“Se necesitan más emprendedores”, comenzó el emprendedor misionero Pablo Fuchs, dueño de una empresa que elabora packs de chipas sin TACC buscando mantener la elaboración artesanal y no industrial del tradicional producto. Fuchs es psicólogo pero, hace un año, se tomó licencia sin goce de haberes de su trabajo, para emprender un negocio que nació como un hobby y terminó transformándose en una empresa familiar.
Habló de las chipas con pasión. Es un férreo defensor de su producto que definió como “puramente artesanal”. “La chipa es argentina, le ponemos nuestro sello, no hay como el queso argentino y la manteca de nuestro país no se encuentra en ningún lado”, afirmó a PRIMERA EDICIÓN.
En momentos donde el país atraviesa por una situación económica crítica, Fuchs se propuso ampliar la elaboración de sus productos, que todos los misioneros consumen, porque se encuentra al alcance de todos (en supermercados, en las calles con los chiperos ambulantes, hasta por delivery). Así de popular es la chipa en Misiones. Sin embargo, la diferencia está en los sabores. “Nosotros tratamos de ofrecer una chipa de buena calidad, artesanal. Es la receta de mi abuela, Nilda Hann, por eso lleva el nombre de Oma Hann’s, que con el apóstrofe y la S queda como ‘chipas de la abuela Hann’. Así comenzamos, mi esposa y yo hacíamos la chipa con la receta de la abuela los fines de semana en Cerro Corá y la vendíamos entre nuestros vecinos y amigos. La receta tuvo éxito en el boca en boca y se fue armando como un plan de negocios, utilizando los recursos que teníamos: una amasadora chica, una ralladora de queso manual. Comenzamos a producir y comercializar. Producíamos unos días y distribuíamos otros, llevábamos a Posadas, que son unos 40 kilómetros y los costos no eran muchos, porque no pagábamos alquiler y hacíamos todo nosotros”, recordó el emprendedor sobre sus orígenes. Pero, Los Fuchs vieron que la producción “llegó a un tope y debíamos crecer, hacer mejoras”, admitió el psicólogo que cambió la profesión por este emprendimiento.
Por eso, a partir del año pasado, “tomamos la decisión de armar un centro de distribución en Posadas, y en eso estamos trabajando. Armamos toda la parte de establecimiento, el registro del producto, la parte de cursos de carnet sanitarios, que es lo que da la seguridad al alimento, más teniendo en cuenta que trabajamos con un alimento libre de gluten”.
Una tonelada por semana
Actualmente, la producción llega a los mil kilos de chipa artesanal y sin TACC por semana. “Llegamos al 80% de las estaciones de servicio de la provincia, a comercios de Posadas, a Corrientes, Formosa, Entre Ríos y algunos comercios de Buenos Aires, le ponemos pasión a lo que hacemos e intentamos que nuestro equipo, que ahora son Alejandra nuestra ingeniera en alimentos, con Iván y Benito nuestros maestros chiperos, se sientan bien con lo que hacen, porque si uno quiere crecer hay que marcar la diferencia y eso es lo que buscamos con nuestra chipa”, indicó Pablo Fuchs.
Con un toque misionero, la empresa le puso a sus envasados un sello propio con dibujos referidos a la tierra colorada. “Lo pensamos todo: está el tucán, las Cataratas, el mate, el auto, el arroyito, todo. Porque queremos sorprender en todo sentido a nuestros clientes, desde el momento que adquiere el pack, con el diseño y más aún cuando hornea nuestra chipa, el aroma y después con el sabor, que es único. Queremos comercializar packaging que contengan alimentos producidos artesanalmente y de alta calidad, dentro de la región, conjugando tradición e innovación para sorprender al cliente, ese nuestro objetivo”, contó Fuchs. Otro ejemplo que lo tradicional bien manejado, puede seguir siendo un buen negocio y fuente de trabajo.