El renacer del canotaje misionero a nivel nacional e internacional es el fruto de un esfuerzo en conjunto. Después de varios años de ausencias, desperdiciados casi insólitamente al lado del Paraná, los palistas de la tierra colorada se reencontraron con el río y el amor volvió a fluir.
En medio de ese romance renovado nació también la pasión de Sofía del Valle, sin dudas, la nueva referente del canotaje misionero a nivel nacional e internacional. Con 16 años, la posadeña ostenta una proyección incalculable pero, como siempre en los deportes amateur, todo o casi todo está condicionado por lo económico.
Sucede que, en lo deportivo, Sofía ya demostró lo que puede dar. El año pasado, en el Sudamericano de la disciplina, en la categoría Cadetes, se trajo tres oros y un bronce. No fue cosa de todos los días: la última palista misionera en ganar una medalla internacional fue la siempre recordada María Emilia Ducret, en los Juegos Panamericanos de 2003, en Santo Domingo.
Esas conquistas le valieron a Sofía la estatuilla de la FIESTA DEL DEPORTE de PRIMERA EDICIÓN celebrada el año pasado pero, además, una de las becas que se entregaron esa noche, por 50 mil pesos, patrocinada por la firma Mamprin y Scevola SRL.
Hoy, el sueño de crecimiento de Sofía está más vigente que nunca. La posadeña forma parte de la selección argentina Junior y lucha segundo a segundo por conformar el equipo nacional que participará en el Mundial de la categoría en Rumania, en agosto próximo. Sobre esa expectativa, el día a día y lo que se viene, Sofía habló con EL DEPORTIVO.
Sofía, ¿cómo arrancaste en el canotaje?
Empecé hace cinco años y medio, cuando tenía 11. Un día salí de casa con mis primos y fuimos a la Costanera. Ahí vimos un campeonato y nos gustó, así que nos propusimos entrenar. Fui a la Escuela Municipal y empecé con los botes escuela, después pasé al bote olímpico. Y ya no paré más…
¿Y cómo fue el camino desde ese inicio hasta tu convocatoria a la Selección Argentina?
En ese 2014 fue mi primera competencia, en la Escuela Municipal. Entrené y entrené hasta que en marzo del año pasado participé del selectivo, en Tigre, donde quedé 11º entre 40 chicas. Después de eso se hicieron concentraciones para conformar la selección nacional y a fin de año se hizo un campeonato argentino, que también fue selectivo para el Sudamericano. Ahí quedé segunda en K-1 500 metros y cuarta en K-1 1.000 metros.
Y el Sudamericano marcó un antes y un después…
Sí, se hizo en La Plata, fue en diciembre pasado y logré quedarme con tres medallas de oro y una de bronce. Conseguí el oro en K-4 500 metros, K-4 1000 metros y K-2 1000 metros, además del tercer puesto en K-2 500 metros, todo eso ya con la selección, con el equipo, con las chicas.
¿Qué se viene para 2019?
Empecé el año con una concentración en Rosario, porque ya subí de categoría, antes competía en Cadetes Segunda y ahora estoy en Junior. En realidad, más que una concentración, fue una adaptación, porque esta nueva categoría es mucho más fuerte…
¿Cuáles son los objetivos para la temporada?
El objetivo principal del equipo argentino es el Mundial Junior y Sub-23 que se hará en agosto, en Rumania. También existe la posibilidad de participar en el Sudamericano de Ecuador. Y después está otra chance, que es la de competir en República Checa, en un campeonato nacional, en el que competís con rivales de tu mismo año. Sucede que la categoría Junior agrupa a las categorías 2001 y 2002, pero en ese caso, competiría sólo con chicas de 2002. Ese es mi programa para este año pero, sin dudas, el principal objetivo es estar en el Mundial de Rumania.
¿Qué te falta para confirmar tu presencia en el Mundial?
Bien, ya pasé el primer selectivo, en marzo en Escobar, y ahora hay otro para conformar el equipo 2019. Y luego, un interno en Nordelta, donde ahí se va a definir quiénes van al Mundial. Por el momento hay tres plazas y una cuarta está pendiente, dependiendo de lo económico. Somos cinco chicas peleando por esos cuatro lugares. Una se queda afuera. Y las diferencias son apenas por centésimas de segundo, entonces es muy peleado.
