Tal como publicó ayer PRIMERA EDICIÓN, los delincuentes se hicieron pasar por empleados del Correo Argentino para ganarse la confianza de la dueña de casa, de 63 años. Acto seguido ingresaron y, tras agredirla físicamente, la maniataron y se alzaron con los ahorros de la mujer: 150 mil pesos y joyas por un valor aún no precisado.
Además del ardid que montaron para poder actuar rápidamente y sin forzar accesos, la gavilla planificó hasta el último detalle.
Se cree que tras el hecho huyeron en distintas direcciones y, si utilizaron un vehículo, lo dejaron alejado de las cámaras de seguridad.
En la zona hay dos y ninguna habría captado detalles de relevancia. Es decir que aprovecharon los “puntos ciegos” para evitar quedar registrados en filmaciones.
El sábado a las 9.30 llamaron a la puerta de la propietaria del lugar, quien se gana la vida mediante alquileres de departamentos. A esa hora se hallaba de visita su hermana, de 58 años. Cuando fue a atender, dos sujetos -uno de ellos una mujer- le manifestaron que eran de la mencionada empresa postal.
No había por qué dudar, teniendo en cuenta que -tal como contó la damnificada- vestían uniformes similares a los del Correo Argentino.
Por si fuera poco, otro detalle hizo que la confianza aumentara en la dueña de casa: los “carteros” traían una encomienda con el nombre de su hija escrito como destinataria.
Lo que siguió fue una brutal secuencia. Apenas redujeron a las hermanas, se sumaron tres personas más, integrantes de la misma banda. Las dos víctimas fueron maniatadas, y la propietaria del lugar fue golpeada en distintas partes del cuerpo para “exigirle la entrega de dólares”.
Un detalle no menor es que actuaron a cara descubierta, con total impunidad.
Para tener una idea de lo informados que estaban los ladrones, se supo que mientras algunos revisaban hasta el último rincón de la casa, otros comenzaron a remover la tierra de las macetas, donde finalmente hallaron enterrados fajos de dinero, hasta totalizar los 150 mil pesos en efectivo. Se apoderaron de un alhajero con joyas de oro, cadenitas y anillos.
La denunciante, ya recuperada en el hospital de los golpes en el rostro, habría contado a los investigadores que los autores del hecho portaban armas de fuego tipo revólver. Los ladrones utilizaron precintos para inmovilizar a las víctimas.
En las últimas horas surgió otra pista que puede ser relevante: los hombres tenían acento brasileño y la mujer, tonada colombiana.
Acerca de los avances de la pesquisa, se supo que en las últimas horas se sumaron muchos testimonios de vecinos de la zona dando cuenta de la presencia, días atrás, de desconocidos frecuentando el barrio. Esto afianza la teoría de que los malvivientes hicieron inteligencia previa antes del hecho.
Por otra parte, ayer se sumó a sus pares de la UR II Oberá que busca a la peligrosa banda una comisión de la Dirección de Investigaciones y Delitos Complejos de Posadas.