Un millar de vidas pendieron de sus manos; las puertas de su casa se abrieron a quienes llegaron expectantes de curiosidad por recorrer el serpentario; compartió su sapiencia con quienes entendió que continuarían su labor… ¿Cascarrabias? ¿O un hombre que nada sabía de guardarse lo que pensaba? Eso ya no importa, este martes por la tarde falleció Alejandro Vogt, el médico que llegó a Oberá en 1985, cuando Gendarmería lo destinó al Escuadrón 9 y se dedicó a la extracción y estudio de sueros antiofídicos.
Sus restos son velados en el salón de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Obera, en Santiago del Estero y French, hasta mañana a las 9, cuando partirán a su morada final.
Desde hace muchos años estaba afectado por una diabetes que lo condenó a estar postrado, luego de dejarse estar cansado de “buscar limosnas”, como decía, para continuar con su trabajo y la mantención del serpentario, punto de encuentro de todas las escuelas.