¿Cuáles son tus tiempos?
Bien, por ejemplo, el tiempo que pide la entrenadora en Rosario para el Mundial es de 2 minutos en 500 metros y alrededor de 43 segundos para los 200 metros. Yo estoy en esos tiempos, tratando de bajar uno o dos segundos.
El entrenamiento es, entonces, fundamental…
Sí, durante las vacaciones entrenaba en doble turno. Por ejemplo, si era una semana fuerte, empezaba a las 8 en el agua hasta el mediodía y después, por la tarde, en el gimnasio, siempre en el club Río Paraná. Ahora que arrancaron los selectivos, hago dos por uno: dos semanas de entrenamiento en Rosario y una en Posadas. Después, si clasificás al Mundial, se hace una puesta a punto, que vendría a ser un poco más de tiempo.
¿Cómo acomodás esa rutina con la escuela?
Actualmente estoy cursando el 4º año en el Roque González. Se me complica un poco por el tema de las faltas, así que tendré que ver qué puedo hacer, si logro hacerlo a distancia
En un entrenamiento, ¿qué distancia podés llegar a recorrer?
Depende de muchas cosas pero, por ejemplo, durante una pretemporada podés llegar a hacer 16 kilómetros. Sin embargo, como nosotras hacemos velocidad, después los kilómetros no son tantos. Por día, quizás, hacemos entre 8 o 10, pero de velocidad pura. Y trabajamos los 500 y 200 metros a full, al cien por ciento.
Fuiste una de las becadas en la FIESTA DEL DEPORTE 2018, ¿cómo fue esa experiencia?
Fue justo el día de mi cumpleaños, el 19 de diciembre. Fue una noche relinda, la verdad es que no me lo esperaba. Yo estaba en otra cosa, mirando todo sin prestar tanta atención, cuando de repente dijeron mi nombre. No sabía qué hacer. Sin dudas, 2018 fue mi mejor año, en todos los sentidos.
¿Cuál es tu sueño?
Sin dudas, mi sueño es estar en una olimpiada. Tokio está muy cerca, pero sé que si me pongo bien este año y el otro, puedo apuntar a 2024. Ese es el sueño, primero la experiencia y, después, la medalla. A veces lo sueño por las noches. Y bueno, mientras tanto y por lo pronto, apuntar al Mundial Junior y sumar experiencia. Pero las Olimpiadas serían algo increíble. Uno de mis entrenadores me dijo hace tres años que yo tenía todo para estar en la selección y que dependía de mi cabeza. Hoy, que estoy en la selección, siempre me lo recuerda.
En busca de un bote nuevo
De cara al futuro, otra de las metas de Sofía en busca de llegar a los primeros planos nacionales e internacionales tiene que ver con el bote con el que compite.
“Lo tengo hace ya dos o tres años. Y por el tema de la fibra y el peso, las competencias para las que me estoy preparando demandan un bote nuevo”, explicó a EL DEPORTIVO Del Valle, acompañada de Laura, su madre, quien busca apoyo junto a la adolescente en esa empresa.
No se trata de una tarea fácil. Sucede que la embarcación que requiere Sofía y que le permitiría mejorar su rendimiento tiene un costo elevado.
“Estamos hablando de un precio que oscila entre los 170 y 200 mil pesos. No es fácil para cualquiera juntar esa suma”, especificó la deportista.
Es por ello que junto a sus allegados iniciaron tiempo atrás la búsqueda de sponsors que permitan cubrir esos y otros gastos. “Estamos buscando apoyo deportivo que nos pueda dar lo que necesitamos para poder mejorar, porque de acá hacia adelante tengo objetivos que, sin ese bote, se hacen muy difíciles”, sintetizó.
El mejor regalo de cumpleaños
Una nueva edición de la FIESTA DEL DEPORTE del diario PRIMERA EDICIÓN se desarrolló el pasado miércoles 19 de diciembre de 2018 en el Centro de Convenciones y Eventos de Posadas.
Allí, una de las protagonistas fue Sofía, quien se llevó primero la estatuilla en la terna de canotaje, y luego una de las becas de fomento y apoyo al deporte que se entregaron.
La adolescente recibió 50 mil pesos por parte de la firma Mamprin y Scevola, como merecido aporte a lo que se viene durante 2019.