proceso y todas esas cuestiones en las que hay que ser realistas”.
La historia del pequeño, si se quiere, en la historia de los niños en posible estado de adoptabilidad, es la “ideal”: recién nacido, su madre biológica lo dejó para que otra familia se haga cargo y al menos, hasta ahora, no hay posible revinculación con su familia biológica, ya que los datos aportados por la madre no sirvieron para hallar a nadie.
Generalmente los niños y adolescentes que pasan a familias sustitutas u hogares convivenciales provienen de un entorno que agrega complejidad a sus casos.
En ese sentido, de acuerdo a un informe de Acción Social, publicado recientemente el 90% de familias en el registro de adoptantes, desean un bebé menor de un año.
Como contracara, sólo el 1% aceptaría adoptar a niños mayores de dos años. A tomar intervención con el caso de éste bebé se trató de darle todas las condiciones para que se desarrolle en un ambiente amoroso, hasta que se reencuentre con su familia biológica o bien, que alguien lo adopte.
El amor cura
No es capricho poner a los niños, niñas y adolescentes bajo la tutela de una familia de abrigo. Está demostrado científica y legalmente que el amor y la contención no sólo permite que se críen emocional y físicamente fuertes.
“Yo todavía estaba en el Hospital Materno cuando un chiquito que fue abandonado, lo llevaron a incubadora. Estaba hipotónico, flácido, dormía mucho. Cuando tuvo contacto con sus potenciales padres adoptivos fue increíble cómo cuando le empezaron a hablar y acariciar el bebé cambió 100% en un día. El cariño y contacto físico es clave”, destacó el ministro Benmaor.
“Por eso estos niños no pueden quedarse envueltos en procesos judiciales ni en hogares convivenciales, por más bien que estén allí. El contacto físico y exclusivo que le pueda dar una familia, hace la diferencia”, aseguró.
La búsqueda
No se pueden saltar los plazos por premura. La Defensoría de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes continúa en búsqueda del padre o su familia biológica ampliada.
Esa pericia se hace de distintas maneras. En éste caso se rastrean los datos aportados brindados desde el Hospital. Luego se convoca a la policía para que busque datos, se hacen publicaciones a través de los medios de comunicación y si no hay resultados, se dejan asentadas distintas actas.
“En éste momento se está en etapa de búsqueda y no se han tenido novedades positivas”; deslizó Pereira, la directora de Infancia.
“Nosotros nos preocupamos seriamente en volcar equipos de profesionales capacitados que puedan acelerar éstos trámites, porque sabemos que el tiempo en ésto es crucial para que un chico pueda estar con una familia y no se pase años institucionalizado”, dijo, en tanto, el ministro Benmaor.