¡Hola queridos amigos! Hemos venido hablando de las demostraciones científicas del efecto del ADN sobre la materia y, a su vez, de las emociones sobre éste.
Si recordamos que las palabras son las que llevan al plano material nuestra esencia que son nuestros pensamientos y sentimientos, podemos entender su poder sobre el ADN, y antes de introducirnos a su aplicación para lograr el “milagro” de la curación por la palabra, haré una leve síntesis de algunos descubrimientos científicos que avalan su poder.
Los antiguos alfabetos como el sánscrito, el arameo y el hebreo, son fuentes de poder en sí mismos. Los investigadores Winter, Wolf y Suárez analizaron las vibraciones del lenguaje hebreo con un espectrograma y descubrieron que los pictogramas que representan los símbolos del alfabeto hebreo, se correspondían con la figura que conforma la longitud de onda del sonido de cada palabra.
Es decir que la forma de cada letra era la exacta figura que formaba dicha longitud de onda al ser vocalizada.
Comprobaron también que las 22 letras que conforman este alfabeto son nombres propios usados para designar diferentes estados o estructuras de una única energía cósmica sagrada.
Las letras de los antiguos alfabetos son formas estructuradas de energía vibracional que proyectan fuerzas propias de la estructura geométrica de la creación.
El ser humano potencia este poder con su intención, convirtiéndolo en responsable de los procesos creacionales o destructivo de la vida.
Investigadores occidentales estudian la parte del ADN que se utiliza para construir proteínas que sólo constituye el 10% de él y desechan el 90% restante considerándolo ADN chatarra.
Sin embargo, lingüistas y genetistas rusos exploraron ese 90% y descubrieron que el ADN no sólo es responsable de la construcción del cuerpo, sino que además es un gran almacén de información y se comunica a toda escala biológica.
Los primeros comprobaron que los alcalinos del ADN siguen una gramática regular con reglas fijas, tal como nuestros idiomas, por lo que concluyeron que los lenguajes humanos no aparecieron coincidentemente, sino que son un reflejo de nuestro ADN.
Dentro de los segundos, el biofísico y biólogo molecular Pjotr Garjajev dijo que el ADN funciona como una biblioteca que en lugar de archivar libros, sólo guarda el alfabeto y cuando uno solicita información, el alfabeto la reúne y nos la pone a nuestra disposición, aclarando que la verdadera “biblioteca” estaría fuera de nuestros cuerpos en algún lugar desconocido del Cosmos y que nuestro ADN estaría en comunicación permanente con este reservorio universal de conocimiento.
Dijo también que los cromosomas funcionan como computadoras holográficas usando la radiación láser del ADN. Esto significa que uno simplemente puede usar palabras para influir sobre el ADN o reprogramarlo.
Petrov Grabovoi, autor de la trilogía de libros: La creación del mundo, tiene un centro llamado Noosfera en Moscú, donde enseñan y aplican técnicas neuro informacionales que se basan principalmente en la repetición de un código numérico específico a la persona y por la persona que necesite, ya sea para eliminar un tumor, regenerar un órgano extirpado, etc.
Si faltara un riñón por ejemplo, dan un impulso de luz con la conciencia al área de los cromosomas responsables de ese órgano, este impulso de luz da inicio a la vitalidad en el proceso del ADN que pasa a controlar primero a nivel espiritual de una forma virtual, o sea que forma un holograma del órgano faltante que posteriormente se llenará de células que se ordenarán con la repetición de un código específico, en este caso del riñón sería el 1358, el cual se repite número por número, o sea: 1-3-5-8, 1-3-5-8…..
Lógicamente que mi explicación es muy rudimentaria y es sólo para darles un pantallazo para que, aquel que esté interesado o necesite, sepa que puede encontrar toda la información en Internet.
Colabora
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
EscritoraTambién en FB.
Escuela de Pensamiento