En el suelo existen diversos microorganismos cuya capacidad son para aumentar las sustancias nutritivas disponibles y producir compuestos que contribuyen a conservar la salud de las plantas.
Los suelos sin actividad microbiana son prácticamente inertes, hoy en día el manejo apropiado de la relación que hay entre los microorganismos, las plantas y el suelo se ha convertido en una alternativa muy prometedora para generar sistemas de producción más sostenibles y menos contaminantes.
Entre ellos destaca la actividad que tienen los macro y microorganismos del suelo en la transformación, flujo y disponibilidad de los nutrimentos, donde las bacterias PGPR o rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal, y los hongos micorrizógenos arbusculares (HMA) son fundamentales para hacer que crezcan más las plantas y que toleren mejor el ataque de diversos agentes patógenos.
Debido a esto, investigadores analizan el desarrollo y los beneficios de los microorganismos en la agricultura, para reemplazar el uso de los insumos químicos.
De esa manera, apareció en Argentina la empresa Índigo, startup que nació en Estados Unidos hace un par de años. Con técnicas modernas, la empresa busca identificar aquellas bacterias y hongos que naturalmente le hacen bien a las plantas, apuntando a su incorporación por vía endófita (dentro del vegetal) para fortalecer determinadas características en situaciones de cultivo.
El líder del programa a campo de Índigo en Argentina, Fernando García Frugoni, se encarga de evaluar si la tecnología es fructífera en el lote y bajo los escenarios actuales. Según comentó el agrónomo a Bichos de Campo, la empresa ya pudo identificar 70 mil microorganismos potencialmente útiles para las plantas bajo cultivo.
Al mismo tiempo remarcó que la compañía apunta a buscar organismos con características antiestrés, para que las plantas soporten mejor la sequía o las temperaturas extremas. En ese rubro figuran las líneas que la empresa ha lanzado al mercado hasta ahora.
Además planean aportar a las plantas características nutritivas, con mejor aprovechamiento de nutrientes, y de defensa ante plagas y enfermedades.
Desde Índigo informaron que, de acuerdo a sus resultados, las hectáreas bajo cultivo con semilla tratada con microorganismos se han multiplicado por diez en apenas un año.
En la campaña pasada se sembraron 10 mil hectáreas con soja tratada y esta temporada se llegó a 100 mil hectáreas, sumando diferentes cultivos, que incluyen hasta el algodón.
El sistema de la empresa se basa en no tener un precio de mercado para sus productos. Tampoco venden la semilla. Su intervención es en el momento del tratamiento de las semillas que cada productor quiera sembrar en su zona, como en una cura contra hongos de suelo.
En cada lote se siembra un 90% de semilla tratada con los procesos de la empresa pero se mantiene el 10% sin tratar, para determinar el resultado y realizar la comparación.
Sobre los resultados en general, García Frugoni manifestó que hoy evalúan una mejora en el 75% de los casos tratados, con respuestas en incremento de rindes que pueden ir de 3% a 5%. A futuro apuntan a obtener una respuesta similar en el 90% de los casos.
Avance de los bioinsumos
El uso de bioinsumos tiene un futuro promisorio dentro de una agricultura moderna que enfrenta la encrucijada de seguir o abandonar su alta dependencia a los productos químicos, ya sea por factores como la aparición de resistencia natural, los costos o la presión de los ambientalistas.
Es por ello que los productos biológicos y más amigables con el medio ambiente están siendo vistos con interés hasta por las grandes empresas productoras de agroquímicos, que compran empresas biológicas o incorporan productos con tal característica en su portafolio.